7. Prisión

8 2 0
                                    


 Tirié observó cómo encerraban a Krada en la prisión. Había acompañado a Eburneo y a sus soldados hasta allí.

 Había un gran bullicio, pero ella simplemente estaba sentada, observando cómo la gente entraba y salía.

 -Jamás pensé que Krada sería un traidor.

 Tirié se giró y vio a Eburneo y a un chico cubierto con una capucha que le oscurecía la cara.

 -De jóvenes, los dos éramos amigos inseparables -continuó Eburneo.

 -¿De verdad? -preguntó Tirié por mera cortesía.

 -En efecto. Sin embargo, nunca me esperé que terminásemos así...

 Ninguno habló durante los siguientes segundos.

 -Tirié, necesito que me respondas a una cosa.

 -¿De qué se trata?

 -Krada enseñaba a dos alumnos. ¿Qué es del otro? No estaba en Uljor.

 -¿Sver? Se había marchado.

 -¿Sabes dónde puede estar?

 -No -dijo Tirié a pesar de que se hacía una posible idea-. De todos modos, no sabe nada que pueda interesaros.

 -Me temo que no puedo correr el riesgo de no interrogarle. Tendré que enviar soldados para que lo busquen. ¿Podrías decirme qué aspecto tiene?

 -Si es necesario encontrarle, yo misma me ofrezco para buscarlo -saltó Tirié-. Vosotros jamás podréis convencerle para que venga hasta aquí. Yo soy su mejor amiga. A mí me hará caso.

 Lo que Tirié temía más en realidad era que pudiesen hacerle daño a Sver. Tenía que avisarle.

 Eburneo sonrió.

 -Está bien. Si necesitas cualquier cosa, háblalo con mi hijo, Klair -dijo finalmente mientras señalaba al joven que había a su lado.


 Tirié observaba por la ventana el paisaje montañoso bajo el cielo estrellado. Le habían dejado una habitación en la prisión que estaba bastante bien decorada. Se quedaría esa noche ahí y al día siguiente iría a buscar a Sver.

 La joven estaba perdida en sus ensoñaciones cuando alguien llamó a la puerta.

 -Adelante -dijo Tirié.

 En la habitación entró el hijo de Eburneo, Klair.

 -Espero no molestar -dijo. Tirié no podía verle la cara, pero por la voz diría que era uno o dos años mayor que ella.

 -No se preocupe. No estaba haciendo nada -respondió la joven, aunque tampoco le apetecía compañía.

 -Mañana vas a buscar al otro alumno de Krada, ¿no?

 -Sí.

 -Bien. Por si acaso, quiero que lleves esto.

 Klair se acercó a Tirié y le dio un pequeño palo con varios símbolos y patrones grabados a lo largo de su superficie.

 -¿Qué es esto?

 -Se trata de un artefacto mágico. Si lo rompes, te teletransportará hasta aquí. Úsalo si corres peligro. Bueno... no quiero decir que eres incapaz de defenderte. Sé que los ulemos sois muy capaces de defenderos. Solo digo que, si la situación se torciese demasiado, lo uses.

 Tirié miró el artefacto. Le sonaba muchísimo.

 -Muchas gracias, señor -dijo la joven.

 -Por favor, tutéame... Bueno, dejaré que descanses. Buenas noches.

 Tirié se despidió de él y Klair se marchó. Un rato después, la joven decidió acostarse.


 -Eburneo la ha dejado ir a buscar a Sver, ¿no es así?

 -Sí.

 -Tal y como lo temía.

 -¿Por qué te preocupa tanto? -preguntó Klair.

 -Porque Eburneo quiere reclutar a Tirié. Está comprobando su fidelidad.

 -¿Qué? ¿Por qué?

 -Klair, ¿no te das cuenta? A pesar de su inexperiencia, estamos hablando de una ulema. La posibilidad de contar con ella es una oportunidad que tu padre no puede dejar pasar. En especial ahora...

 -¿Crees que Tirié cumplirá su misión?

 -No... ¿Le has dado el teletransportador?

 -Sí. Pero, ¿por qué quieres que venga hacia aquí?

 -Es más seguro si le ocurre algo.

 -Eso lo entiendo. Pero, ¿por qué te preocupas tanto por ella cuando te ha traicionado?

 -La pobre estaba asustada, Klair -dijo Krada desde su celda-. Ponte en su situación. Acababa de descubrir que su maestro pretendía traicionar a Mandjet. No es una situación fácil. También fue imprudente por mi parte no guardar el diario.

 -¿Hay algún detalle sobre mí ahí escrito?

 -No te preocupes por ello. Tu posición sigue siendo segura.

 -Bien. Entonces me iré yendo. Volveré mañana aproximadamente a la misma hora.

 -Perfecto. Por cierto, Klair, procura que Sver y Tirié no sufran ningún daño.

 -Tranquilo, Krada. No te fallaré.

EsdriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora