78 - Un tigre

28 3 11
                                    

Redacción: S. González.

Historia y personajes: Garrick.



— Señora Evangeline, detuvimos a alguien — informó un comando.

Con las manos en alto, Júpiter avanzó hacia la mujer con una sonrisita burlona mientras todos los soldados le apuntaban. El ejercito estaba lejos de la base de Avaricia, pero habían tenido suficiente tiempo para asentarse y controlar la zona. 

— Son unos ineptos — despreció ella —, él es mi guardián — los hombres, avergonzados, bajaron las armas y se pusieron seguir reconociendo el área —. ¿Cuál es la situación?

— El demonio ese me metió a su saco, pero pude escapar — informó el gigante —, por lo que pude averiguar hay una especie de instalación al norte, como un castillo que alberga una legión y trabajadores civiles. 

— ¿Y los demás? — interrogó Evangeline —, ¿Ellos estaban contigo?

— No — mintió el guerrero, indiferente —, no los encontré, pero supongo que el lagarto está con el portador y su grupo. 

La mujer asintió, satisfecha. 

— Atacaremos de inmediato, quiero que tu lideres el frente — le ordenó ella.

— No me sorprende — aceptó Júpiter con sarcasmo. 

El gigante sabía que su vida estaría en riesgo más pronto de lo que esperaba, por lo que, sin más opciones, decidió seguir el juego a su protegida. 

En poco tiempo las tropas estuvieron listas, varios escuadrones armados hasta los dientes avanzaron por las tierras y sembradíos de Avideco cubriendo una zona amplia y dando reportes de cuando en cuando acerca de lo que veían. 

— Alfa uno, informen — habló Evangeline al radio. 

Un poco de interferencia sonó para dar paso a una voz áspera.

— Todo tranquilo, seguiremos avanzando por la izquierda.

— Delta tres, reporten — ordenó la mujer.

— Sin cambios, nos dirigimos a...

La interferencia se intensificó y, fuera de la comunicación por radio, se escucharon gritos que se cortaron de manera abrupta. 

— ¡Delta tres, respondan! — pidió Evangeline, pero nadie habló —, ¡Delta tres! 

— ¡Beta dos aquí, señora! — se escuchó a través del aparato —, ¡Varios de mis hombres desaparecieron, cayeron hacia abajo como si traspasaran el piso! 

La mujer y el gigante corrieron hasta donde habían informado aquello, el líder Alfa los esperaba y señaló el lugar, Evangeline notó algo en el suelo, se agachó y levantó una especie de costal marrón que se hallaba oculto debajo de un montón de hojas y hierba. 

— Es uno de esos sacos — conformó Júpiter —, la legión de Avaricia los está usando como trampas.

— ¡Delta tres reportando, señora! — salió una voz diferente del radio —, ¡Nuestro líder cayó a través del piso, estoy tomando el mando de nuestro escuadrón!

— ¡Alfa uno informando! — comunicó otro comando —. ¡Tengo conocimiento de que los grupos dos, cuatro, cinco y siete perdieron a sus líderes de forma desconocida!

— Demonios — maldijo la mujer por lo bajo, pensó por unos momentos y volvió a ordenar —, Alfa uno, toma el mando de Beta dos y cuatro. Delta tres, encárgate de gestionar al resto, todos tienen las mismas órdenes, seguir adelante. 

La balada de los pecadores: Fabula DrakoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora