83. Ganando amistades

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 —Buenos días —saludó Klair de la que entraba a la celda de Tenai, pero esta solo le respondió con un gruñido cansado— ¿No has dormido bien?

 —Estoy en una celda en la que hasta el suelo brilla, ¿cómo esperas que duerma? —se quejó la sombramante— ¡Dadme al menos un antifaz o algo!

 —Me gustaría hacer algo para que estuvieses más cómoda, pero entenderás que, como prisionera tampoco puedo darte muchos lujos —respondió Klair mientras daba una bandeja a Tenai con el desayuno.

 —¿Y por esa razón me traes comida tan buena?

 —Bueno, eso es más bien cosa de Lord Emón.

 —Que majo. Solo le faltaba traerme la comida él mismo.

 —Es curioso.

 —¿El qué?

 —A pesar de tu situación, tienes energía para soltar ese tipo de ocurrencias.

 —Meh. Lo único que me queda en esta celda es mi belleza y mi ingenio innatos, así que al menos aprovecharé el ingenio para entretenerme.

 —No es mal planteamiento. Aun así, sí que es posible que Emón algún día venga a traerte la comida.

 —¿Qué?

 —De vez en cuando, viene. Me imagino que tenga interés en verte, puede que hasta intente convencerte de que te unas a los Ojos.

 —¿Por qué me iba a unir?

 —A Emón le interesan las habilidades de los sombramantes, y no serías la primera que le sirve. Además...

 —¡Me importa un comino lo que mi tía haga en los Ojos! Aun así, si Emón va a venir, ¡que venga! Tengo una lección que darle...

 Klair se rio ligeramente por lo bajo.

 —¿De qué te ríes? —preguntó Tenai.

 —Me temo que no serías capaz de hacer mucho contra él.

 —¿Y qué? Se la tengo jurada. Él es el responsable de la muerte de toda mi familia. ¿Eso lo sabías?

 Klair no respondió y el silencio se apoderó de la habitación. Un silencio, que Tenai quiso romper.

 —¿Cómo es?

 —¿Quién?

 —Emón. Eres un poco corto, ¿no?

 —Ah. Es... alto.

 —Increíble, veo que eres un maestro de la retórica.

 —Es que no sé qué podría decirte de él. Tampoco es que debiera darte todos los detalles de su vida.

 —Pues dame los detalles de la tuya.

 —¿Qué? ¿Por qué quieres saber nada de mí?

 —Eres la única persona que me visita. ¡Tendré que saber algo de ti!

 Klair dudó por un momento.

 —Venga, cuéntame —continuó Tenai—. ¿Qué pasó entre Shura y tú?

 El chico abrió la boca, sorprendido, antes de recuperar su compostura.

 —No... No sé de qué me hablas. Hicimos algunas misiones juntos antes de que desertase, eso es todo.

 —Venga, no me lo trago. Solo os he visto a los dos juntos una vez, pero en los ojos de Shura vi un odio sin igual. No hacía falta ser ulemo para notar que te desprecia con cada fibra de su ser.

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