LVIII

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—Que idiota eres, no importa si eres hombre humano o no, ¡igual de idiota eres de todos modos!

—Que exagerada eres, ya lo hemos hecho antes. Además, sólo es sexo —pronunció rodando los ojos—. No te estoy proponiendo nada que no puedas hacer o que pueda herirte.

—No sé que me pasó realmente aquella anoche, pero yo no tengo sexo casual, Adrián —le dijo seria.

—Claro... —murmuró poniéndose de pie, dándole la espalda para entrar a la casa nuevamente—. No sé que harás tú, pero yo me voy a acostar.

—Sí, yo también, es muy tarde y mañana debo llevar a los niños a clases —suspiró.

—No entiendo porqué siguen fingiendo ser humanos, ellos no necesitan asistir a clases.

—Son niño, Adrián. Kyle actúa como una persona mayor, pero tus demás hijos son niños. Y a Ari le encanta estar con sus compañeros y maestras, y mientras se pueda, los seguiré llevando.

—Y los otros tres son más humanos que ella, así que para ellos sería normal estar mezclados con humanos.

—Ya te dije que dejes de hablar de esa forma de los niños —le advirtió—. Detesto con todo mi ser que siempre los estés haciendo sentir menos.

—Ay Rose, eres tan tonta —murmuró despreocupado, entrando a la casa—. A veces hasta me cuestiono porqué me tienes que gustar tanto.

—Tú ni sabes lo que quieres, sólo estás aburrido —le dijo detrás de él, cerrando la puerta.

—Sé muy bien lo que quiero, tener una noche de placer contigo, con buen sexo, pero tú te niegas. Aburrida.

—Imbécil —masculló saliendo de la cocina.

¿Qué le pasaba a esa rubia? No le había dicho nada malo. Cada día más loca y tonta.

***

—Áaron, estos últimos días te he notado un tanto distraído. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué ocupa tu mente?

—Llevo noches intentando soñarla, y no lo consigo. Es como si ella hubiese desaparecido completamente.

—Oh, ya veo, sigues con la mujer que ves en tus sueños —pronunció Jaden—. Si tanto te perturba, puedo bloquear tus sueños.

—Tú no lo entiendes, yo no quiero bloquear el soñarla, necesito hacerlo, tengo que saber quién es, como se llama.

—Áaron, estás siendo irracional al obsesionarte con el sueño de una mujer. Es tu propia mente quien se en capricha con volver a verla, y por eso la sueñas.

—Como sea, Jaden. La verdad siento que ya postergamos mucho el final de los humanos, y hay demasiados aún. Me gasta energía tener que "sanarlos", ¿Hasta cuándo seguires jugando a esto?

—Paciencia, tú hermano mayor se negará a crecer rápido, y no podemos atacarlo y secuestrarlo, ya que está con tu padre. Tendrás que esperar.

—¿Qué tendré que esperar? ¿A qué esté en edad reproductiva? Para eso faltan años —pronunció molesto.

—No hay apuro alguno tampoco, Áaron. Para nosotros el tiempo es lo de menos —sonrió—. Además tú, estás próximo a ser adorado y aclamado, cuando la próxima pandemia los diezme.

—Que esta vez se mueren más, ya me tienen harto. Asco me da tener que tocarlos y escucharlos.

Salió de la oficina de Jaden y se dispuso a regresar a su casa. Realmente no tenía ganas de ver a nadie, ni estar en presencia de nadie. Hoy era su día libre, no tendría que fingir ser un salvador, y lo pasaría en su cama.

Debía encontrar la forma de volver a soñarla, descubrir su nombre, su identidad.

Se negaba a creer que fuera un simple sueño.

***

"Sonrió, mientras tomaba entre sus manos una pequeña mariposa, y la ayudaba a posarse sobre una flor amarilla. Era tan extraño encontrarse con uno de esos insectos, que hasta se los consideraba de la suerte.

Levantó la cabeza al ver que alguien se paraba delante de ella y abrió los ojos sorprendida, incrédula de estar viendo a ese hombre allí.

Rápidamente se puso de pie y bajó la cabeza, apenada.

—S-Señor Áaron, que bueno verlo por nuestro distrito, los ciudadanos estarán muy felices de verlo aquí hoy.

—Lo imagino, sólo pasaba para ver cómo se encontraban, si necesitaban algo.

—Estamos muy bien, señor, gracias a ustedes que vela por el bienestar de todos nosotros —sonrió mirando hacia abajo, en señal de respeto... Y sumisión—. Las personas jamás fueron tan felices.

—Mírame.

La joven castaña levantó tímidamente su cabeza y lo observó con sus grandes ojos azules, apenada. Él tenía unos ojos verdes tan bonitos, pero... Había algo extraño en su mirada.

—¿Cuál es tu nombre?

—¿M-Mi nombre, s-señor? —preguntó sorprendida, cambiando por una sensación de temor rápidamente.

¿Había hecho algo mal?

—Sí, ¿Cuál es?

—Laila —pronunció bajo.

La observó fijo a los ojos, y al intentar entrar a su mente, se encontró con una especie de bloqueo, que se lo impidió completamente.

—Señor ¿Hay algún problema?

—Laila ¿Quién es tu familia?"

Abrió los ojos en ese momento y se llevó una mano a la cabeza, sintiendo un dolor agudo en la misma. Laila, ese era su nombre, finalmente lo sabía.

Pero ¿De quién era hija? No era humana, y tampoco como ellos, ya que ella presentaba una especie de protección, pero diferente a la suya.

Tal vez ni siquiera era consciente de ello.

...

A nada de terminar ❤️

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