XLIII

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—¿Por qué nosotros no podemos pasar con mamá?

—Porque tu padre va a manipular las mentes de los médicos para acelerar la atención de mamá —le explicó serio Kyle—. De ese modo, empezarán cuánto antes con la terapia.

—¿Cómo hará eso papá? —le preguntó curiosa.

—No lo sé, el dijo que nosotros sólo podíamos manipular la mente del humano que llevara nuestras células, pero los médicos obviamente no las tienen. Quizás no fue completamente sincero, lo cual no sería una sorpresa viniendo de él.

Ariadna observó curiosa el consultorio dónde sus padres estaban, e intentó llegar a la mente de su papá, para saber lo que estaba pasando.

Pero fue imposible, él tenía el acceso bloqueado.

—No, no podrás hacerlo —le dijo Kyle—. Ha bloqueado incluso la mente de mamá... Ellos no quieren que sepamos que está pasando ahí adentro.

***

Adrián observó a Rose, que estaba con la mirada perdida en ningún lugar, luego de escuchar su diagnóstico. Sus ojos estaban cristalizados, y estaba apretando sus dedos en el borde de la camilla, dónde estaba sentada.

—Rose.

—N-No sé cómo voy a decírselo a los niños —susurró angustiada, con la voz entrecortada, intentando no llorar.

—No vas a morir, yo te juré que no lo permitiría —pronunció tomándola de una de sus manos, para que lo mirara—. Cree en mí.

Lo miró, y comenzó en llorar en silencio, apretando los dientes.

—Adrián... Tengo tumores en la columna, en la rodilla y cadera izquierda, en el hombro derecho, en-

—No me importa lo que hayan dicho los humanos, tú no vas a morir.

—Dijeron un mes ¿No lo entiendes? —le inquirió llorando, antes de cubrirse el rostro con una de sus manos—. D-Dios mío, los niños son tan pequeños, no quería irme aún, no quería dejarlos así.

La observó sintiéndose impotente, sin saber cómo reconocer lo que estaba sintiendo en ese momento por Rose. Sólo sabía que le causaba rabia que ella no creyera en sus palabras.

—Escúchame bien, Rose. Si tengo que entrar en tu cuerpo y hacer que tus células me obedezcan, lo haré. Tú no te vas a morir —pronunció con rabia, tomándola del rostro para que lo mirara.

—¿Pero que dices? Estás diciendo estupideces ya. Sólo escúchate, Adrián —sollozó—. Yo necesito que me prometas que cuidarás a los niños, a nuestros hijos, por favor. Quiero irme sabiendo que no quedarán solos.

La miró con rabia, apretando los dientes.

—Será mejor que duermas, porque cómo estás, es imposible hablar contigo.

—Te estoy-

—Que te duermas —gruñó.

La joven madre cayó en ese momento sobre la camilla, inconsciente, siendo acostada con cuidado por él. Se quitó la campera, y la tapó, antes de salir hacia la sala de espera, dónde estaban sus dos hijos, sentados en un banco.

—¿Cómo está mi mami, papi? —le inquirió preocupada Ariadna—. ¿El doctor dijo que se curaría?

Miró a esa pequeña rubia de ojos azules inocentes, y asintió levemente con la cabeza.

—Sí, dijo que se curaría, pero ella ahora necesita descansar mucho, porque se siente muy débil. Su cuerpo debe ganar fuerza, y para eso necesita comer bien y descansar.

—¿Cuándo podremos pasar a verla? —le inquirió Kyle.

—Cuando se despierte.

—¿Por qué no puedo acceder a su mente? —pronunció frunciendo el ceño, observando con desconfianza a su progenitor.

—Porque Rose me pidió que la protegiera, ella no quiere preocuparlos. ¿Comieron algo? Llevan seis horas aquí sentados. Vamos, ví un buffet cerca de aquí.

***

—¿Y los niños?

—No quisieron volver a la casa, así que están durmiendo en el auto.

—Les van a doler los músculos —pronunció bajo, preocupada.

—Ellos quisieron quedarse, abre la boca —le dijo acercándole el tenedor con comida a los labios.

Rose hizo lo que él prácticamente le exigió, y masticó lentamente... Le dolía tanto la mandíbula inferior al moverla.

—¿Quieres quedarte aún aquí? ¿O prefieres ir a casa?

—Quiero ir a casa, los niños creerán tu mentira si estoy allí.

—No es una mentira, tú vas a sanarte —pronunció molesto, acercando nuevamente el tenedor—. Mañana comenzaremos con mi terapia.

—¿Y en qué va a consistir? —le preguntó masticando lentamente.

—Mi organismo se recupera fácilmente en el agua. Tengo la teoría de que si te hago una transfusión de mi sangre, mis células en tu cuerpo reaccionarán del mismo modo.

—O terminen de matarme, Adrián. Mi sistema inmunológico está tan debilitado, que las verán como cuerpos extraños, y las atacarán.

—Son indetectables para el organismo humano, es por eso que podrán trabajar atacando las células cancerígenas, sin que tu sistema inmunológico intervenga.

—Suena alentador, pero no sé si mi cuerpo lo resista.

—Lo hará —le dijo tomando la gelatina que estaba en un potecito, para abrirla—. Son experimentos que ya habían probado en el laboratorio donde fui creado.

—¿Quién te asegura entonces que no hayan más como tú?

Le dió una cucharada de gelatina, y luego levemente negó con la cabeza.

—Nadie... Hasta es probable que tenga más hijos de la edad Kyle. De seguro los hijos de las mujeres de la residencia dónde tú vivías, los tienen ellos ahora.

...

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