XLIX

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"—¡Padre! Parece que finalmente te he encontrado. ¿Quién diría que sería tan fácil? Pensé que-

—¿Quién carajos eres tú? —preguntó Kyle, interrumpiendo la conexión de Jonathan con Adrián.

—¿Qué? —rio—. Yo debería preguntarte eso ¿Quién mierda eres tú, carajito? Oh ¡Espera! No respondas, ahora lo entiendo, él está jugando al padre contigo. Quien lo diría... El hijo de puta si se hizo cargo de sus hijos.

—No lo volveré a repetir ¿Quién eres? ¿Y por qué estás buscando a Adrián?

—¿Adrián? ¿Ese es el nombre que escogió nuestro padre? Que patético —rio divertido.

—¡Te dije que respondieras!

Jonathan se tomó de la cabeza, dejando de conducir cuando escuchó en su mente un chillido que lo aturdió, tan fuerte y agudo, que lo hizo perder la conexión.

—¿Qué demonios es esto? —gruñó deteniendo el auto, apretando sus dientes.

—Te lo diré una última vez, dime quién carajos eres y porqué estás buscando a Adrián —gruñó la voz gruesa de un hombre.

Abrió los ojos y se encontró en un espacio negro, y delante de él había un muchacho de su misma edad, con las mismas características físicas.

—¿Dónde estamos? ¿Cómo es que puedes crear esto dentro de mi mente? —pronunció sorprendido, antes de sonreír—. Cómo sea, mi nombre es Jonathan, soy el hijo del tal "Adrián", y por lo que veo, tú eres también hijo de él. Será muy bueno conocernos, hermanito, esa habilidad aún no la tengo —sonrió, pasándose la lengua por los labios.

Kyle lo observó con el ceño fruncido, y apretó los puños, haciendo que Jonathan se arrodillara, tomándose de la cabeza nuevamente.

—¡Deja de hace eso en mi mente! —masculló de rabia.

—Tú asesinaste a nuestros hermanos. ¿verdad?

Jonathan levantó la cabeza y abrió los ojos con algo de dificultad, sonriendo.

—No sólo los maté, sino también que me los comí —rio—. Y estaban deliciosos."

—¿Q-Qué? ¿Cómo que se los comió? —pronunció aturdida Rose, sin poder creerlo.

Adrián observó a Kyle serio... Preocupado.

—¿Por qué los comió? ¿Te lo dijo?

—No, pero al momento de entrar a su mente pude verlo. Al comer su sangre, aumentaba sus habilidades. Incluso él actualmente luce como un adulto, un tipo de unos veinte años.

—¿Qué? Eso es imposible, no puede lucir como un adulto. Él debe tener tu edad máximo.

—Creció gracias a la sangre que se comió, logró que se cuerpo se regenere y crezca de forma acelerada gracias a eso.

—Papi —pronunció Ariadna con temor, abrazándose a su progenitor.

—Esto es un problema, no sé que tanto sabrá al respecto de sus habilidades —masculló Adrián con rabia, abrazando a Ariadna a él.

Kyle lo observó con sorna, arqueando una ceja.

—¿Pero esto no es lo que querías? ¿Este no sería tu hijo perfecto? No tiene empatía, piedad, no siente nada, y le encanta asesinar. Ha matado a más de veinte niños inocentes, asesinó a su madre, una tal Karen, y está dispuesto a matar a todo el que se le cruce por enfrente.

—No es lo que yo buscaba, mocoso idiota. Yo quería un hijo capaz de ser mi mano derecha, de construir juntos una nueva civilización, y exterminar a los humanos, no a los suyos.

Kyle rodó los ojos y miró a su madre.

—Creo que tú y Ariadna deberían irse. Él no puede sentirla a ella, ni sabe que existe, mientras no estén con nosotros, estarán seguras.

—Llévense a Elías, él es humano —acotó Adrián—. Yo me quedaré aquí con los demás.

Rose miró a los niños, y sus ojos se cristalizaron.

—N-No puedo dejarlos, Toby tiene tres años, él no-

—A él lo puede sentir ¿Qué parte de que sólo Ariadna y Elías son invisibles para él no entiendes? —le inquirió molesto Adrián.

—Es lo mejor para ustedes, mamá. Y deben irse cuánto antes de aquí —le aseguró Kyle.

—¿Pero qué es lo que quiere? Tal vez si hablan, puedan hacerlo entrar en razón.

—Rose, asesinó a su madre ¿Qué quieres hablar? ¿Qué crees que lo haría cambiar de opinión? ¡Nada! Ya toma al bebé y a Ariadna, y váyanse —masculló Adrián—. Vete con tu madre, ya no hay tiempo.

—P-Pero no quiero irme, papi, no quiero dejarlos solos.

Adrián tomó a la niña del rostro con una de sus manos, para que lo mirara atentamente.

—¿Recuerdas por qué yo te cree?

—S-Sí.

—Bueno, ese hijo de puta querrá usarte para eso. Y no le importará que tú seas una niña, de seguro querrá someterte a lo mismo que él hizo para poder crecer. ¿Quieres eso, Ariadna? ¿Quieres comerte a tus hermanos?

—No —sollozó.

—Entonces vete con tu madre.

—No quiero que nada malo les pase, papi —lloró angustiada.

—Estaremos bien, cuando todo acabe, iremos con ustedes.

—¿Lo prometes?

—Sí.

—Te amo —le dijo sollozando, tomándolo del rostro.

Adrián la miró, y le secó las lágrimas, antes de darle una caricia en el cabello.

—Recuerda que eres lo más valioso que tengo, mi más hermosa creación.

Asintió con la cabeza y se abrazó a él por última vez... No quería perder a su papá y hermanos.

...

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