Klair estaba de buen humor. Estaba mirando unos documentos que Tirié le había organizado.
El joven la miró. Estaba concentrada organizando otros documentos. Desde que le enseñó su rostro, Klair se había acostumbrado a trabajar en su despacho sin capucha y Tirié no le daba importancia ninguna.
Él lo agradecía. Sorprendentemente, ese despacho se había vuelto un lugar más cómodo. Por fin, se sentía realmente aceptado por alguien que no fuese Efnu.
Era liberador pasar tiempo con alguien al que no le importaba su aspecto o su condición de híbrido entre humano y demonio. Era como un descanso, un momento en el que bajar la guardia.
La puerta del despacho se abrió de golpe y Klair casi se cae intentando ponerse la capucha.
—¿No te han enseñado a llamar a la puerta? —gritó colérico el chico al ver a la codirectora.
—¡Maestro Klair! ¡Lord Emón está en el balcón!
Cualquier retazo de ira abandonó a Klair. Como si fuese cuestión de vida o muerte, Klair agarró su arco y saltó por encima del escritorio, tirando todos los documentos al suelo en su carrera hacia la puerta.
Tirié se levantó y dirigió la mirada primero a todos los papeles desperdigados por el suelo. Ella no iba a encargarse de eso. Luego miró a la puerta.
Klair y la codirectora se arrodillaron al llegar al balcón.
—Perdone la tardanza. No esperábamos que fuese a venir —dijo Klair.
—No te preocupes, Klair —respondió Emón—. Tampoco avisé que iba a venir. ¿Podrías hacerme un favor? Quiero que reúnas a todos los miembros de los Ojos de la prisión.
El chico asintió y rápidamente se coordinó con la codirectora para traer a todos los miembros de los Ojos Blancos al balcón. Cuando estuvieron ahí, Klair ocupó su lugar como quinto trono y se puso al lado de Emón, observando como el resto de los Ojos se arrodillaban.
En ese momento, Emón estaba mirando el bosque que se extendía más allá de la prisión, dando la espalda a todos; pero cuando habló su voz resonó clara, noble y potente, tanto que hasta Tirié pudo escucharla sin problema mientras ojeaba desde la puerta.
—Perdonad mi intromisión —dijo—. Soy consciente de que tenéis cosas muy importantes que hacer. Sin embargo, tras el incidente del otro día, sospecho que uno de vosotros es un traidor. La única forma de que los demonios escapasen es que alguien rompiese la gema que los contenía.
»Vosotros sois los únicos en esta prisión a parte de Klair que son capaces de acceder a las celdas de la prisión. La perdida de los demonios es un inconveniente menor, pero no me puedo arriesgarme a que Krada escape. Así que me temo que tendré que examinar vuestros recuerdos.
De repente, el silencio de los Ojos fue distinto. El único que parecía tranquilo era Klair.
—No es una medida que me guste —continuó diciendo el dios—, pero el riesgo es demasiado grande. De todos modos, prometo que solo examinaré los recuerdos relacionados. Aún así, si alguien no quiere, lo entenderé, pero tendré que destinarlo a otro sitio.
Sin embargo, antes de que Emón pudiese hacer cualquier cosa, uno de los Ojos Blancos se levantó y de sus manos salió un trueno dirigido al rey, pero Klair disparó una flecha con su arco y, al colisionar con el rayo, hizo que este desapareciese.
El joven se puso frente a Emón y tensó su arco.
—No será necesario, Klair —dijo el dios sin darse la vuelta.
ESTÁS LEYENDO
Esdria
FantasyHace mucho tiempo, Lord Emón descendió de los cielos para desterrar a los demonios, grotescas criaturas de más allá de este mundo Ahora el mundo de Esdria es mucho más tranquilo y los demonios rara vez se ven Esta es la historia de cinco jóvenes de...