XXXII

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—¿Mami?

—Shh, no hables —susurró, sacándolo de la cama.

—¿Qué pasa?

—Silencio, Toby.

Le colocó sobre su pijama un abrigo, y luego lo tomó de la mano, saliendo ambos de la habitación. Derek la estaba esperando en el pasillo, igual de confundido que su hermano.

—Vamos, rápido —les dijo caminando hacia las escaleras.

Los niños la bajaron casi corriendo, y al momento de llegar a la puerta de entrada, Ileana se volteó por un momento, con temor.

Abrió la puerta, y corrió con los niños a afuera, hasta el auto donde estaba la niñera de los pequeños.

—Mamá ¿Qué pasa? ¿A dónde vamos? —le preguntó con temor Derek.

—Mariela, no importa lo que escuches, él no puede entrar en tu mente, no te detengas por nada en el mundo, por nada ¿Lo oyes? —le pidió en un tono desesperado, mientras le abrochaba el cinturón de seguridad a ambos niños en el asiento trasero.

—¿M-Mamá? —balbuceó Tobias con temor, al borde de las lágrimas.

Ileana los observó a ambos, y los abrazó rápidamente, depositando un beso en sus frentes, y en la de Elías que estaba durmiendo.

—Los amo, sé que no fui la mejor madre que ustedes merecían, pero son mi vida. Derek, te voy a pedir algo muy egoísta, pero necesario. Cuida de tus hermanos ¿De acuerdo? Ayuda a Mariela, y guíala hasta la casa de tu hermano Kyle. Sé que puedes hacerlo, yo creo en tí. Los tres son perfectos, y pase lo que pase, jamás vuelvan con su padre. Mariela, arranca ya.

—Mamá no, no puedes-

Cerró la puerta, y el auto se puso en marcha, acelerando para salir de la residencia, fue entonces que Adrián salió de la casa, aturdido al ver que sus hijos se iban.

—¿Qué crees que haces? ¡¿Qué tan estúpida puedes ser, Ileana?!

—N-No dejaré que dañes a los niños ¡A mis hijos, Adrián!

—Maldita perra imbécil —masculló tomándola del cuello, apretándolo con fuerza—. ¿Crees que yo no puedo rastrearlos? ¿Qué no puedo controlar sus mentes si se me da la gana? ¡¿Te piensas que con esto los has salvado! ¡Al contrario! —le gritó, apretando tan fuerte, que la castaña había comenzado a perder el conocimiento—. Gracias a ti los haré pasar por las peores situaciones posibles para que evolucionen como los seres perfectos que son.

La soltó e Ilrana cayó al suelo. Observó el cuerpo de la joven madre y chasqueó la lengua. No le importaba, habían miles de humanas para elegir para traer más niños al mundo, igual o más hermosas que ella.

Observó el camino por donde el auto se había ido y apretó los puños. Debía recuperar a esos tres niños.

***

Observó la carretera, con la vista perdida en ningún lugar. Había dejado de sentir a su madre hacía unas horas... Seguramente él la había asesinado. Tobias era muy pequeño para sentirlo, y ni hablar de Elías, que sólo era un bebé.

Ahora entendía porque su madre les había dicho que no regresaran jamás con él, porqué los había despertado en medio de la madrugada, y porqué había actuado tan extraña y nerviosa la noche anterior.

Incluso el porqué los había acostado a dormir tan temprano.

En el auto habían tres bolsos con ropa para ellos, y víveres. Ileana no sabía que tan lejos estaba ese tal Kyle, es por eso que había armado el escape en dos días, con todo lo necesario para los niños.

Incluso le había pagado una suma importante de dinero a su niñera, para que sacara a los niños de allí.

Derek cerró los ojos por un momento, sintiéndose cansado. Sus dos hermanos menores estaban durmiendo también.

"¡Derek! Regresa ahora mismo con tus hermanos aquí. Tú realmente no quieres hacerme enojar."

Abrió los ojos y observó aturdido a su alrededor. Ese había sido su padre.

"Si los amas, regresarás aquí cuánto antes conmigo, o juro que cuando los encuentre, terminarán todos como la maldita puta de su madre."

Sus ojos se cristalizaron al escuchar aquello, que confirmaba que su mamá había muerto.

"No sé que mierda planearon con ella ¡Pero jamás podrán huir de mí! ¡Lo sabes muy bien! Y si no los encuentro yo, los encontrarán ellos, los mismos que me crearon a mi, y te juro que eso será mucho peor."

Apretó los dientes y le negó el acceso de su mente a su padre.

—Señora Mariela, tome la ruta treinta y siete y no se detenga por nada, hasta que yo se lo diga.

—Joven Derek, el combustible-

—Lo estoy controlando también, ya he calculado el tiempo para la próxima estación de servicio, usted sólo conduzca. Si necesita en algún momento dormir, me lo notifica.

Él se haría cargo de su mente mientras ella durmiera. Después de todo, sólo necesitaba su cuerpo para pasar desapercibidos, no era necesario que ella estuviera consciente.

Observó a Tobias dormir, y lo tapó cuidadosamente con una manta que había encontrado en los asientos, comprobando también que Elías estuviera bien.

Cumpliría la última voluntad de su madre, salvaría a sus hermanos y encontraría a Kyle.

...

Derek sólo tiene cuatro años 🥺

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