Valium // YM

12

Era el último día de vacaciones. El tiempo pasó volando, el grupo de amigos salía de compras, a bares, a bailar. A cenar chatarra y unas cuantas cosas más.

Jay vino a mitad de la semana y sufrieron un poco, dado que los tíos de Jimin estaban presentes.

Tuvieron que hacerlo en el auto, de noche y estacionados en la parte más obscura de la carretera.

Prometió volver un día antes para poder llevarlo a su primer día de vuelta a ese lugar.

Y aquí estaba Jimin, a las diez de la noche sin saber nada de Jay. Ni un mensaje, nada.

— Saldré a correr.

Anunció a sus tíos antes de salir de casa. Le había tomado el gusto a salir ya sea, muy de mañana o muy de noche, a correr. Le gustaba estar solo con sus pensamientos y disfrutar del aire. Trotó hasta el parque, fue ahí que empezó a correr dando vueltas al mismo, pero esta vez no estaba solo. Había una corredora. Se sonrieron el par de veces que cruzaron sus caminos, pues iban en direcciones contrarias. Cuando Jimin decidió que ya era muy tarde, dio una última vuelta, de nuevo se iba a topar con la chica, pero ella tropezó con un pedazo de pavimento alzado y Jimin la intentó sostener.

Ambos cayeron, y Jimin supo que necesitaba más ejercicio.

Lo supo desde hace meses cuando tuvo que esperar a Jay por cinco horas para quitar de la base el vaso la licuadora. En su defensa, Jay también tardó en lograrlo, estaba atascado. Pero lo hizo en menos de diez minutos.

La chica ríe, o eso creé Jimin. La risa peculiar de la ajena le arranca una carcajada. Cuando ya están recuperados, Jimin la ayuda a ponerse de pie.

— Siento eso.

Jimin sacude sus ropas y niega con la cabeza.

— Fue divertido.

Comienzan a caminar juntos fuera del parque.

— Me llamo Youngji.

— Jimin.

— ¿Muchas cosas en la cabeza? Te he visto correr otras veces, más animado y tarareando lo que sea que salga de tus auriculares.

— Algo así, creo que me han plantado. Da igual.

Ambos sonríen y siguen platicando animadamente, Jimin le dice que su chico nunca hace ese tipo de cosas.
Claro que se refirió a Jay como su chico y no como "el hombre con el que follo en todos lados, porque repentinamente mi ano ya no sabe estar vacío" Ella no le da importancia al hecho de que Jimin sea homosexual, y no hace preguntas tontas. En cambio le cuenta que su novio es un poco testarudo y que si no llega puntual, está segura que fue porque se quedó dormido como un oso. Siguen charlando hasta que sus caminos se separan y prometen salir a correr juntos otro día. Intercambian números, Jimin aprovecha para dar un vistazo, nada de Jay...

No debería estar molesto. No son nada y Jay no tiene responsabilidad alguna.

Pero lo había prometido...

Arrastrando los píes, llega a casa. Las luces ya están apagadas pero... ¡ahí estaba el auto de su abogado favorito!

La velocidad en la que llega a la sala de la casa es inhumana. Encuentra a Jay dormido en el sofá, supone que sus tíos ya duermen y que Jay quiso esperar.

Con cuidado se sienta a horcajadas sobre el hombre. Se toma el tiempo de acariciar sus facciones, su cabello. A Jimin le asusta la forma en que se siente al hacerlo y jura que cualquiera que viese la escena, comentaría algo sobre los ojos de Jimin y como estos brillan. Jay despierta tras un besito de Jimin.

— Hola... — sus manos no pierden tiempo y se aferran a la cadera de Jimin.

— Hola, señor Park — Jimin sonríe y se inclina para acurrucarse en el hombre.

Pasa un tiempo en silencio, Jay besa la cabeza de Jimin.

— Perdón, tuve mucho trabajo hasta tarde, perdí el vuelo y te había prometido estar aquí, así que manejé, pero en la carretera me estaba quedando dormido. Tuve que estacionarme por ahí para descansar un poco.

— Jay... Pudo pasar un accidente — sale de su cálido escondite y acaricia las mejillas del mayor, Jay toma una mano y la guía hasta sus labios para besarla.

— Quería verte.

Esa noche de nuevo se pertenecen, tratando de mantener el silencio mientras Jimin monta a Jay, sin dejar de mirarse, abrazarse y callando los ruidos con besos.