Day 8.

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Me desperté por el sonido estridente de mi móvil, y no porque fuese mi despertador, ya que no tenía que madrugar, pero sí porque estaba recibiendo una llamada a las 7 de la mañana y creía suponer quien era. Tanteé con mis dedos la mesita hasta dar con el móvil, y descolgué la llamada para después llevarlo a mi oído.

-Hola, mamá -murmuré y pasé una mano por mi cara. Tenía mucho sueño.

-Hola Ivie, amor -contestó ella y yo fruncí el ceño. No me apetecía pensar las frases en otro idioma.

-Mamá ¿recuerdas la diferencia de seis horas, verdad? -dije algo adormilada y suspiré.

Ella siempre olvidaba que había seis horas de diferencia y algunas veces me había llamado a las 4 o las 5 de la mañana. Desde luego, tenía una muy mala memoria.

-Oh lo siento, solo quería saber si estabas bien con tu padre y si vendrías a celebrar tus 18 en España -ofreció y rodeé los ojos.

-Tengo una vida aquí y quiero celebrarlo con papá y mis amigos -le hice saber y sentí un gruñido de su parte.

-Tu padre te ve todos los días y aquí tienes amigos.

-Esos son los amigos de Dest y por eso mismo, quiero celebrar el cumpleaños con papá. Él siempre ha estado conmigo -dije sin pensar, realmente, ya que aún estaba dormida por lo que al darme cuenta me golpeé la frente.

Hubo un largo silencio, incluso pensé que la línea se había cortado, hasta que ella decidió romperlo.

-He pensado en pedir tu custodia hasta que seas mayor de edad -dijo directamente.

Abrí los ojos y di un salto de la cama. Si mi madre hacía eso me destrozaría. La quería, era mi madre, pero mi padre siempre había estado conmigo y pensó más en mí que ella, siendo realista. Por lo que no podía dejar que ella me alejase de mi padre, ni de mis mejores amigos.

-Seré mayor de edad dentro de unos meses -repliqué mientras caminaba hacia el armario en busca de algo que ponerme.

Había quedado con Kian para acompañarlo al estudio de tatuajes.

-No en Nebraska y cariño, no quiero hacerte sentir mal, pero puedo conseguir tu custodia hasta los 21.

Me quedé parada en el sitio ya que no daba créditos a sus palabras. Mi padre entró en la habitación y me miró preocupado al verme totalmente blanca, ya que sentía como el color abandona mi cuerpo, y mi cara descompuesta. Él no entendía el español, pero sí entendía perfectamente cada una de mis muecas.

-¿Estás bien Iv? -dijo mi padre mientras se acercaba y ponía una mano en mi hombro.

Sacudí la cabeza y le sonreí levemente, lo que menos quería era preocuparlo y eso era algo que podía solucionar por mí misma.

-Hablamos otro día, -murmuré y colgué la llamada tras sentir una queja y un seco "adiós" por su parte.

-¿Qué quería esta vez? -preguntó intentando sonar calmado, pero podía ver su inseguridad.

-Nada papá, que cuándo iré a verla -contesté, restándole importancia. Volví a coger la ropa y me dispuse a ir al baño a cambiarme.

Cerré la puerta y sentí los pasos de mi padre acercarse a ésta. Por alguna razón presentía que él sabía lo de mi madre y yo no quería que sufriese.

-Destiny me llamó y me dijo los planes de tu madre -dijo lo suficientemente alto para que lo escuchase. Me acerqué a la puerta y apoyé la frente mientras cerraba los ojos. Podía sentir su dolor -. Sé que me odian pero no pueden hacerme esto, Iv. No pueden.

Mi madre y Destiny se marcharon a España hacía muchos años ya. Mi madre era una gran política, amaba todo lo que estuviese relacionado con ello y quería expandirse por lo que cada vez estaba menos en casa. Destiny era parecida a ella, siempre intentaba alcanzar sus metas sin importarle nada. Mi padre la engañó y sé que no estuvo bien, pero tras hablar con él entendí sus razones y me dolía pero tenía razón. Él no podía seguir en un matrimonio que no avanzaba, había intentado divorciarse pero mi madre siempre cambiaba de tema o no le prestaba atención. Estaba haciendo a mi padre un desgraciado y la única forma que encontró fue aquella, sabiendo que ella no querría una mala fama y que se separaría de él. Obviamente yo decidí quedarme a su lado, y luché por ello mientras que Dest y mi madre crucificaban a mi padre y se marchaban lejos.

Abrí la puerta lentamente y sin pensarlo me lancé y lo abracé con fuerza.

-Nadie me va a llevar lejos de ti. Has cometido errores sí, pero si no quieren perdonarlo que no lo hagan. Yo te querré por las tres -murmuré y en sus labios se plantó una gran sonrisa.

-No, quiéreme por ti misma, es lo único que necesito -dijo y tras eso me abrazó con fuerza.

(...)

Después de todo lo ocurrido lo único que me apetecía era salir, por lo que deseaba que llegase la hora en la que había quedado con Kian. Él se presentó a las 7 en mi casa y me recogió con su coche para después llegar al lugar donde él se tatuaba.

Al bajarnos él tomó mi mano y entró en el local como si fuese su propia casa, saludando a todo el mundo y caminando por dónde a él se le antojaba. Un chico totalmente tatuado salió y saludó a Kian, para después presentarse. Nos guió hasta una sala más privada y comenzaron a hablar hasta que llegó un segundo chico. Me sentía un poco fuera de lugar.

Los otros dos chicos comenzaron a hablar del diseño de Kian y mientras tanto él se giró para hablar conmigo, por fin.

-Quedaría bien mi nombre tatuado aquí -dijo mientras señalaba mi frente y yo fruncí el ceño a lo que él rio.

-Mejor no te digo donde quedaría bien el mío -dije mientras rodeaba los ojos y me acordé de los chicos.

Ellos habrían montado un drama diciendo que alguien robó mi inocencia. Kian comenzó a reír, atrapó mis mejillas con sus manos y plantó un casto beso sobre mis labios.

-Me gusta cuando eres así -murmuró y una sonrisa pícara se extendió en sus labios.

Yo me quedé en silencio mientras sentía como mis mejillas se ponían rojas. Una cosa era hacerlo por mensajes y otra cara a cara. Y que fuese Kian tampoco ayudaba.

El chico se acercó, rompiendo así nuestro momento, pero tenía que enseñarle el dibujo a Kian, el cual con tan solo verlo se ilusionó demasiado. El chico lo preparó todo y Kian me dio su cámara, ya que quería hacer un vídeo sobre ello.

-Podría pasarme el día observando tus tatuajes -murmuré mientras miraba su brazo, el cual tenía más tinta que piel. Pero aún así era precioso.

-Y también podrías pasarte el día mirándome a mí, pero tranquila, si eres tú te lo permito -dijo a modo de burla y tras reírse levemente puso sus labios en morritos para que le diese un beso.

Sin embargo, lo único que recibió fue un golpe en la cabeza por mi parte y las carcajadas de los dos chicos que se encontraban allí mientras le decían un bonito "lo tenías merecido".

Al final, parecía ser que todo se iba arreglando y esperaba con todas mis fuerzas poder que mi madre no hiciese ninguna estupidez. Si ella me separaba de Kian o de alguno de los chicos sería mi fin.


N/a: espero que te haya gustado y si es así no te olvides de la estrellita 🌟 María xx

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora