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— I got this one boy, and he won't stop calling. When they act this way, I know I got 'em—tarareaba Jimin mientras daba los últimos ajustes a su peinado. No quería ni un solo cabello fuera de lugar. Cuando estuvo listo aplicó gloss y se mandó un beso a sí mismo antes de salir del baño.

Vistió unos jeans negros que se ajustaban perfectamente a sus piernas. Una playera de manga larga y cuello alto, también ajustada delineando su figura. Todo hacía un contraste perfecto junto a su cabello rubio. Lucía guapo e incluso sensual.

Estaba un poco nervioso, hacía bastante tiempo que no tenía una cita. Además Yu le ponía un poco de nervios. Tenía un aura masculina que imponía. Pero no daba miedo, sino hacía temblar las piernas de Jimin.

Una noche antes Jimin había decidido dejar de preocuparse y esforzarse por casi leer la mente de Yoongi. De esa manera podrían seguir la amistad como lo habían estado haciendo, y si uno de los dos tenía sentimientos no funcionaría.

Habían quedado a las 2:00 pm y el timbre sonó justo 1:58 pm. Jimin amaba la puntualidad. El nerviosismo hizo que sus manos temblaran y bajó corriendo. Le dio un beso de despedida a su tía y corrió hasta la puerta para que Yu no esperara demasiado.

Cuando abrió la puerta Yu estaba parado, vestido por completo de negro, una chamarra que le cubría del frío y desgraciadamente también los tatuajes. Cuando vio al menor alzó la mirada y sonrió enseñando sus perfectos dientes.

—Wow —Jimin casi suelta una carcajada por aquella reacción— te queda muy bien.

Jimin sonrió y casi, casiii, se sonroja. Casi. Pero Yu no lo logró. Ambos subieron a la motocicleta y Jimin se aferró al cuerpo ajeno pegandose por completo y rodeandolo con los brazos. A veces Yu volteaba para saber si Jimin estaba bien, si necesitaba algo o si iba muy rápido.

Jimin estaba disfrutando la adrenalina de viajar de esa manera. Aunque el frío pegaba sobre su rostro y casi ya no sentía sus mejillas. 20 minutos después llegaron a la feria.

Jay lo había acostumbrado a cierto tipo de citas y expectativas, así que cuando caminaron hacia la entrada fingió que sacaría su tarjeta pero Yu ni siquiera lo notó. Ya había comprado las entradas en línea.

"Prevenido, me gusta". Pensó Jimin.

Yu lo dejó pasar primero y después le siguió. Se notaba emocionado.

—Y bien, ¿por dónde comenzamos?

Iniciaron con la montaña rusa más fuerte, en la que Jimin perdió la pena y se aferró a los brazos de Yu con fuerza mientras gritaba como loco. Al bajar no quería darle la cara, pero Yu lo tomó de la cintura mientras caminaban y entre risas le preguntó si todo estaba bien.

Era bastante atento, incluso cuando Jimin miró con terror uno de los juegos deseando que el mayor no quisiese subir.

—Tranquilo, a todos menos a ese.

Jimin sonrió y se aferró suavemente a su brazo para seguir caminando. Las filas enormes se sentían pequeñas por la buena charla que estaban teniendo. Hablaban de todo.

Mientras hacían fila para cada juego, las largas esperas pasaban volando gracias a la conversación que fluía fácilmente entre ellos. Hablaban de música, películas, teorías locas sobre libros y todo tipo de temas. Jimin se sorprendió al descubrir lo culto y reflexivo que era Yu. Incluso había leído "Quatre Vies", un libro que Jimin había estado buscando sin éxito. Cada palabra de Yu lo impresionaba más, dándose cuenta de que era mucho más que una imagen de músculos y virilidad.

Cada cierto tiempo Yu le preguntaba si tenía hambre, si tenía sed, si quería algo. Ganó un peluche pequeño para Jimin e incluso compró gorros para el frío iguales, que eligió Jimin.

A Jimin le encantaba ser tan procurado.

Hasta que por fin se decidieron por uno de los restaurantes dentro del parque. Pidieron un paquete de pollo frito y papas fritas. Y Yu se frustró un poco cuando no vio mesas libres, pero Jimin le hizo ver que no pasaba nada si comían sentados en el piso.

La verdad rieron mucho, había cosas que cuando le contaban a otras personas no entendían del todo pero entre ellos se entendían y robaban risas, carcajadas y anécdotas. Como si conocieran de siempre.

Cuando la noche cayó comenzó la atracción de la temporada. Personas disfrazadas de todo tipo de personaje aterrados, payasos, payasos con motosierras, chicas aterradoras y de todo. Pequeñas maquinas de humo se encendían dandole al parque un escenario aterrador. Perseguían a la gente, los asustaban, y todos se divertían.

Aunque Jimin no sentía miedo como tal, cuando lo tomaban desprevenido saltaba del susto y se aferraba cada vez más a su cita. Pero le encantó cuando asustaron a Yu y ahora fue él quien se aferró a Jimin.

Cuando caminaron hasta la última atracción que les faltaba, iban ya tomados de la mano. Y cuando bajaron muertos de risa por la adrenalina Yu lo tomó de la cintura y jaló con suavidad, casi travieso pero cuidadoso hasta el costado de la tienda de suvenirs, donde la luz casi no llegaba y con sus manos aferradas sin fuerza a la cintura de Jimin, lo pegó a la pared y Jimin alzó el rostro aceptando el beso que le robaban. El único de la noche, pero que le encantó.

Cuando Yu lo llevó de nuevo hasta su casa se despidió con un beso en la frente y cuando Jimin yabse había aseado y puesto la pijama ya tenía un mensaje:

"Me encantó este día. Gracias por compartir tu tiempo conmigo, me divertí como nunca y te veías bastante bien pero más cuando me abrazabas asustado".

Jimin leyó el mensaje varias veces, suspiró y se durmió con una sonrisa de oreja a oreja. Después de responder.

"Gracias a ti, me encantó conocerte más. Eres genial".

Valium // YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora