III

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—¿Cómo que murieron? ¡No pudieron haber muerto las seis!

—Las seis tuvieron un infarto masivo de miocardio al ingresar a las instalaciones. Es como... Si los embriones lo hubiesen provocado.

—Es imposible, aún no tienen consciencia de su propia existencia —pronunció el director.

—No, él no la tenía, pero quizás sus embriones sí. O fue por pura sobrevivencia que le provocaron a sus portadoras un infarto, al sentir que su existencia estaba en riesgo.

—No puede existir tal "sentido" cuando sólo tenían diecisiete días de concepción. Es imposible.

—Son teorías, en este momento comenzaremos con la autopsia de los cuerpos.

—Ahora me interesa más la que huyó. ¿Qué saben de ella? —le inquirió a otro de sus hombres que estaba allí.

—Nada hasta el momento. Se deshizo de su celular, que es con el cual la estábamos rastreando. No volvió a comunicarse con su familia, y la última vez que lograron captarla en una cámara de seguridad, fue comprando en un pequeño almacén.

—¿Qué compró?

—Una botella de agua.

—¿Agua? ¿Es importante para nosotros eso? —le preguntó al científico de la sala.

—El embrión sabe que puede pasar la humana algunos días sin comer, pero no sin agua. Él especialmente necesita agua para su desarrollo.

—Sigan buscándola, no sabemos si engendró más criaturas con otras humanas, ni donde mierda puede ser que esté, pero hasta el momento, ella es la única que sigue gestando.

***

Observó las noticias, desde la televisión que estaba en la habitación, y frunció el ceño, con rabia.

¿Un atentado? Sólo los humanos imbéciles podrían creer semejante estupidez. ¿Por qué ocurriría un atentando en una residencia universitaria sin interés racial o político?

Sabía que eran ellos, que lo único que querían era a su descendencia, y a esta altura, todas las hembras humanas estarían muertas.

Cerró los ojos por un momento, con la esperanza de encontrar aunque sea a una viva, y al momentos de abrirlos, observó una calle frente a él.

Sí, estaba viendo a través de los ojos de una de ellas, había una viva. Ahora, sólo tenía que controlar su mente un poco, para poder estar consciente en su cuerpo y conocer el estado de su cría.

El cuerpo de Rose caminó sin consciencia alguna por la calle, con la mirada perdida, hasta llegar hasta la vidriera de una tienda. Se observó en el reflejo del vidrio, y llevó una de sus manos a su vientre.

"Con que la primera, bien, alguien ha logrado sobrevivir. Escucha, eres el único en este momento que sigue con vida, debes mantenerte de este modo. Lleva a tu portadora a un lugar seguro, debes proteger tu existencia ante todo. La hembra humana necesita alimentos, nutrientes, o tú no te desarrollarás. Si sigues consumiendo su cuerpo por dentro, ella morirá antes de que tú llegues a término. Busquen un lugar seguro, y cuando lo encuentres, comunícate conmigo, te ayudaré con él."

Salió de la mente de Rose y volvió su consciencia a su cuerpo, observando nuevamente las noticias. Estaban buscando a Rose, la estaban dando como desaparecida.

Gruñó molesto y se puso de pie. Tendría que buscar a la humana para asegurarse de que su cría naciera, porque sola no podría defenderse y en cualquier momento la encontrarían.

***

—¿Te encuentras bien? —pronunció una muchacha preocupada, al ver que Rose se caía al suelo luego de perder el equilibrio.

—C-Creo que me bajó la presión —murmuró.

—Iré por algo dulce, ya regreso —le dijo luego de ayudarla a sentarse, e irse a comprar a una tienda algo para ella.

Rose se llevó una mano a los ojos, sintiendo que la luz le molestaba a la vista.

La muchacha regresó unos minutos después con un refresco y un paquete de galletas.

—Bebe un poco, el azúcar te ayudará.

—G-Gracias.

—¿Cómo te llamas?

—Ros- Romina —se corrigió rápidamente—. Me llamo Romina.

No podía confiar en nadie, debía irse cuánto antes de allí.

...

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