capítulo 61: ¿Qué es este frasco?

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Regresaba de la oscuridad con una sonrisa, mientras tarareaba levemente una canción de cuna, había ido a hacer su trabajo al ir donde los niños y dormirlos con su humo rojo, luego fue a las casas de sus amigos sin querer hacerse notar, pero cuando iba a la casa del can, este sin previó aviso le había sujetado por la espalda lo cual lo alertó al inicio.

- Estaba preocupado! Desapareciste de la nada y te andábamos buscando! No me gusta que hagas eso... -Afirmó inmediatamente el can sin dejar de abrazarle con fuerza. - No quiero que te pase nada, Catnap...

Agregó para luego separarse lentamente y mirarle con preocupación, viendo que el contrario le miraba sonriente y le sacaba levemente su lengua como si se burlara, lo cual lo molestó un poco y sacó su lengua en un intento de devolverle la burla, pero el enojo se fue casi de inmediato al ver que el más bajo se colocaba de puntas acercándose a darle una pequeña lamida a su lengua, para luego entrar a la casa del de pelaje anaranjado, viendo de reojo que se quedaba en la puerta aún procesando pero teniendo su cola moviéndose rápidamente y con sus orejas elevadas con su cuerpo totalmente electrizante.

- (Lo que dijo mi Dios es verdad, mientras haga una sola acción como la de ahora, será suficiente para distraerle lo suficiente) -pensó con malicia aunque manteniendo su sonrisa, caminó hacia las escaleras llegando en pocos segundos a la habitación del can, quien ya había reaccionado al escucharle, subiendo sin dudar luego de cerrar la puerta.

- ¿Donde... Fuiste todo el día? Crafty había dicho que habías ido con ella, pero cuando fui a invitarte a jugar, no estabas -Afirmó acercándose confundido aunque preocupado, viendo que el felino meramente se sacó el chaleco y se acomodó bajo las sabanas de la cama ronroneando levemente- Catnap...

- Me ganó el sueño en un árbol, en el bosque -Respondió restándole importancia, sintiendo que el can se sentaba a su lado.

- Catnap....

- fui donde Craftycorn, tratamos de quedar en buenos términos, ella salió, yo me quedé un rato y luego sali, me fuí a un árbol y me dormí -Volvió a decir con simpleza, mirando de reojo al contrario aún sonriendo.

Pero sintiendo que el can le abrazaba con algo de fuerza, teniendo un escalofrío debido a que sintió el frío pelaje que tenía el felino, así que le abrazó de todas formas mientras los tapaba mejor, dándole uno que otro corto beso en su mejilla y en su hombro, lo cual mantenía algo incómodo al peli morado, pero no mencionó nada. Meramente fue soltando su humo rojo de a poco, pero el aroma a lavanda le avisó al can, quien se levantó un poco y sujetó su mejilla para que le mirase, uniendolos rápidamente a un beso que obligó a detener al felino, mirando algo confundido al contrario, pero aún así correspondió el beso iniciado, hasta que se separaron de a poco.

- Ya te dije que me gusta dormirme por mi cuenta... Así no sólo disfruto lo que queda de este día, sino que de estar también contigo, catnap... -Afirmó un poco serio, pero con un mirar casi suplicante.

Por lo que el felino, levemente sonrojado, meramente asintió y se acercó a darle otro beso tranquilo... Luego se dió la vuelta para apoyarse en su pecho y nuevamente intentar dormir, esta vez sin lanzar de su humo rojo al contrario, pero no pudo evitar de vez en cuando oler el aroma característico del can.

- (Vainilla...) -pensó sin notar que seguía sonrojado, ronroneando de forma inconsciente cuando el más alto comenzó a acariciar su cabeza, lo cual le permitió dormirse más rápido, sin sentir que el can le había colocado una pulsera con cuidado en su muñeca.

Todo iba bien, una noche tranquila con los leves sonidos de los ronroneos del felino, el aroma de lavanda y vainilla en todo el ambiente, ¿qué podía salir mal luego de tan tranquila noche?

Cuando amanecio, el peli morado ya no se encontraba en la habitación, lo cual soltó un suspiro algo deprimido por parte del líder de aquel grupo, pero fue a por su pulsera queriendo probarla, luego de darse una rápida ducha, salió, se colocó su polera habitual y su chaleco en la cintura, seguido por esta vez revisar la pulsera de la mitad de un sol, el cual se iluminaria en caso de que esté cerca del felino, y así sabría si está donde dice supuestamente estar.

Pero el día pasó relativamente lento, y ni una pizca de luz se iluminó en la pulsera del can, quien llegó a pensar que se lo había sacado el contrario, pero un leve destello le calló aquel pensamiento, por lo que sin dudar intentó seguir la dirección de aquella leve conexión de las pulseras.

- Catnap! -siguió llamando yendo por el mismo sector en donde antes le había encontrado, pero no lo vió y cuando intentó buscarlo con la pulsera, esta meramente había dejado de iluminarse, dandole a entender de que se había alejado más de lo que la pulsera podía captar, por lo que suspiro pesado.

Pero al mirar al suelo, logró reconocer el objeto con el que una vez se había tropezado cuando intentó salvar al felino de aquella mano gigante, era un frasco rosado con morado y tonalidades Rojas con dorado, se veía adornado de corazones y formas parecidas, estaba abierta en el suelo, vacía, y no tan lejos, estaba la tapa.

- Mh... Tal vez Bobby sepa, ella es la experta en el amor... Bobby, ha... Tal vez está con ella -Suspiro algo pesado sin darse cuenta, guardando el frasco en sus bolsillos, seguido por correr los sectores más cercanos a ese, rogando encontrar al felino, pero no hubo éxito alguno, y la noche ya se hacia notar en el lugar.

Por lo que otra vez, no tuvo otra opción que ir hacia la casa de la casa de la Osa, rogando obtener aunque sea una pequeña información del frasco.

El minuto que cambia todo (Catnap x DogDay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora