Al día siguiente, un sirviente le indicó a Sver que Yad quería reunirse con él. Sin saber muy buen por qué el rey de Varod querría verlo, el joven siguió al sirviente hasta llegar a una sencilla puerta de madera.
—Yad le espera dentro —comentó el sirviente antes de irse.
Sver abrió la puerta y entró en una habitación cuadrada, sin techo y llena de flores alrededor de las paredes. En el centro de la habitación, estaba Yad haciendo unas flexiones.
—¡Hola, Sver! —dijo el hombre mientras se ponía de pie— ¿Tus amigas y tú pudisteis descansar? Bah, ¿a quién quiero engañar? ¡Por supuesto que sí! Solo hace falta ver tu cara, ¡pareces un bebé recién despertado!
—Esto... ¿gracias?
—No se merecen. Es lo menos que puedo hacer por el alumno de mi viejo amigo. Bueno, ¿qué querías decirme?
—¿Cómo? Pero si me dijeron que me habías llamado.
—Ah, es cierto. Perdona, tengo la cabeza puesta en cincuenta cosas. ¿Cómo va tu entrenamiento ulemo?
—Bueno, estoy intentando dominar la manipulación de emociones. Tampoco puedo hacer mucho más, hace mucho que no veo a Krada y no tengo acceso a la biblioteca del templo ulemo.
—Ah, hablando de eso, ¿qué te parece si hoy te llevo al templo de Varod?
—Vaya, eso es una oferta muy generosa, pero tengo que admitir algo.
—¿El qué?
—La verdad es que... no sé dónde está el templo de Ulema. Bueno, no exactamente, en realidad tengo una...
—Nah, no te preocupes, yo sé dónde está.
—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?
—Krada y yo solíamos ir ahí de jóvenes.
—Pero... ¡se supone que la ubicación del templo es secreta!
Yad miró a Sver durante unos segundos con los ojos entrecerrados y luego se puso a reír.
—Eres gracioso, chaval. ¡Krada nos llevaba a los templos cada dos por tres! Bueno, a Eburneo no le llevábamos. En cualquier caso, sí, el maestro de Krada nos echó alguna bronca, pero ni él se lo tomaba demasiado en serio.
—¿Y por qué Krada nos decía que debíamos guardar el secreto?
—Seguramente para que Emón no metiese su maravillosa nariz en los templos. Bueno, eso da igual, ve a prepararte. Y avisa a tus amigas, también deberían venir.
Sver salió del jardín interior con una sensación algo amarga.
Y, otra vez, Shura casi se cae.
—¡Odio esto! ¡Odio esto! —gritaba Tenai desesperadamente.
—¡Venga! ¡Puedes hacerlo mejor! —dijo Yad.
—¡No quiero!
—¡Yad! ¡Coge las riendas! —ordenó Sver.
—¿Estás loco?
—¡Tú eres el loco! —gritó Shura mientras se agarraba de Sver para evitar caerse.
Cuando los tres jóvenes estuvieron preparados para ir al templo ulemo, se reunieron con Yad en una terraza enorme del palacio. Allí el hombre esperaba junto al raltayr en el que todos habían llegado el día anterior a Varod.
Les invitó a subir al animal para poder así viajar hasta el templo, pero cuando fueron a despegar, Yad consideró que la mejor opción para dirigir al raltayr era Tenai, por lo que le cedió las riendas del animal. Al principio, todo pareció ir bien, pero el raltayr se puso nervioso y empezó a volar de forma errática.
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Esdria
FantasyHace mucho tiempo, Lord Emón descendió de los cielos para desterrar a los demonios, grotescas criaturas de más allá de este mundo Ahora el mundo de Esdria es mucho más tranquilo y los demonios rara vez se ven Esta es la historia de cinco jóvenes de...