capítulo 2: Humo rojo

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DogDay por fin había podido tener un poco más de libertad, avisando que siguieran un rato la pijamada y se prepararán luego para dormir, debido a que activarian el humo rojo de las ventilaciones en cualquier momento, por lo que igualmente trató de salir para no perder más tiempo en buscar su pelota.

- ¡Creo que quedó cerca de mi casa, voy corriendo! -afirmó kickinChicken enérgico.

- Mejor yo voy, soy más rápida que este lento -afirmó con orgullo Hoppy.

- ¡Soy más rápido que tú!

- Pues te reto a una carrera.

- ¡Acepto!

- Jaja, quédense, no tengo problema con ir a buscarla yo, volveré rápido, sigan disfrutando la pijamada, recuerden, estén atentos a la hora -afirmó enérgico y decidido el líder, despidiéndose mientras abría la puerta, saliendo casi inmediatamente sin querer otra interrupción.

Suspiro pesado y algo aliviado, no le molestaba que quisieran ayudarlo, o cuando le pedían ayuda, pero habían veces en las que él quisiera tener un 0% de responsabilidades en todo y descansar un poco. Pero sabía que no podía darse aquel lujo por ser el líder de aquel tan amado grupo, por lo que dió una bocanada de aire, y sin rendirse, se dispuso a caminar enérgico hacia el pequeño sector de juegos cerca de la casa de su amigo emplumado, se mantuvo todo el tiempo cerca de los faroles, mirando igualmente el cielo que simulaban la hermosa noche.

Respiro el aire con tranquilidad, hasta que logró llegar al sector, viendo preocupado que estaba todo limpio y ordenado, por lo que se dispuso a buscar por todos lados su pelota, sin poder encontrarla.

- Oh rayos... Veré si alguno de los niños sabe quién lo tiene, llegue tarde, de seguro ya lo subieron al sector de juguetes perdidos -Suspiro algo agobiado, se sentó un poco en el pasto tratando de mantenerse tranquilo.

Pero no pudo evitar oler un aroma que no había sentido, por lo que se puso a olfatear un poco el piso, notando que el olor estaba casi disipandose, le era conocido, de alguna manera aquel olor, pero nunca tuvo la oportunidad de reconocer de quien era, ya que se había convencido de que no era de ningún humano debido a las horas que no concordaban.

- Mh, no creo que el aroma sea de alguno de los recolectores -Se dijo curioso, se quedó un rato de rodillas tratando de seguir el olor, pero le era algo difícil debido a que podía distinguir que de hace rato había pasado.

Deteniendose al notar que el camino seguía por el bosque oscuro y tenebroso que tenían alrededor, lo cual le obligó a tener que retroceder todo lo que avanzó, quedandose sentado cerca de un farol de luz.

- Noo... No creo que esta... Criatura haya ido por ese lugar... Oscuro... Tenebroso... Posiblemente peligroso bosque -Agregaba tenso. - ¡Pero mi nariz nunca me ha fallado!

Se dijo en voz alta para alentarse, se levantó dispuesto a entrar a seguir el camino de olor a lavanda, pero meramente al escuchar que él mismo pisaba algo, casi corriendo se había devuelto al faro de luz.

- Si alguien me viera, se burlaria... -se dijo avergonzado y suspirando pesado, caminando camino a casa, sin poder evitar recordar algo, unos dibujos que había visto de los niños.- el monstruo del bosque prohibido, pfff, es solo una historia, quisieron asustarme y lo lograron

Recordó avergonzado, pero aún así, miró de reojo el bosque, tragando en seco y caminando lentamente.

- Dijeron que una vez vieron ojos mirando a través del bosque, siempre vigila, pero en el día quedaría expuesto, por lo que vigila por las noches -Se dijo para recordar lo que le habían contado los niños. - Una vez, un niño se escapó por las noches para desmentir la leyenda... ¡Pero fue encontrado llorando y con un rasguño profundo en su cara! Afirmó que primero se sintió observado, y luego ¡zas!, ¡El monstruo lo vió y lo atacó!

Se contaba la historia, aunque luego recordó que el supuesto niño lastimado, nunca tuvo una herida en la cara, solo en las rodillas y había sido porque se tropezó por golpearse la cara con una rama, y aquella había sido la supuesta marca del ataque. Recordar aquello, le hizo reír un poco bajo, pero más animado de auto-recordarse que solo había sido eso, una historia inventada por niños.

- Ha... Que niños tan creativos -Se dijo más animado caminando a su casa, pero antes de entrar, le extraño no escuchar ruido en esta, por lo que fue a asomarse a su ventana delantera, logrando ponerse de puntillas y ver a través de la cortina mal cerrada. - Oh ou, llegué tarde, bueno, no importa, igual puedo dormirme por mi cuenta

Se dijo con simpleza y tranquilidad, moviendo su cola curioso del como hacia efecto casi inmediato aquel humo que salía de la ventila. Pero su atención fue inmediatamente dirigida a otra parte al escuchar una reja no tan lejos, elevando levemente sus orejas para poder saber exactamente el lugar de donde lo escuchó.

Se giró levemente mirando a otro lado, se dirigió por la parte trasera de su propia casa, logrando meramente notar una cola morada que se dirigía por unos sectores oscuros.

- ¿Hola? -preguntó confundido de que hubiera alguien afuera a aquellas alturas de la noche.

Aún así, al parecer aquella criatura no le había escuchado, debido a que igualmente se había alejado, por lo que se puso a olfatear un poco el lugar al haber captado un inusual olor a lavanda, notando que era el mismo que había olfateado antes.

Por lo que se dispuso a seguirlo, sin querer adentrarse al bosque oscuro, debido a un miedo algo obvio que sentía a la oscuridad. Aunque eso no evitó que tratara de olerlo al sentirlo más cerca, teniendo un escalofrío que le obligó a alejarse al sentir algo sobarse levemente en su cara, así que por el susto retrocedió de un salto.

Había sido algo extrañamente peludo que rozo su nariz, ¿una cola?, se sobó levemente la nariz al sentir cosquillas, Notando que aquella criatura había hecho algo parecido a él, dar un salto alerta, aún así, DogDay al ver más atento, notó unas pupilas mirando a su dirección. Así que aún trató de limpiarse levemente la nariz.

- jeje, eso... Dió cosquillas -admitió riendo un poco nervioso. - ¿eres nuevo por aquí?

Preguntó con curiosidad al notar que se asomaba un poco, logrando meramente reconocer la cola morada de antes, y un leve brillo de un collar.

- ¡tienes un collar como mio! -Comentó moviendo su cola enérgico mientras mostraba su collar- ¡Soy DogDay! ¿Tu quién eres?

Preguntó nuevamente emocionado, creyendo que puede ser un nuevo amigo, pero el ambiente era algo tenso e incluso escalofriante, viendo con sorpresa como aquel humo rojo aparecía saliendo del bosque.

- ¡Oh no!, ¡No respires o te podrías dormir! -avisó preocupado tapándose la nariz, seguido por acercarse al contrario en la oscuridad, logrando sujetar su brazo en un intento de alejarlo del humo para que pudieran hablar por más tiempo.

Aquello había tensado al contrario, quien ahora estaba a la vista bajo la luz de la Luna, en cambio el can, al apenas verle, no pudo evitar sorprenderse al notar que el humo rojo era tirado por la boca de aquel felino morado.

- ¿Tu eres quién tira el humo rojo? -preguntó inmediatamente mirándole con curiosidad, notando que tenía su pelota en sus manos, tociendo al apenas sentir que se le acercaba tirando directamente el humo en su cara. - ¡e-ey-!, ¡Solo quería...! Conocerte...

No pudo evitar caer desmayado el can, para luego despertar notando que era de día, y estaba en su casa, en el sofá con una manta cubriendole, se miró las manos notando que tenía su pelota en sus manos, parpadeo confundido y procesando aquello.

- ¿ah?, ¿Fue un sueño? -Se preguntó confundido mirando al resto aún dormir plácidamente. - No... No recuerdo haber encontrado la pelota.

El minuto que cambia todo (Catnap x DogDay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora