Valium // YM

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¡Hola! Sé que ha pasado tiempo, pero estoy lista para retomar la historia con todo. Si este capítulo y el anterior reciben muchos comentarios, prometo subir dos capítulos hoy mismo. Además, si los dos capítulos de hoy tienen una buena respuesta, me comprometo a actualizar diariamente hasta el final sin fallar. La frecuencia de actualizaciones depende de ustedes, así que dejen sus comentarios y sigamos avanzando juntos en esta historia. ¡Vamos a darle vida hasta el final!

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Todo parecía una tonta película en la que todo tiene un feliz desenlace. Jimin miraba a Yoongi abrazando a su padre con fuerza antes de que desapareciera con su familia hacia la sala de espera para volver a su vida. En el pasado, él habría estado pensando ansiosamente si debía abrazar a Yoongi cuando terminara de despedirse, o solo guardar silencio. Si debía planear algo divertido para decir o evitar el tema a toda costa.

Pero, a diferencia de hace años, había aprendido a relacionarse desde la naturalidad y no desde la ansiedad. Con su mano derecha, peinó su cabello rubio hacia atrás mientras sonreía orgulloso hacia Yoongi. Yoongi le devolvió la sonrisa desde lejos y, como si nunca hubiese pasado nada, se abrazaron sin siquiera darse cuenta cuando Jimin paseó sus dedos entre las hebras del cabello negro de Yoongi, reconfortándolo.

Desde que aprendieron, muy a la mala, que los problemas no se evitan, su relación había mejorado a pasos agigantados, pues esa química y esa complicidad seguían ahí. A fin de cuentas, por algo se habían caído tan bien y por algo habían compartido tantas risas juntos. Se acompañaban a todos lados, salían en grupo, iban de fiesta, veían películas, Yoongi conocía a sus tíos y a veces desayunaban todos juntos. Incluso cuando se encontraron con la madre de Yoongi en el centro comercial y ella le lanzó una mirada de desdén a Jimin, Yoongi la enfrentó.

También Yoongi le contó a Jimin cómo haberse acercado a Taehyung le había ayudado mucho a descubrir que no todo lo que él creía correcto era una verdad absoluta, y que Taehyung le parecía una persona maravillosa. A veces Yoongi hablaba tanto de Taehyung que Jimin se sentía molesto.

Pero Yoongi no era homosexual, ¿verdad? ¿Había manera de que él y Yoongi pudiesen tener algo después de tanto daño? Cuando Jimin se encontraba haciéndose esas preguntas, sacudía la cabeza y seguía con su vida.

Yoongi no pensaba diferente. Las cosas con Jimin habían mejorado muchísimo, y con él mismo también. Ya no era aquel ansioso sexual, dependiente de todo lo que le hiciera sentir el mínimo cosquilleo, intolerante a quienes pensaban diferente y le recordaban momentos incómodos. Al contrario, se sentía bien en compañía de Jimin. A veces notaba cómo Jimin miraba a otros chicos y eso le daba una sensación extraña, que primero categorizó como una pizca de intolerancia que aún quedaba. Después se dio cuenta de que eran... ¿celos? No, no podía ser.

La noche había caído pronto. Yoongi hablaba por teléfono con su padre, que le informaba sobre su llegada a destino. Jimin platicaba con Taehyung sobre cosas sin sentido. Namjoon llegó con Jin y mucha cerveza, Hoseok también llegó acompañado de su pequeña familia que decidió quedarse un rato. Jungkook tomaba una siesta al lado de Taehyung y la música, aún a un volumen bajo, esperaba a que llegara más gente para hacer vibrar la casa.

Era el cumpleaños de Jimin. Habían planeado una gran fiesta. El piso estaba lleno de globos metálicos rosa y blanco, habían corrido la voz por toda la universidad y un poco más. A pesar de que habían tenido una mañana pesada debido al movimiento hasta el aeropuerto y de regreso, Jimin estaba teniendo un buen cumpleaños. Yoongi lo había invitado a desayunar, rieron mucho, fueron a caminar por el centro comercial en busca del outfit perfecto para Jimin, lo que los dejó exhaustos, aunque Jimin ni siquiera se decidió por nada.

Cuando Jimin notó que Yoongi había terminado su llamada, se disculpó con Taehyung y le hizo señas a Yoongi para que lo acompañara escaleras arriba. El chico lo siguió sin pensarlo hasta su cuarto y cerraron la puerta.

Jimin le había prometido que podría dormir antes de que empezara la fiesta para que no tuviera que irse y regresar después. La verdad era que Jimin no quería separarse de él después de lo bien que la habían pasado, y se sentía un poco culpable por haberlo hecho caminar tanto en el centro comercial.

—Acuéstate y si gustas, puedes taparte. Yo me voy a preparar para la fiesta.

El cuarto de Jimin era muy diferente al que Yoongi conoció antes. La cama grande, con sábanas y cobijas en tonos blancos. Las paredes sin pósters, un escritorio organizado, algunos detalles en rosa pastel en pequeños accesorios. Todo daba mucha paz. Yoongi dejó que Jimin se encerrara en su baño, pero no pudo cerrar los ojos. El aroma de Jimin estaba por todos lados, y eso lo relajaba tanto que lo hacía sobrepensar.

Mientras tanto, abajo todos estaban preparando la fiesta, armando una buena playlist, guardando las bebidas en el refrigerador, alejando objetos delicados de la sala, preparando el pastel de cumpleaños y cuchicheando sobre el hecho de que se habían subido a encerrarse hacía ya veinte minutos.