Tirié había dormido con una mala postura esa noche y se levantó con dolor de cuello. Se vistió y salió de su habitación. Luego, se dirigió al despacho de Klair.
—Adelante —dijo el joven cuando la ulema llamó a la puerta.
Tirié entró y le saludo. Él llevaba puesta la capucha, como siempre.
—Buenos días —respondió el chico—. Por cierto, ya cambiaron la silla de tu escritorio, ahora deberías estar más cómoda.
—Gracias, Klair.
—Luego bajaremos a la celda de Krada, ¿vale?
Tirié se acordó de golpe. Ese día tocaba entrenamiento ulemo con su viejo maestro. Ya había entrenado varias veces con Krada, pero siempre lograba fastidiarla. Solía entrenar con él una o dos veces por semana, pero se había olvidado ese día.
—Vale —dijo intentando ocultar su fastidio.
—No te hace mucha ilusión, ¿verdad? —Klair ya había hablado lo suficiente con Tirié como para percibir cuando algo no le gustaba, por mucho que lo ocultase.
—La verdad es que no.
—Tranquila. No estaremos mucho.
—¿Por?
—Porque luego iremos a Mandjet. Un amigo quiere conocerte.
—¿No tenemos que hacer cosas aquí?
—Mi amigo... No te preocupes por eso, anda.
—Vale —dijo Tirié un poco confusa.
—¡Mal! ¡Vuelve a intentarlo! —exigió Krada desde su celda.
Tirié intentó calmarse, pero los constantes gritos del ulemo la estresaban.
—¡Vamos! —dijo Krada— Ya sabes que, si dejas que tus sentimientos fluyan, no podrás llegar a usar bien el orbe.
—¡Lo estoy intentando!
—Los orbes de Ulema son herramientas que son influenciadas principalmente por las emociones de su portador. ¿Cuántas veces tengo que recordártelo? Aunque, bueno, una cobarde indecisa y traidora como tú jamás podrá llegar a entenderlo de verdad.
—¿Qué?
—Eres una cobarde e indecisa. No puedes controlarte a ti misma, ¿cómo pretendes controlar tus emociones? Tienes demasiado miedo por todo. Por eso me traicionaste.
—¿Yo? Perdona, pero aquí el traidor eres tú. ¡Tú querías matar a Lord Emón!
—Eso no quita que seas una miserable cobarde.
Tirié modificó la forma de su orbe de Ulema hasta que pareció una estaca y la lanzó contra Krada, deteniéndola poco antes del impacto.
—Di lo que quieras, maldito viejo. Sin embargo, la que es libre aquí soy yo. ¡Y tú te estás pudriendo entre rejas!
—Puede, pero tú ya estás podrida por dentro. Por esa razón Sver te odia ahora.
Tirié abrió más los ojos y apretó los puños. Su orbe de Ulema, aún en forma de estaca, empezó a emitir una especie de fuego rojo. Sver no la odiaba, ¿no?
—¡No le metas en esto!
—¿Cuál es el problema? Creía que ya no erais amigos. ¿O eres tan débil que no puedes dejarle ir?
Tirié hizo una mueca y salió de la habitación, malhumorada.
Klair, que había observado el entrenamiento en silencio todo ese rato se acercó a Krada.

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Esdria
FantasiHace mucho tiempo, Lord Emón descendió de los cielos para desterrar a los demonios, grotescas criaturas de más allá de este mundo Ahora el mundo de Esdria es mucho más tranquilo y los demonios rara vez se ven Esta es la historia de cinco jóvenes de...