Redacción: S. González.
Historia y personajes: Garrick.
- ¡Somos los cuatro ases!
Diamantina lanzó el micrófono al aire y lo volvió a atrapar, lo que hizo que la gente gritara emocionada. Decenas de personas seguían regresando a la explanada, ahora cautivadas por la vena artística de los D'larte.
Los demás reflectores se apagaron y solo uno iluminó a Pierrot, que comenzó a tocar su flauta, pasando por las notas Si, Fa#, Mi, Re, Fa, Mi, Re, Si. Descendiendo y resaltando las partes graves. En cuanto Francesco tocó la última nota, Fierabrás y Arlequín iniciaron a tocar la batería y la guitarra eléctrica con enorme pasión. Su hermana no se quedó atrás y acompañó la pieza con su violín.- ¡Ey! - gritó Diamantina, moviéndose por todo el escenario, enervando a la turba que saltaba al ritmo de la música.
Navarro y Ramón vieron como Lujuria se abría paso entre la gente, avanzando hacia el escenario, algunas de las personas que empujaba parecían caer de nuevo en su hechizo, pero su atención volvía al instante hacia los cuatro ases. Los novios, ayudándose, siguieron a la calamidad para que no se les escapara.
Diamantina había empezado a cantar y la multitud coreaba la letra con toda su energía.
- ¡Malditos! - despotricó el pecado, empujando a uno de sus anteriores seguidores.
- «¡Ponte en pie, alza el puño y ven a la fiesta pagana, en la hoguera hay de beber!» - coreó la chica enmascarada.
El tigre blanco y el nuevo humano aprovecharon el camino que Lusto abrió entre la gente y, sin pensar en el dolor de sus heridas, se abalanzaron hacia el león, tomándolo por los hombros, pero el pecado demostrando su agilidad una vez más, saltó, se giró en el aire y dio golpes descendentes con ambos puños, alcanzando a la pareja en sus frentes.
Navarro y Ramón cayeron de nuevo al suelo, aturdidos por el impacto, Lusto, molesto, se limitó a alejarse caminando y cuando estuvo frente a la plataforma, los enmascarados se fijaron en él sin dejar de tocar, Arlequín se lucía con el solo de guitarra mientras miraba desafiante al felino, lo cual pareció desbordar el enojo del pecado.
- ¡¿Esto es lo que quieren?! - vociferó, tomando una pose de rock, girando y materializando una guitarra eléctrica de mástil y cuerpo cromado con una calcomanía de un número siete -. ¡Tengamos un duelo!
Arlequín terminó su solo con tal maestría que incluso varios asistentes comenzaron a aplaudir y vitorearle. Lusto rio e hizo un «guitar spin» con su instrumento, lo que ocasionó miradas de asombro entre la gente, sacó una de sus garras e hizo un acorde de Fa rasgueando tres de las seis cuerdas.
Ramón, que se había logrado levantar y ayudaba a su novio, vio, sorprendido, cómo la guitarra del pecado producía un sonido fortísimo aún sin estar conectada a un amplificador. El acorde hizo que la tierra temblara, se abrieran grietas en el suelo y la multitud cayera al suelo.
- ¡Debemos hacer algo! - gritó Arlequín -. ¡Hay que atacar ya!
Lujuria no les dio tiempo, pasó al acorde de Si y rasgueó las cuerdas, los cuatro ases perdieron el equilibrio al tiempo que veían como el escenario se venía abajo, los reflectores cayeron sobre la gente que comenzó a entrar en pánico. La pantalla gigante se desplomó sobre la batería, pero Fierabrás la esquivó de un salto, no obstante, las cuatro torres de truss que se alzaban sobre la plataforma se derrumbaron hacia adentro, ocasionando que los enmascarados quedaran atrapados entre la estructura derruida.
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La balada de los pecadores: Fabula Drakone
Aventura- Damas y caballeros, niños y niñas. Bienvenidos a nuestra humilde función. El día de hoy presentaremos una obra llena de emoción, acción, terror y amor. Ramón Martín, un carismático y efusivo gymbro, ha decidido hacerse amigo del tosco Raúl Navarr...