1. Leyendas de Oronus

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 De las abrasantes Llamas Blancas y de la Oscuridad más Oscura surgió todo.

 De las ascuas más brillantes nacieron las estrellas y la luna.

 De la sombra más estirada surgió la tierra y el agua.

 Tras su comunión, Fuego y Noche se convirtieron en Ceniza y Día.

 De la Ceniza surge la vida, y de la vida Ceniza.

 Del Día, primer hijo de la Llama Blanca y de la Oscuridad más Oscura, surge el brillo, y del brillo la oscuridad.

 Cuando la tierra y el agua eran jóvenes, la Ceniza dio sus primeros pasos.

 De la joven Ceniza y de la Sombra, no solo animales y plantas nacen, sino que también los hombres y las mujeres, portadores de la chispa que encendió la Llama Blanca. Progresaron, crearon ciudades y nombraron su mundo Esdria.

 Sin embargo, más allá del dulce abrazo de la Noche y más allá de la llameante justicia del Fuego; los demonios, viles criaturas de odio y crueldad, reptan en los lugares más perversos, aguardan el momento ideal para atacar, devorar la Ceniza y extinguir la Noche y el Fuego.

 Los primeros hombres y mujeres sospechaban que ese día nunca llegaría, pero los demonios fueron capaces de cortar el fino manto entre su mundo y el de los humanos.

 Fue así cómo los demonios invadieron este, nuestro hogar, y empezaron a destruirlo.

 Como respuesta, de las Llamas Blancas y la Oscuridad más Oscura, en su última comunión, surgió Emón, que descendió sobre Esdria, expulsando a los demonios, y trajo Día y Ceniza nuevamente al mundo. Tras eso, Emón fundó la nación de Oronus y todas las demás y guio a la humanidad a una nueva época de luz y progreso, gobernando y cuidando el mundo desde su palacio en Mandjet.

 -Fragmento de "Génesis", primer capítulo de "Leyendas de Oronus, tierra de luz", Anónimo.

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