capítulo 59: La historia misteriosa

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Era de mañana, Dogday despertó algo atontado y pensativo lo que había pasado la noche anterior, se sentó sujetándose la cabeza un poco y al mirar alrededor, no podía evitar buscar al felino, sin haber rastro de él por ningún lado.

- Ha... No pudo haber sido un sueño... ¿Verdad? Se sentía tan... Real... Necesito que sea real, y si me rechaza... No importa, al menos quisiera que supiera que lo amo. -Se dijo determinado, sabiendo que le doleria el rechazo, pero al menos quería dejar aquello en claro.

Se fue a bañar de forma rápida, se secó, cepilló el cabello, fue a desayunar mientras se colocaba su chaleco habitual, seguido por colocarse a pensar el como lo haría para poder declararse, sin esperar que al estar listo a salir, abrió la puerta y se tensó cuando justo estaba el felino del otro lado, a punto de tocar la puerta. Cuando quiso saludar levemente sonrojado, sólo sintió que se le había acercado a lamer cerca de sus labios seguido por restregarse en él y seguir de largo caminando luego de pasar toda su cola por el mentón del can, quien solo podía seguirle la mirada cada vez más sonrojado, viendo como se iba a la escalera hacia la habitación.

- (¿Lo que pasó anoche si fue real o de que me estoy perdiendo-?) -no podía evitar pensar Dogday sonrojado y con sorpresa, sin notar la cola que se movía con rapidez.

En cambio el felino, cansado de sus esfuerzos en la noche anterior, fue a dormir a la cama del can, logrando por fin el no escuchar a su Dios, pero al llegar a la cama, todo lo que podía hacer en vez de dormir, era pensar. ¿Por qué no dejaba de pensar? Pensaba sobre el porqué hacía lo que hacía, ¿por qué debía de fingir amar a alguien que no fuera su Dios?, ¿Por qué tenía que ser el líder de las criaturas sonrientes?.... Simplemente solo podía hacerse más de una pregunta ante aquel castigo, aquello de fingir amar a otro le era asqueroso, incómodo, vergonzoso.... Pero algo muy dentro de él no pensaba en eso, lo cual le daba náuseas.

Se levantó corriendo al baño meramente para vomitar ante aquellos pensamientos y sentimientos, gruño agobiado al sentir aquel revoltijo en su cuerpo, levantándose para intentar sacarse el mal sabor de boca, elevando sus orejas al escuchar nuevamente el llamado de su amado Dios, por lo que se secó las manos y la boca, seguido por disponerse a salir por la ventana como últimamente acostumbraba. Iba rápidamente a su sector, pero se detuvo al lograr reconocer a una de las criaturas sonrientes en la entrada.

- No deberias estar aquí -Habló Catnap con neutralidad, comprendiendo el llamado de su amado.

- Catnap- que alivio... Eres tú -Suspiro Bubba aliviado debido a que el ambiente era muy tenso, y que de la nada aparecíera alguien por aquel tan alejado lugar, lo había asustado un momento. - no sabía cómo encontrarte, pero según las pistas que me dejaste, tú-

- Ya no sigas investigando, no es necesario -Afirmó acercándose extendiendo su mano manteniendo su sonrisa habitual, algo tétrica en aquel momento, lo cual obligó al elefante a desconfiar.

- de hecho... El tema es curioso, es como un misterio, ya sabes, la historia que me contaste, fue muy creativa -Afirmó cambiando un poco la situación para luego sonreírle.

- La historia de misterio... -Algo dentro de él quiso creer aquello aunque fuera más que obvio que mentía, por lo que solo sonrió más calmado sin saber el porque seguiría su instinto en vez de su cabeza en aquel momento. - Jeje si, es una buena historia, ¿no crees? Solo intenta no replicarlo, porque el protagonista que se equivocó una vez y... Aquello le costó la vida. Jejej oh- creo que te di un spoiler... Perdón

- No... No te preocupes Catnap jeje -Intentó no mostrarse nervioso, viendo que el contrario se acercaba a él lentamente, lo cual lo mantuvo alerta.

- Quisiera corregir algo de la historia, Bubba -Pidió extendiendo su mano queriendo de vuelta el cuaderno.

- Aun no lo termino, me falta poco, ¿puedo quedarmelo un día más?

- Es sobre el final, no importa si no lo terminaste, Bubba.

- A mi si me interesa, podré ver el cambio y podré decirte si era mejor el anterior o el que cambiaste -Fue retrocediendo al apenas notar que las orejas del felino parecían moverse, cambiando su mirar a uno las tétrico.

Tapándose inmediatamente la boca y la nariz al ver que soltaba del humo rojo, pero la cola del contrario con una fuerza aterradora había logrado sujetarle y empujarle con fuerza, para luego ver serio y alerta que parecía querer ahorcarlo, sin hacerlo realmente aun sin dejar de expulsar su huma rojo.

- Bubba... Amigo mío... Ya hagas que mi confianza se rompa, solo haz lo que digo y devuelveme mis cosas -Pidió con un tono amenazante más que en petición.

- el prototipo fallido 1006, ¿te amenazó? Podemos ayudarte, Catnap, por favor solo... No le escuches... -Intentó pedir lo más calmado que podía, sintiéndose algo mareado, pero inevitablemente se alertó al ver que el contrario obtenía un mirar amenazante mientras cambiaba a una forma más monstruosa.

- Habla con más respeto cuando se trate de nuestro Dios, Bubba -Advirtió malicioso.

- ¿Dios...?

Nada, sin previó avisó ya no veía nada, llegando incluso a despertar el elefante alerta en su casa, en el escritorio, pero al ver su investigación, nada estaba, como si nunca hubiera empezado, miró hacia afuera, apenas habían pasado unas horas, escuchando que golpeaban la puerta, así que algo adormilado aunque tenso fue a abrir.

- ¿Te quedaste leyendo hasta tarde? Me extrañó no verte esta mañana, ¿te encuentras bién? -Preguntó Dogday, quien era acompañado por el felino, quien mantenía aquella habitual y aunque algo tétrica sonrisa.

- Yo... Si... Creo que me pasé ayer con los libros y el café, perdon Dogday -Se disculpó Bubba tratando de mantenerse con calma, logrando notar algo- Ooh, al parecer pudiste darle el regalo a Catnap

- ¡Sip! -Sonreía radiante el sol, presumiendo que tenía una pulsera de Luna en su muñeca, mientras que mostraba con orgullo que el felino tuviera una pulsera de sol. - Al tocarlas brillan✨

Afirmó enérgico, para luego los tres salir conversando un poco sobre que tipo de libros se quedó leyendo, pero el elefante no podía evitar de vez en cuando vigilar al de pelaje morado al notarlo callado, más de lo que ya había Estado hablando, especialmente cuando misteriosamente comenzó a conversar con Craftycorn, y de la nada Catnap desaparecía de la vista de todos.

De la vista de todos, menos de la computadora que tenía Bubba en su vivienda, ampliando su mapa al notar que cierto felino salía del rango del playcare.

- Ayudar a Dogday con las pulseras, valió la pena -Se dijo aliviado al poder ver el punto exacto en donde iba el de pelaje morado, estando extrañado de ver cómo de vez en cuando obtenía una velocidad al moverse que lo mantenía alerta.

El minuto que cambia todo (Catnap x DogDay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora