— ¿Tienes algún poder? — interrogó Karen.
Acedio se encogió de hombros.
— ¿Habilidades?
— Puedo dormir todo un día entero, quizá dos, pero me cansa.
— ¿Talentos?
— Puedo hacer la almohada más mullida que jamás hayas tocado.
— ¿Vuelas?
El agreste despegó la mirada del celular y miró con burla a la mujer.
— ¿En serio?
Sentada en un elegante escritorio, Karen puso sus manos en su frente.
— ¿Qué clase de calamidad inútil eres? — espetó con hartazgo.
— El mejor sin duda — aseguró el conejo regresando toda la atención a su celular, con la cabeza y orejas colgando del asiento mientras sus patas se balanceaban en el respaldo.
Karen exclamó con frustración, Baxter era un ser complejo, pero demasiado inútil para ella y sus propósitos.
— Señorita Karen, ¿tiene un segundo? — preguntó un científico, acercándose con precaución.
— Pffff, ¿señorita? — Acedio arqueó una ceja antes de soltarse a reír.
— ¡¿Qué diablos quiere?! — respondió la mujer, enojada.
El hombre se encrespó por la respuesta, pero sobreponiéndose, miró hacia atrás y con una seña, cinco investigadores entraron tras él, el equipo de desarrollo e investigación de Karen.
— Hemos conseguido crear un compuesto siguiendo las investigaciones conseguidas del doctor Butoli — uno de los científicos se acercó y con cuidado, dejó sobre el escritorio un vaso de precipitado con un líquido color azul.
Karen al fin enderezó la espalda y miró con interés el compuesto logrado.
— No ha sido sencillo, tuvimos que indagar mucho, investigar por nuestra cuenta e incluso tuvimos...
— Sí, sí, sí, ¿funciona? — interrumpió la mujer a la científica que intentaba explicar.
El equipo se miró entre ellos.
— Creemos que sí.
Pereza levantó la cabeza mostrando un rostro burlón, cosa que Karen notó.
— ¿Creen? — replicó la mujer indignada incomodando a los presentes.
— Bueno, lo que pasa es que, al intentar completar las partes faltantes de la investigación de Butoli, tuvimos que añadir componentes para acércanos al resultado del experimento 1-5, sin embargo, al hacerlo nos dimos cuenta que...
— ¡Concreticen! — Karen golpeó el escritorio con ambas manos.
— El compuesto que creamos es bebible, pero debe reposar... — declaró el jefe del grupo — al menos por tres años.
Pereza soltó una risita mientras veía como el rostro de Karen pasaba por distintos tonos de rojo.
— ¡Despedidos! ¡Todos están despedidos! ¡Bola de inútiles! ¡Quiero resultados ya! ¡Fuera de aquí!
— Pero, señorita...
— ¡Largo!
Los miembros del equipo se miraron entre sí y, a su pesar, abandonaron la oficina, dejando tras de si una pila de documentos y el compuesto en el escritorio de Karen.
La mujer, abrumada, se desplomó sobre su escritorio, cruzó los brazos y dejó caer la cabeza sobre ellos.
Baxter curioso, giró en el sillón, se levantó del suelo con calma y se acercó al recipiente.
— ¿Qué hace esto?
— Se suponía que iba a ser mi pase de entrada para el alto mando — explicó entrelazando sus dedos tras su nuca —, una dosis de eso y podría convertir cualquier humano en agreste.
— ¿En verdad? — el conejo tomó el frasco con el líquido azul entre sus manos — Suena divertido.
— Divertido o no, de nada sirve si no puedo usarlo hasta dentro de...
— Listo.
— ¿Listo?
— Sí, ahora podemos probarlo y ver si funciona.
— ¿Cómo que probarlo...?
Karen levantó la cara y para su asombro el vaso ahora mostraba un líquido color rojo sangre.
— ¿Te paso una cuchara?
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La balada de los pecadores: Fabula Drakone
Aventura- Damas y caballeros, niños y niñas. Bienvenidos a nuestra humilde función. El día de hoy presentaremos una obra llena de emoción, acción, terror y amor. Ramón Martín, un carismático y efusivo gymbro, ha decidido hacerse amigo del tosco Raúl Navarr...