NV: 12

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—No, ella se queda conmigo —pronunció serio.

—¿Disculpa? Mi hermana no tiene ningún tipo de relación contigo —le dijo Kyle frunciendo el ceño, al ver que el rubio tomaba de la muñeca a Ariadna, cuando la joven estaba por irse con él.

Sirio miró a Ariadna y la muchachita se estremeció.

—D-Debo irme, mis p-padres me están esperando, lo siento.

—Prometiste que ibas a ayudarme.

—¿Qué? ¿Recuerdas eso? —le inquirió confundida, sin poder dejar de ver sus ojos grises.

—Recuerda lo que le conviene, vamos Ariadna, tengo cosas que hacer antes de seguir perdiendo el tiempo aquí —pronunció ya con molestia Kyle.

Sirio desvió la mirada hacia él y antes de que el castaño pudiese decir algo, cayó inconsciente al suelo, asustando a Ariadna.

—¡¿Kyle?! ¿Qué te ocurre? Suéltame, por favor, debo ver qué ocurre con él —expresó en un tono desesperado, al ver que Sirio no la soltaba.

—Siento una conexión muy grande contigo, no miento al decir que no te recuerdo, ni recuerdo nada de aquí, mucho menos quién soy, pero en mi interior, sé que sólo tú puedes ayudarme.

—De acuerdo, te ayudaré, no sé cómo, pero ahora necesito ver a mi hermano, por favor, suéltame.

Miró a Kyle nuevamente, molesto.

—No.

—Sirio, suéltame, debo verlo.

—No me agrada que se siente dueño de ti.

—¿Qué? Claro que no, no es así, pero él se preocupa por mí, siempre ha sido así, y no te conoce, es entendible que no quiera que esté a solas contigo.

—Si te libero ¿Te quedarás conmigo?

—D-Debo volver con mis padres, ya te lo dije, pero te ayudaré a recordar, lo prometo.

Su otra mano la apoyó sobre el rostro de Ariadna, antes de tomarla de las mejillas, sobresaltandola.

—No recuerdo haber sentido esto antes, y no sé cómo descifrarlo, pero no me gusta lo que siento ahora mismo.

—¿Q-Qué sientes?

—Me molesta que él tenga tanto poder sobre tí, quiero que me escojas a mí, no a él. Quédate conmigo.

—Sirio, es mi hermano.

Frunció el ceño y Ariadna esta vez se estremeció, pero por temor.

—Me estás asustando, no me gusta eso.

Apretó la mandíbula al escuchar aquello, y desapareció frente a Ariadna, dejando un halo de luz que duró unos segundos, aturdiendo a la rubia.

¿Qué acababa de presenciar?

—Ariadna.

Al escuchar la voz de Kyle, rápidamente se dirigió a él, ayudándolo a ponerse de pie.

—¿Estás bien?

—Sí, sólo me duele un poco la cabeza —pronunció bajo—. ¿A donde se fue? No sé que fue lo que hizo, pero ese hijo de puta provocó... Qué me desactivara o algo así.

—N-No lo sé, él simplemente... Desapareció —pronunció preocupada.

Desde que lo había visto, esta era la primera vez que lo veía molesto, él siempre se había mostrado muy amable y sonriente.

***

Estaba juntando algunas flores por el extenso campo que tenía la estancia de Áaron, cuando a lo lejos vio a una mujer acercarse a ella. Extrañada, Laila dejó la canasta donde tenía varias florecitas, y limpió sus manos con el delantal que llevaba en su cintura.

¿Quién era esa mujer? Era la primera vez que la veía. Era muy alta, casi igual que Áaron, y eso que él media como dos metros. Tenía el cabello largo hasta la cintura, ondulado y de un color rojizo.

Y al tenerla a pocos metros de distancia, más aún quedó asombrada, pero por su belleza. Era una mujer hermosísima.

—Hola humana ¿Cual es tu nombre? —le inquirió al estar frente a ella, en un tono calmo de voz, pero que de todos modos, estremeció por completo a Laila.

—L-Laila, es un placer conocerla, señorita —pronunció temerosa, bajando la cabeza—. De seguro está buscando a Áaron ¿Verdad?

—Laila —repitió antes de tomarla del rostro y levantarlo, para poder mirarla a los ojos—. Eres especial, puedo sentirlo.

—¿Q-Qué?

—Ya veo que no por nada me guiaron hasta a ti —sonrió—. Necesito que me ayudes, Laila.

—¿Cómo? —preguntó sintiéndose confundida, sin poder apartar su mirada de los ojos verdes de aquella mujer de aspecto imponente.

—Tú me ayudarás a venir a la Tierra —sonrió antes de tocarle el vientre con su mano libre.

—¿Qué?

Y antes de poder preguntar algo más, se sintió mareada, comenzando a sentir como todo empezaba a oscurecerse a su alrededor.

—¡Laila!

Escuchó la voz de Áaron a lo lejos, y cerró los ojos, sabiendo qué estaría bien, él estaba cerca.

—¿Qué tienes? Laila —pronunció preocupado, llegando a ella y tomándola en brazos—. Te llevaré a casa.

¿Le habría bajado la presión? ¿Se habría golpeado con algo? ¿Le habría picado algún insecto o animal? No entendía porqué de la nada se había desmayado.

Él estaba saliendo de la casa, cuando vio a la castaña caer sobre el césped, corriendo de inmediato hacia ella.

La llevó hasta un sofá y la acostó con cuidado, revisando primero sus pies, tobillos y piernas. No había ni mordeduras ni picaduras, no había sido a causa de ninguna alimaña.

La tomó del rostro suavemente y le acarició la mejilla, escuchándola jadear bajo.

—Ey, despierta —pronunció bajo—. ¿Qué te ocurrió?

—Áaron.

—Sí.

Laila abrió los ojos y lo observó, confundida. ¿Por qué estaba en la sala de la casa? Ella estaba juntando flores.

—¿Estás bien? ¿Tuviste un mareo? Te desmayaste.

—Quizás, por eso me duele un poco la cabeza.

Áaron suspiró y asintió con la cabeza, sintiéndose más aliviado de verla bien, y saber que lo estaba. Sólo había sido un susto. Laila lo observó y sonrió suavemente. Él... Él causaba en ella sentimientos extraños.

—Áaron.

—¿Qué ocurre? ¿ Te sientes mareada nuevamente?

Se sentó con cuidado, y ante la atenta mirada del rubio, se animó a inclinarse hacia él, cerrando los ojos, uniendo sus labios tímidamente. Áaron abrió los ojos sorprendido, sin poder creer lo que estaba ocurriendo.

Y había deseado tanto poder hacer aquello durante esos meses, que la tomó del rostro con ambas manos y la besó, instándola a separar los labios.

Ella era la mujer que amaba, sentimientos que sus sueños, o premoniciones, le habían hecho sentir mucho antes de conocerla en persona.

Y ahora que la estaba besando, que la tenía entre sus brazos, sabía que los sentimientos eran reales.

...

Comienzo a creer que debería hacer un nuevo libro para esta parte 🤔

Nueva Especie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora