67 - El ganador

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Redacción, historia y personajes: Garrick. 



— Nuestra pelea final, damas y caballeros. ¡Benito, el abogado, contra el Diablo! — la multitud exclamó de gusto, emocionados por ver a ambos curiosos guerreros enfrentarse. 

Fiero se inclinó adelante, posando sus codos sobre sus piernas y apoyando la nariz sobre sus dedos, la batalla sería un espectáculo único. 

— Debemos buscar la forma de liberar a los presos — consideró Rentería. 

— Quizá podamos sobornar a los guardias — propuso Mauricio. 

Don Mario giró el rostro y vió que Diamantina miraba fijo al enmascarado. 

— ¿Pasa algo?

La chica no respondió, en su lugar, solo observaba atenta. 

— ¡Comiencen! — animó el presentador abandonando la arena. 

El abogado y el enmascarado permanecieron inmóviles, atentos a las acciones del otro. Sin esperar, Benito abrió para si su portafolio, sacó una hoja, una pluma y en pocos segundos, completó un documento. 

— ¡Amparo! — declaró sonriente, sorprendiendo a todos. 

— Comprendo, puedes hacerlo sin necesidad de que yo ataque tu portafolio — razonó el enmascarado.

Benito perdió parte de su sonrisa mientras el documento se elevaba sobre ellos.

— No se permite luchar en anonimato. Debes quitarte tu máscara — retomó el abogado. 

El Diablo soltó una breve risa y pese a estar influenciado por el documento, se quitó la máscara con gusto, dejando a la vista una máscara bajo la máscara.

— Soy Spavento D'larte y es un placer acompañarles esta noche — dicho esto, levantó las manos e hizo una reverencia al público confuso.

Soberbia tomó aire, atento e interesado. 

— ¡Lo sabía! — Diamantina agitó los brazos mientras sus compañeros reconocieron al líder de la troupe. 

— Pero llevas máscara — replicó Benito. 

— Mi máscara es mi identidad, la otra era solo un adorno temporal — blandió —. ¿Podemos continuar?

— Yo me encargaré de exponer tus trucos — declaró el abogado sacando otro documento. 

Sin perder tiempo, Spavento cerró la distancia, sacó algo de su brazalete y tras un destello, se lanzó contra el abogado. El chimpancé, confiado levantó su maletín, esperando ansioso el golpe, cuando todo el cuerpo de su adversario chocó de forma torpe con él, la acción cómica despertó algunas risas de los presentes. 

Adolorido, el abogado se quitó a Spavento de encima y levantándose con prisa, sacó un documento.

— Amparo... — pronunció el primate, confuso. 

— ¿Contra qué? — sonrió Spavento exagerando torpeza antes de levantarse, haciendo reír al público — solo tropecé — pronunció con astucia. 

Del portafolio no salió nada. 

Furioso, Benito sacó un documento, pero de nuevo, Spavento se lanzó contra él, esta vez el chimpancé sujetó con fuerza su maletín y lo ocupó como arma, listo para interceptar cualquier ataque del enmascarado, pero, a ultimo segundo, Spavento tropezó y rodando, golpeó las piernas del abogado, haciéndolo caer de cara a la lona. 

La balada de los pecadores: Fabula DrakoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora