78. Paar

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 Habían pasado ya unos días desde que Shura había despertado y se había recuperado casi al completo, por lo que la joven decidió salir a dar un paseo para aprovechar los últimos rayos del sol de ese día.

 Druen no era una ciudad muy grande, pero tenía cierto encanto, o eso había pensado siempre Shura. En su anterior visita, no pudo detenerse mucho a apreciar la nostálgica belleza de los edificios y del canal. De hecho, el canal era su sección favorita de la ciudad. La joven se paró en un puente que lo atravesaba y se sumió en una serie de recuerdos agridulces.

 Todos sus recuerdos en esa ciudad empezaron a pasar cronológicamente hasta los eventos de su última visita, cuando Sver y Tenai la ayudaron a conseguir una flor para la tumba de Zea. Sver y Tenai... Shura había viajado ya durante bastante tiempo con ellos. Los consideraba buenos amigos y confiaba en ellos. Sin embargo, ¿por qué no podía sincerarse? ¿Por qué no les podía contar todo por mucho que quisiese? ¿Era algún tipo de miedo? ¿Y lo que pasó en Varod? ¡Los dejó solos! ¿Y para qué? Para intentar matar a Yad sin éxito alguno. ¿Estaba loca? ¿Cómo pudo haber sido tan temeraria?

 La joven estaba empezando a frustrarse consigo misma, pero el sonido de un trueno a la distancia logró distraerla. No había ni una sola nube en el cielo. La curiosidad pudo con Shura y buscó el origen del sonido.

 Tras unos segundos, encontró un callejón. Dentro había dos personas. Por un lado, un chico pelirrojo, claramente asustado ante una situación que le quedaba demasiado grande, pero listo para atacar. En sus manos sujetaba una antorcha con una distintiva llama blanca.

 Enfrentándose al joven, había una mujer con un espejo en el brazo a modo de escudo y ataviada con una armadura blanca. Caballería del Trueno, Ojos Blancos.

 De la mano de la mujer salió disparado un rayo que el joven intentó esquivar, pero impactó muy cerca, creando una pequeña explosión que lo tiró. Shura se escondió en una esquina, evitando ser vista.

 Si esa mujer estaba en Druen, era posible que Emón sospechase que estaban ahí. Tenía que ir a avisar a Sver y a Tenai. Pero, el chico pelirrojo... Se las tendría que apañar solo. Shura no podía permitirse el riesgo de ser vista por una Ojos Blancos, aunque ganase. Además, muchas veces los ojos perseguían a criminales, y esa antorcha...

 El joven no tenía tiempo para levantarse, por lo que orientó su antorcha hacia la mujer. El fuego se volvió mucho más potente y una enorme llamarada intentó engullir a la Ojos Blancos, pero esta fue lo suficientemente rápida para esquivarlo. Sin embargo, antes de que pudiese dar el golpe de gracia, una patada la tiró al suelo.

 La mujer rápidamente se recuperó y dirigió una mirada asesina a Shura mientras esta desenfundaba su espada.

 —¿Y tú quién demonios eres? —soltó la mujer con acento norteño.

 Shura llevaba puesta su capa de viaje y su capucha tapaba su distintiva melena y su cara. Quizás eso sería suficiente para que la Ojos Blancos tardase en saber su identidad.

 Sin decir nada, la psíquica se abalanzó contra la mujer. Fue tan rápida que su rival apenas tuvo tiempo de responder y el impacto de Shura logró desequilibrarla. De forma sutil, la joven usó su telequinesis para tropezar a la Ojos Blancos.

 Mientras la mujer caía, Shura con una velocidad impresionante, puso su mano libre en la frente de la mujer y la empujó al suelo. Así, el impacto contra el suelo sería mayor, pero solo era un truco.

 El verdadero objetivo de Shura era tener contacto físico con la mujer para así usar su poder psíquico y dejarla inconsciente, quizás incluso borrar sus recuerdos recientes, todo ello camuflado para que el pelirrojo no sospechase que Shura era una psíquica.

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