Redacción: Ernesto Esquivel D.
Historia y personajes: Garrick.
Saliendo de la casa de un cliente, Raúl, exhausto, con su mochila en la espalda y su uniforme puesto, decidió caminar, pensando que quizá era buena idea ir al gimnasio a despejar su mente. Su semblante, serio y marcado por una cierta tristeza, era evidente para cualquiera que lo observara mientras recorría las calles.
A punto de llegar al gym, Navarro notó la presencia de Ramón afuera del establecimiento. El tigre se encontraba de pie, cabizbajo y con las manos en los bolsillos del pantalón, esperando. Raúl se detuvo de golpe, recordando con amargura lo sucedido. Haciendo una mueca, decidió dar media vuelta y alejarse.
Las imágenes en su mente, recordando a su «amigo», a quien dio un voto de confianza, siendo preñado por un completo desconocido, seguían presentes, incomodándolo.
Así caminó por un largo rato, dando vueltas y vueltas, sin ganas de llegar a casa. Se alejó hasta llegar a un pequeño parque, en el que había tan solo tres personas; una pareja y un chico paseando a su perro. Comenzó a dar vueltas en el parque, con paso lento, pensativo.
- ¡¿Doc?! - Raúl reconoció la voz y giró, encontrando a don Mario, con una bolsa de supermercado en mano.
El fortachón forzó una sonrisa, intentando evadir y seguir caminando, pero el señor se acercó a él; Raúl sintió la presión de ser educado y saludó.
- ¿Cómo le va? - cuestionó don Mario a un incómodo muchachón, con tono preocupado.
- Todo bien, gracias - respondió Navarro, tajante.
Don Mario comprendía la actitud del hombresote y, angustiado, clavó la mirada en su semblante, meditando sus palabras.
- Ramoncito ya me platicó un poco - expresó el padre del tigre, con sutileza, sorprendiendo a Navarro -. No me dio detalles, pero ayer, mientras el pobre lloraba, dijo que le había hecho mucho daño, doc - explicó, provocando que Raúl bajara la mirada, oprimiendo los dientes - No sé si ese Mauricio tuvo algo que ver, pero esos dos eran uña y mugre antes, y se metían en caaada problema, a veces sin buscarlos, eh - mencionó -. Pese a todo, no tienen malicia y espero que no sea nada serio y puedan arreglarlo.
Raúl, aún con la cabeza baja, se mantuvo mudo, sin saber qué expresar. Un silencio incómodo inundó el momento.
- Entiendo si no quiere decir nada - suspiró el señor, rompiendo el mutismo -. Mi hijo puede ser un poco tonto a veces, ¿sabe? - Raúl hizo un gesto de confirmación - Pero no es mala persona. La verdad es que todo esto de ser agreste le ha pegado duro, y sumándole su desempleo, ¡uy! Imagine nomás. Más le ha afectado - pausó, mientras Raúl pensaba lo que el señor le decía -. Y déjeme le soy sincero, doc. Cuando Ramón estaba muy triste y estaba a punto de tirar la toalla, siempre se acercaba y me decía que le quería seguir echando ganas porque su amigo jamás se había dado por vencido. ¡Siempre, siempre, lo ha tomado como ejemplo, doc!
- ¿A mí? - preguntó Navarro, incrédulo.
- A usted - confirmó -. La mera verdad yo siempre he estado preocupado por las amistades de mi hijo - se sinceró don Mario -. Hay muchos que se han aprovechado de él o solo querían tener sexo y ya, pa' después botarlo - añadió -. Aunque Ramoncito lo negara, él se sentía muy solo, y a partir de ahí, su luz se fue apagando, pero - giró para mirar fijo a Raúl -, desde que usted llegó a su vida, su camino volvió a iluminarse. Ya sonríe más, ya ve de diferente forma la vida, y ahora como agreste me he dado cuenta que aceptó su nuevo físico gracias a usted. Le subió mucho la autoestima.
El fortachón hizo una media sonrisa, aun meditando las palabras de don Mario.
- ¿En qué piensa, doc? - preguntó a Navarro - Mire, no quiero obligarlo a nada si no quiere, pero, ¿le puedo pedir un favor? - el fortachón asintió -. Si es posible... ¿Podría hablar con mi hijo? - Raúl hizo una mueca de incomodidad, suspirando y bajando la mirada - Solo le pido eso, doc. Ya de ahí, sea cual sea su decisión, yo ya no me meteré. Solo que, me atrevo a pedirle eso porque, después de todo lo que ha hecho por mi Ramón Martín, lo considero como parte de la familia.
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La balada de los pecadores: Fabula Drakone
Pertualangan- Damas y caballeros, niños y niñas. Bienvenidos a nuestra humilde función. El día de hoy presentaremos una obra llena de emoción, acción, terror y amor. Ramón Martín, un carismático y efusivo gymbro, ha decidido hacerse amigo del tosco Raúl Navarr...