capítulo 28: sentimiento hermoso pero doloroso

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DogDay había sido el primero en despertar, al principio tenso de pensar que el felino había escapado mientras dormía, pero se quedó tranquilo al apenas notar que lo tenía arriba suyo, acurrucado en su pecho. En respuesta, suspiro más aliviado, sin moverse de su puesto para evitar despertar al de pelaje morado, acariciando con tranquilidad su cabeza, estando tranquilo de nuevamente sentir aquel ronroneo que soltaba el contrario de forma inconsciente.

- (¿Tan mal amigo soy?... ¿Realmente perros y gatos deben odiarse?, pero yo no odio a Catnap... ¿Él me odiará por ser un pésimo amigo?....) -pensaba suspirando pesado y algo agobiado por aquel tema. - (Amigos... ¿Será ese el problema? Bobby me dijo que podía ser más que eso... Pero no entiendo a que se refiere, ¿mejores amigos? , ¿hermanos? No... )

Reaccionó en un momento al sentir que el felino se removía levemente estirandose para luego volver a acomodarse abrazando al que tenía bajo suyo, lo cual había soltado un sonrojo en el can, quien se quedó pensando un poco más acariciando su cabeza.

- ( ¿Amor?.... ¿Será eso lo que no estoy viendo?... No es... Amistad, ni hermandad... Sería la última opción el amor... ¿Sentir amor hacia Catnap? No lo sé... Me agrada, si... Pero nunca e sentido lo que es el amor... No sé cómo diferenciarlo...) -suspiro un poco, levantándose con cuidado sin soltar al felino, no quería soltarlo, pero sentía que no podía quedarse quieto en la cama, lo acomodó para que le abrazara cómo comúnmente, un koala, y luego se dispuso a salir de la habitación y bajar.

Se detuvo solo para preparar el té, siéndole fácil debido a que notó que el que dormía se aferraba solo, así que con facilidad había preparado algo para ambos, hasta que se tuvo que sentar al notar que el felino parecía ir despertando.

- Estaba preparando el desayuno, ¿quieres galletas o un sándwich de atún? -Preguntó al contrario, quien se separó mirándole algo adormilado. - tenias el sueño profundo, sueles despertar por el movimiento a veces jeje

Cuando comentó aquello, vió extrañado que el contrario meramente se levantó y alejó de él, seguido por apuntar la puerta, lo cual confundió al can.

- Si te quedas, podrían regañarte -Habló un poco bajo sin dejar de apuntar la puerta, mirándose de reojo al verse el brazo con vendas.

- Dirán que estaba enfermo, no te preocupes -Sonrió levantándose de la silla para luego disponerse a preparar sándwiches para ambos.

- Ve -Insistió sin dejar de apuntar la puerta.

- Quiero estar contigo -Respondió con simpleza.

- No me necesito que me vigilen

- No es por vigilar, yo-

- Solo... ¡VETE! -el grito enfadado del felino tensó al líder del grupo, quien le miró preocupado, notando que tenía las orejas bajas mientras se mantenía alerta con la cola erizada y un mirar suplicante. - Necesito... Estar solo... Por favor...

Hubo un silencio, para luego el líder dejar el desayuno preparado para el contrario, acercándose a éste abrazandole con fuerza, lo cual tensó y soltó un leve maullido al de pelaje morado.

- si te animas a salir, búscame y avisame, si? -pidió dándole un beso en su frente separándose un poco sujetando sus mejillas. - Iré a por mi chaleco y te dejaré solo... Pero te lo repetiré de nuevo, si quieres salir, búscame, estaré atento y reconoceré tu olor a lavanda

Quiso animarle, abrazandole nuevamente removiendo su cara contra el hombro y cuello del felino, quien sujetó tenso sus brazos, sintiendo un leve ronroneo de éste debido a su acción, para luego separarse y mirarle más animado.

- O incluso puedo reconocer mi propio olor Jejejej -Comentó animado, seguido por separarse e ir a por su chaleco y su collar mientras se ordenaba sus cabellos.

Dejando al felino en el primer piso, sin notar que lo había dejado sonrojado, seguido por despedirse de éste nuevamente dándole un beso pero ahora en su mejilla, y se fué del lugar.

- (¿Por qué... Por qué eres así...? Ni siquiera pudiste irte sin hacer... Lo que hiciste) -pensó Catnap avergonzado yendo a la habitación del can. - (Pareciera que sabes que te amo... Y haces todo esto a propósito... ¿Me enamoraste a propósito? No creo... No lo sé... Lo haces como si... Si realmente no supieras lo que haces o el porqué... Nadie puede ser tan tonto, tan... Inocente y lindo...)

Suspiro agobiado por aquello, mirando nuevamente su brazo vendado, sabiendo que había sido por culpa de los humanos, por culpa de aquella pulsera.... Por culpa de que existiera aquel prototipo, esperándole, llamándole... Sé acercó a la ventana algo tenso, abriéndola alerta, pero no escuchó nada, estaba a salvo por ahora...

Se fué a desayunar, apoyando su cara avergonzado contra la mesa al notar que había técnicamente echado al pobre can que ni siquiera había alcanzado a desayunar, así que se sintió arrepentido por aquello, viendo de reojo las galletas que había sacado el contrario junto al sándwich. Así que se dispuso a comerse su desayuno, decidido en ir a entregarle aunque sea aquella bolsa de galletas para que desayune.

Se fué a colocar su collar y su chaleco luego de lamer su pelaje y quitarse las vendas, buscó su cartera sin encontrarla, por lo que llevó en mano el cuaderno nuevo junto a un lápiz que guardó en su bolsillo, estaba preparado, avergonzado aunque decidido, con las galletas en su cola se fué casi corriendo por el bosque para buscar a su querido líder, intentando hacer el menor ruido posible.

Pasando largos minutos hasta que pasó una hora completa, sin éxito, había buscado donde Picky, por si había ido a desayunar primero, luego al sector de Bubba, teniendo que disculparse con éste muchas veces debido a que le había noqueado antes, seguido por buscar donde Hoppy y Kickin, incluso revisó el aula de clases desde afuera por si alguna profesora le había llamado para preguntar sobre su demora.

Había pensado lo peor, que ya los humanos le habían castigado, pero se fué toda aquella idea cuando reconoció su esencia a vainilla no tan lejos, dándose un leve golpe en la cara al recordar lo obvio, el segundo lugar más transcurrido del can, el sector de dibujo y manualidades de cierta unicornio.

Se asomó por aquel lugar, logrando reconocer al can, ayudando a los niños con las pegatinas o incluso a recoger un par de cosas tiradas, sonriendo y levemente modelando alegre debido a la insistencia de cada infante. Quiso llamarle o hacerse notar, pero todo valor se fué cuando vió que la unicornio abrazaba alegre al can, quien correspondió el abrazo como si nada y dejó que se mantuviera pegada a él.

Meramente decidió alejarse y no interrumpir aquella bonita aunque dolorosa escena.

El minuto que cambia todo (Catnap x DogDay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora