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Tener sexo con Jay fue fascinante.

La espalda de Jimin dolía, pero era dolor con buenos recuerdos. No podía creer lo que pasó, ¡jamás se imaginó que algo así pasaría!

Recuerda cuando se miró al espejo pensando en que se vería hermoso con el abogado Park, y ahora hace un par de horas, había estado gritando su nombre sin control.

No quiere abrir los ojos. Sonríe sintiendo los estragos en su cuerpo, duele, pero duele bien. Cuando está seguro de que no es un sueño, abre los ojos poco a poco, Jay es lo primero que ve: durmiendo, con el cabello hecho un alboroto, con su expresión relajada que grita acabo de tener sexo.

Jimin se pega más al cuerpo contrario, la piel tibia del mayor le hace sonreír y suspira.

Su primera vez había sido perfecta.

Desgraciadamente hoy comenzaba a empacar para volver a Daegu dentro de una semana... Oh, qué sería de él sin Jay. Se acostumbró demasiado a su presencia, y definitivamente se hubieran divertido mucho más con este limite que habían rebasado.

Tiró a un lado esos pensamientos y se dedicó a delinear los tatuajes de su abogado, de su amigo. De su Jay. Jay sintió cosquillas y fue así que poco a poco despertó. Sonrió al ver a Jimin y lo atrajo en un abrazo, obviamente no se abstiene de besar esos preciosos labios.

— Buenos días — la voz ronca, perfecta.

— Buenos días, señor Park — Jimin sigue jugando con sus deditos trazando los tatuajes.

— ¿Te sientes bien?

Jimin amaba esta nueva cara que conocía de Jay. La de un Jay recién despierto luego de tener sexo y dormir juntos.

Sus ojitos seguían cerrados, bostezaba bastante seguido y se aferraba a su cuerpo. Jimin bailaba en su interior.

— Me duele un poco, ya sabes en donde...

Sienta una mano de Jay trazar el recorrido de su nuca hasta llegar a la espalda baja, lo pega mucho más a su cuerpo, Jimin se refugia en el cuello del mayor y suspira cuando la mano se pasea por sus nalgas. Acariciando con dulzura.

Nadie dice nada. Jimin deja algunos besitos sobre la cálida piel, Jay cierra los ojos, sigue con sueño, pero le encanta el momento.

Así pasan unos momentos entre caricias, besitos y risitas cómplices. Hasta que todo comienza a perder la inocencia cuando Jay mete un dedo entre las nalgas de Jimin.

ꕀꕀꕀꕀꕀ

— Buenos días.

— Buenos días, amor.

Youngji se acurruca entre los brazos pálidos de su pareja. Recibe un par de besitos en la cabeza y sonríe por la actitud tan tierna que usualmente tenía Yoongi al despertar.

Tomaron una ducha juntos, se prepararon para ir a la universidad y desayunaron por ahí antes de llegar.

A Yoongi no dejaba de gustarle la estabilidad que estaba encontrando, era feliz, ¡Youngji lo hacía muy feliz!
Youngji se merecía mucho más.

— Yoon, ¿qué has pensado respecto a tu padre?

Youngji toca el tema casi con miedo. Yoongi no solía tomar bien. Pero en la chica la palabra rendirse, no existía.

Sabía que Yoongi, de pequeño, admiraba a su padre. Yoongi había hablado sobre lo maravilloso que era su padre, al menos en sus pensamientos. Pensamientos que fueron destruidos tras la escena que descubrió.

Pero Yoongi seguía amando a su padre, lo había visto aquel día que Yoongi llegó de la tienda y le contó lo que había pasado, y lo tonto que se sintió al poner las donitas como excusa. Quizá Yoongi sólo sentía que su padre lo traicionó, y que esa traición significaba que no lo quería. Se sintió herido y trató de hacerse el fuerte hasta que la forma de hablar de su madre, lo que la gente decía y el corazoncito herido fueron más fuertes y convirtió todo ese resentimiento en odio, en miedo.

Porque su madre siempre decía que los gays eran malos. Que eran antinaturales. Y Yoongi, con una edad corta, conectó las cosas:

Papá - mentiroso.

Mentiroso - gay.

Gay - malo.

Malo - hace daño.

Hace daño - duele.

Incluso si quisiera destruir esa conexión, años después se reforzaría gracias a Jimin.


Valium // YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora