Epílogo 2 (part I)

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—¡Buenos días!

—No puede ser... —murmuré antes de girar la cabeza y encontrarme a Gilinsky, Nate y Cameron entrando al salón de casa.

Jack no había pasado ni un día sin venir en las dos últimas semanas, y algunas veces venía acompañado para que así no le gritase demasiado. Pero es que era peor que Shawn, decía que no quería dejarme sola porque el bebé podría nacer en cualquier momento y no podía arriesgarse.

—¿Qué tal hoy? ¿Sientes molestias? —preguntó, sentándose a mi lado.

—Ivie, tú con barriga pierdes puntos —comentó Nate y yo lo fulminé con la mirada.

Pero como no me hacía ni caso y seguía riéndose, opté por tirarle un cojín directo a su cara.

—¡Calla Nate! Esto es importante, ¿estás bien?

—Dios, la única molestia de mi vida eres tú, Jack —me quejé.

—Las mujeres sois un drama, cambios de humor durante la regla, durante el embarazo, y seguro que después también —agregó Cameron.

—Tú no tienes de qué quejarte, que estás con Taylor.

—Nena, suaviza el carácter, tan solo quieren ayudar —me regañó Shawn, reuniéndose con nosotros.

Rodeó el sofá y se sentó a mi otro lado, pasó el brazo por mis hombros y besó mi cabeza varias veces. Mi estado de humor cambió por completo ante su cariño, era tan dulce siempre conmigo.

—Estoy bien, Jack. Y si sucediese algo, serás el primero en saberlo.

—Por supuesto que lo seré porque no pienso dejarte sola —añadió con una gran sonrisa en sus labios.

Cuando me sonreía así me hacía sentir mal, porque a pesar de lo mal que lo trataba, él me aguantaba y seguía pendiente de mí todos los días. Recordaba perfectamente el día que le dije a nuestros amigos que íbamos a tener un bebé. Obviamente pensaron que era broma, pero después todos se pusieron contentos excepto Gilinsky, que se volvió como loco planificando cosas. Él se emocionó más que los demás.

Yo sabía que todo iba a ser duro, pero era horrible estar en las últimas semanas en pleno verano. El calor era mortal para mí y era por eso que decidí mandarle un mensaje a todos para estar todo el día en la piscina, una vez que mi humor se había calmado. Por supuesto, no faltaron las regañinas de Jack, a pesar de que Shawn, Cameron y Nate le repitieron que no pasaba nada.

Tras que todos aceptaran, subí a la habitación para cambiarme, con la ayuda de Shawn porque yo sola no podía la mayoría de las veces. Y eso era humillante en cierta parte.

—¿Por qué decidimos tener un bebé? Estoy empezando a echar de menos mi vida —refunfuñé, sacándole una risotada a Shawn.

—En realidad te recuerdo que fue inesperado cariño. Todo en nuestra vida ha sido inesperado excepto nuestra boda —me recordó, sonriendo.

Yo me reí mientras negaba con la cabeza y después tomé su mano para bajar a la planta inferior y reunirnos en el jardín con los demás. Jack me había preparado un lugar especial para mí, con todo lo necesario para estar cómoda.

Por mi parte, me acerqué a mi amigo y lo abracé como pude. No siempre lo trataba mal, solo cuando estaba recién levantada o con náuseas. Agradecía con mi vida todo lo que hacía por mí.

—Shawn, ¿estás seguro de que es tu hijo? Yo ya empiezo a dudar —comentó Nate y tuvo suerte de que el timbre sonó, porque estaba a punto de arrancarle la cabeza.

Los chicos salieron al patio cargados de bolsas con comida, bebida y juegos para no aburrirnos. Todos se acercaron para saludarme y pasar su mano por mi tripa porque creían que les daba suerte. Y mientras tanto yo le repetía a mi hijo que tuviese paciencia con todos ellos cuando naciese, porque iba a tener que aguantarlos a todos.

Cuando me saludaron, cogí a Sam del brazo e hice que me ayudase a entrar en la piscina porque estaba sofocada por el calor. Y sentir el agua fría era un gran alivio. En realidad no llegaba a entrar, tan solo me quedaba sentada en las escaleras de piedra porque temía hundirme, cosas de embarazadas. Entonces me quedé allí, sobando la tripa y mirando como Taylor y Cameron coqueteaban y no porque fuese cotilla, sino porque los tenía justo delante.

El tiempo fue pasando con rapidez. Comimos en familia, los chicos estuvieron jugando en la piscina y después salieron para jugar a algún juego de mesa y así poder participar yo también. Sin embargo no tenía muchas ganas ya que había tenido dolores desde que salí de la piscina, aunque lo había sabido disimular muy bien. No quería decir nada porque conocía a los chicos y en los cursos nos habían dicho que esperásemos a sentir contracciones más fuertes y seguidas para ir al hospital.

—¿Estás bien, rubia? —preguntó Shawn y puso su mano sobre mi tripa justo cuando me vino la contracción.

Y esa era de las fuertes porque me hizo agarrarme al brazo de mi chico con tanta fuerza que le dejé incluso marca.

—¡Madre mía, no estoy preparado! —chilló Jack mientras yo intentaba recuperar la respiración.

—¿Cuánto tiempo llevas? —preguntó Shawn, mucho más calmados que todos nuestros amigos.

—Las fuertes acaban de empezar y al parecer vienen seguidas —dije con rapidez, haciendo una mueca cuando volví a sentir otra.

Shawn los mandó a todos a recoger las cosas, excepto Cam, Taylor y Jack G que se encargaron de preparar todo para el hospital. La maleta ya la tenía hecha pero dejamos algunas cosas para el final y me di cuenta de que fue un gran error porque mi casa era un caos. Teníamos a todos corriendo de un lado hacia otro mientras se gritaban entre sí.

Y yo sí que quería gritar. Y arrancarles la cabeza a todos.

Aunque finalmente consiguieron recoger todo en un tiempo récord y llevarme al hospital. Y así era como mi hijo había venido al mundo, con un completo descontrol, pero estaba segura que eso nunca iba a cambiar.

A pesar de crecer seguíamos siendo unos críos.

Espero que te haya gustado y si es así no te olvides de la 🌟. María xx

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora