Esdria

22. Escamas

 Shura señaló el mapa.

 -Si seguimos hacia el norte, nos encontraremos con este valle. Por lo que he oído, no es especialmente difícil de atravesar y nos llevará directamente a Admirit, y desde ahí podemos dirigirnos hacia Druen, que está cerca de la frontera de Agdenor.

 -Espera un momento -dijo Tenai.

 -¿Ocurre algo? -preguntó Sver.

 -Sí, yo ya he viajado una vez cerca del valle ese. Dicen que hay demonios en él y que nadie que entra sale con vida.

 -Mira, Tenai. Si estás intentando asustar a Sver, no tiene gracia -soltó Shura.

 -No, lo digo en serio.

 La psíquica se rio.

 -No, eso es imposible. De haber un demonio, las tropas de Lord Emón ya lo habrían capturado.

 -Pero, ¿y si no han sido capaces? -preguntó Sver.

 -Entonces Emón en persona habría ido -dijo Shura con tranquilidad.

 -¿Y si justo viene cuando estamos ahí?

 -Honestamente, preferiría no verlo.

 -Espera, ¿no tenéis los mandjetitas siempre ganas de ver a vuestro queridísimo dios? - preguntó Tenai.

 Shura no habló inmediatamente.

 -¿De verdad querrías estar cerca del ser más poderoso del mundo mientras lucha? - respondió finalmente.

 -Sería interesante -dijo simplemente la sombramante.

 -Créeme, no. Ahora, vamos. Quiero llegar lo más pronto posible a Druen.

 Shura se adelantó y Sver y Tenai la siguieron mientras charlaban tranquilamente. 

 No tardaron demasiado en llegar al valle. Era una escena tranquila. Hacía un buen día, el cielo estaba despejado, había varios árboles que embellecían el paisaje y el río transcurría tranquilamente al lado del grupo.

 Las horas pasaron tranquilamente.

 -Oye, enanito -dijo Tenai cuando llegó el atardecer-. Ahora que lo pienso, la princesita siempre te está salvando, ¿no?

 -¿A qué te refieres? -preguntó Sver.

 -A ver, cuando os conocisteis, ella venció al oficial ese, luego te salvó de tu otra amiga...

 -Ya no somos amigos.

 -Luego te salvó del tipo ese que secuestró a Lars.

 -A ti también te salvó.

 -Luego del príncipe de Oronus.

 -No pude vérmelo venir.

 -Además también del demonio en la mansión.

 -Fue trabajo en equipo, ella solo dio el golpe final.

 -Y luego salvó tu comida de Lars.

 -¿Qué? -preguntó Sver.

 -¿Qué? -preguntó Shura.

 -¡Nada! -saltó rápidamente la sombramante.

 -Vale... La cuestión es que simplemente ha sido así como han ocurrido las cosas -explicó Sver-. Si hubiesen sido ligeramente diferentes, podrían haberse invertido los roles. Además...

 El joven no pudo terminar su frase. De entre unos arbustos saltó una figura femenina, recubierta de escamas, y se lanzó sobre el ulemo, tirándole al suelo.