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– Te amo, pero no quiero que te metas en esto, ¿sí?

– Yoonie, es tu padre, amor. Tal vez él o sabía cómo acercarse... estoy segura que tiene sus razones, deberías intentar escucharlo.

Yoongi odia la manera en que Youngji siempre le hace entrar en razón, incluso si no dijo algo relevante, aunque sobre este tema, le iba costar trabajo.

Youngji es una chica maravillosa, la primera relación realmente estable de Yoongi, y lo disfruta al máximo. Salen al cine, a dar largas caminatas por el parque, cenan en lugares con la comida más grasosa del mundo, y tienen buen sexo. Youngji es linda en todos los sentidos, la madre de Yoongi la adora y los padres de ella, aunque al principio les costó, adoran a Yoongi. Claro que han tenido discusiones, problemas. En su mayoría por ciertas actitudes de Yoongi que hacen enojar a la chica, y trata de dar una reprimenda.

Pero Yoongi es feliz, y ella igual.

Min sabía que el tema sobre su padre sería el inicio de muchas discusiones, ella ya le había dado miles de argumentos del por qué debería ver a su padre y Yoongi le dio la espalda esos miles de veces.

– ¿Y si tu padre está muriendo, Yoongi? Si tu padre quiere verte. ¡No puedes vivir con esa carga en tus hombros, luego te arrepentirás de no verlo!

Era sábado, ambos estaban acostados en el sofá de Yoongi, quedaron desnudos a la mitad de la película Ella. En algún punto luego del aftercare, Youngji había sacado cautelosamente el tema del padre de Yoongi, y ahora él mismo se estaba vistiendo, dispuesto a salir a comprar donas y leche para cenar y evitar cierta discusión.

Youngji suspira cuando la puerta se cierra, Yoongi era un tonto, pero un tonto que la hacía feliz, y no podía dejarlo. Yoongi necesitaba ayuda y ella intentaba, a su manera, brindársela. Se coloca el vestido que estaba usando hace un par de horas, decide dejar la ropa interior en el piso, sería un estorbo, sabía que habría una buena reconciliación luego de cenar.

Mientras tanto, Yoongi entra al minimarket, pone los ojos en blanco cuando nota que la fila tiene seis personas, mucha espera para su corta vida. Toma una canastita y se va al fondo para poner en ella dos cartones de leche, de la cremocita porque así le gusta a Youngji, un paquete de donas azucaradas y un rol de miel glaseado. Coloca otro par de cosas que necesitaban, claro una caja de condones entre ellas. Faltaban dos personas para su turno, la puerta se abrió y entró una pareja de... esas.

Los hombres fueron hasta el final del pasillo, Yoongi sintió algo, una sensación incomoda en su pecho, pero lo atribuyó a que los homosexuales le seguían dando asco.

Se centró en la cajera, apurando con la mirada, pero ella simplemente tenía flojera aquel día... o siempre.

Los hombres que habían entrado, se formaron detrás de Yoongi, el pálido quería fingir que había olvidado poner algo en la canasta y regresar hasta el fondo del lugar hasta que esos hombres se fueran y él pudiera pagar a gusto sus cosas.

Pero no lo hizo. Su turno llegó, pagó con lo justo para agilizar el proceso, luego la chica no le quería dar bolsa, y en otras circunstancias habría peleado porque ¡podía ver las bolsas!

Sin embargo, no lo hizo. Cargó todo entre sus brazos y manos y se fue.

De reojo pudo ver como la puerta del establecimiento se abría y uno de los hombres salía.

– ¿Yoongi?

Mierda.

Volteó muy lentamente. El piso de la calle estaba brilloso, por la lluvia, y parecía un panque perfectamente esponjadito, de chocolate. Los autos pasaban, las personas que salían del trabajo arrastraban sus pies deseando flotar para llegar pronto a casa, era de noche, hacía frio y era el escenario perfecto para encontrarse con su padre.

– Yoongi, ¿eres tú?

Yoongi estaba poniendo todas sus fuerzas en no mirarlo, su vista estaba pegada al letrero neón del restaurante de comida china.

– Bingo.

Jiyong dio unos pasos con la intención de abrazar a su hijo, Yoongi se alejó.

– Las donitas se están aplastando, no tengo tiempo para tus tontos reencuentros. Me querías ver, ya me viste. Vuelve por donde viniste porque no quiero saber como va tu perfeta vida de marica.

Yoongi se dio la vuelta, tenía muchos sentimientos en su interior, tristeza mas que nada. Corrió hasta la casa, pero las calles le parecían inmensas y ¿a quien quería engañar? Muy por dentro, le hubiera encantado un abrazo de su padre.  

Valium // YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora