Segunda temporada de PARACETAMOL.
¿Qué tan rápido se olvida una mentira?
¿Qué tan rápido un golpe deja de doler?
¿Qué tan rápido se puede dejar de amar?
₊˚✧
(!) Es importante que lean la primer temporada.
Jay regresó esa misma tarde a Seúl, aprovechó para verse con sus amigos en un bar cercano al aeropuerto.
Charlaron, bebieron, rieron y luego la mayoría se fue dejando solo a Jay y a Mino.
Jay le contó la situación con Jimin, pues Mino ya sabía parte de la historia.
— ¿No te sientes inseguro sobre aquello? Mandar a vivir a Jiminnie al mismo depar...
Jay interrumpió.
— Yo no lo mandé a vivir ahí. Él ya es un adulto, Mino. Quizá no sepa tomar decisiones, pero ya aprenderá gracias a las consecuencias.
— No puede ser que estés tan tranquilo cuando tu novio se va a estar topando con su jodido ex.
Jay negó con la cabeza.
— Sí, estoy tranquilo porque no creo que a su ex se le olvide que es homofobico de la noche a la mañana y de pronto quiera dejar a su novia a cambio de su roommate.
— Pudiste haber dicho que estás bastante tranquilo porque confías en Jimin. Sin embargo; parece que confías más en la homofobia de su ex.
— Otra ronda.
Le pidió Jay al barman.
Mino suspiró.
— Sigue siendo como al inicio, eso de apoyarse uno en el otro. La diferencia es que tienen buen sexo y la etiqueta de novios. Sigues pensando en Hyunjin.
— Tú no sabes ni una mierda.
Jay se levantó dispuesto a irse, pues consideraba una pérdida de tiempo escuchar cosas que no necesitaba.
— Sé lo suficiente, como que llegó a la oficina una factura del detective que contrataste para buscarlo.
— Sabes que eso fue hace mucho.
— No te engañes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Puta mierda.
Había resbalando y caído de espalda al piso, tirando todo lo que Youngji guardaba en un pequeño estante al querer sostenerse de algo.
— ¡Oh por Dios, Jimin! — la manija de la puerta se giró avisando que Youngji trataba de abrir desde el otro lado, gracias a Dios Jimin había puesto el seguro — ¿Estás bien? — tocó la puerta un par de veces.
Jimin se quedó en silencio lleno de jabón, mirando al techo mientras descansaba en el piso. Recipientes con crema hidratante de Youngji le habían caído en la cara, como todas las otras cosas en su cuerpo.
Estaba llorando internamente.
Pasaría la noche ahí tirado, que Youngji se comiera la pizza y se fuera a dormir sin bañarse. Le valía mierda. Era un idiota chismoso.
De pronto se imaginó a sí mismo lleno de espuma pegado a la puerta y lo cómico que debió verse todo.
Empezó a soltar carcajadas. No podía dejar de reírse, era un ataque risa-llanto que no podía parar.
— ¡Yoongi, ven creo que algo le ha pasado a Jimin!