II. 6. Noche de un día largo

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Petra se sienta al lado mío. Me trae un vaso de agua que yo tomo de un trago. Me trae otro, que tomo más lentamente pero igual termino pronto. Me trae un tercer vaso.

Los sirve de una botella. El agua corriente en Vicio es venenosa, dice. Hay que invertir en agua mineral, el agua es un negocio mejor que el oro y la criptomoneda en estas latitudes, según ella.

–No te quise hacer mal. Mucho menos faltarte el respeto –dice, cuando ya hizo su esfuerzo por romper el hielo.

–Bueno –le digo.

–Me pareció que era la única manera de ponerte a funcionar.

–Sí, entiendo. Gracias.

–No seas así. Yo no te quería lastimar. Quería que llegaras acá y pudieras pasar una noche en paz. Protegida y abrigada.

–Protegido y abrigado. No soy una chica, ya te lo dije.

–Que la pudieras pasar como vos quieras, eso es lo que digo. Chica o chico es igual. Es como vos quieras. Una noche abrigado y a otra cosa. Vos sabés que una noche, mientras la vamos viviendo, es toda la vida. Mañana nadie sabe qué le espera.

–Yo sí sé qué me espera.

–¿Qué te espera?

–Me espera ir a Chacharramendi.

Ella se ríe. Sabe que no pude hacer ni 100 metros solo, entonces ¿cómo voy a llegar a otra ciudad?

–Parece un buen plan. Interesante. Pero recién dijiste que no sos una chica. Me quedé pensando en eso. Entiendo que no sos de género femenino, eso querés decir. Pero por tu cadera y tu torso a mí me parece...

–Y a lo mejor por lo que anduviste tocando, zorra –le dice Wanda con una sonrisa rara, que yo no le conocía.

–Lo que pasa... –empiezo.

–Entiendo que sos un varón trans, ¿es eso?

Yo no conozco la expresión y me quedo muda. Quieto. O digamos inmóvil.

–¿Trans-sex...?

–No, no –vuelve a cortarme–. Alguien que tiene cuerpo de mujer pero es varón.

–¿Y quién dice si es varón o mujer?

–La persona. O sea, vos.

–Yo no me considero un varón trans.

–A ver, vamos de a poco. ¿Sos no binario?

Me parece que me quiere encasillar, y eso es lo que no quiero.

–Binario y no binario son categorías binarias, ¿no? Yo no me siento varón ni mujer, puede ser, pero tampoco me siento binario o no binario.

–Tenemos un original –dice Wanda, y aunque es la segunda vez que se burla de mí estoy seguro de que me cae mejor ella que Petra–, alguien que se niega a que la sociedad le ponga un chaleco de fuerza a su género.

–Me gustaría que a nadie le importe lo que soy o no soy y me dejen un poco tranquila.

–Dijiste TRANQUILA, como si fueras mujer –dijo Petra.

Creo que Petra me me da una sensación muy fea, y desde que empecé el viaje nadie me cayó así de mal. Ni la Flor. Ni Ricky cuando casi la asesina. Ni Kubrick cuando me drogó. Nadie. Creo que es una mala señal, aunque tampoco es que mi intuición esté tan afilada.

–Soy un montón de cosas, no me pongas más etiquetas.

***

Wanda y Petra se miran entre sí. Dudan por un segundo. Max también las mira, pero a él no lo mira nadie. Un poco está afuera del grupo, como si fuera la mascota.

–A eso yo lo llamo caos –dice Wanda–, pero me gusta. Ahora andá sacándote la ropa. Te invitamos a bañarte.

Yo pienso que será una broma.

–¿Que me saque acá la ropa me decís?

–La ducha está ahí, ¿la ves?. No hay un ambiente separado para la ducha.

Dice la verdad. La ducha es un cubículo de vidrio transparente, adosado a la pared, visible desde los tres costados. Y así como la ducha está abierta a todas las miradas, parece que tampoco hay lugares privados para sacarse la ropa, o en realidad, aunque los hubiera, ¿qué sentido tendrían si después una viene sin nada a bañarse? Y sin embargo:

–Yo necesito intimidad –les digo.

–Bueno, acá no hay.

–Entonces prefiero no bañarme.

–En ese caso ni sueñes que vas a dormir con nosotras –dice Petra.

Ahí me pongo colorada. Me suena como que me pongo "colorada" más que "colorado", y la sensación me gusta, porque desde que me tuve que plantar frente a Petra y contradecirla un poco recuperé ese partícula de mí que es muy real y que es bastante mujer.

Eso no quita que en la calle me gusta que me tomen por varón, o que me ofenda que me digan "señorita" en vez de "muchacho".

Y me pongo colorado porque las palabras de Petra suenan como una insinuación, aunque esté diciendo que no va a suceder. Que vamos a ir juntas a la cama, que vamos a dormir juntas, que eso sí va a pasar si me baño. Con los nervios me pongo a mirar a Max.

Él es un poco más joven, tendrá 14 años, y está nervioso a la par mía o a lo mejor más. Pero tiene una mueca pícara que no me disgusta. Me pregunto si sabrá cosas que yo ignoro.

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