Day 29.

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Llevaba unos días ignorando a la mayoría de los chicos, hablaba con uno o dos y había discutido con Bart al menos tres veces. Estaba susceptible, lo sabía, y no podía evitarlo tampoco.

Estaba buscando la forma de poder dejar a Kian, recuperar a mi mejor amigo y seguir disfrutando de aquello pero no se me ocurría nada. Al menos nada que no le hiciese daño a él.

Las fans notaban que yo no estaba bien, mi hermana y amigos también, mi padre no paraba de llamar y los Dolan me enviaban mensajes cada hora para que los llamase. Sabía que tenía que cambiar mi actitud pero no sabía cómo hacerlo, eran demasiadas cosas las que ocupaban mi mente.

Estábamos en nuestro día libre, por lo que no me preocupaba por lo que tuviésemos que hacer. Yo estaba tirada en la cama y ese era mi plan para lo que quedaba de día, al menos hasta que Nash llegó, me subió en su hombro y me llevó hacia la habitación de alguno de los chicos. Intenté quejarme y pataleé pero eso no sirvió de nada.

—Bienvenida al paraíso —murmuró Nate, abriendo sus brazos con una sonrisa en su rostro.

Escuché la puerta cerrarse por lo que me giré esperando ver a Nash, pero él se había marchado. Volví a mirar en dirección a Nate y me fijé en todas las botellas de alcohol que había en el suelo.

-—Coge la que quieras y empieza a olvidar tus penas, nena —me invitó y yo fruncí el ceño pero finalmente me acerqué y me senté junto a él.

También tomé la botella que tenía a mi lado, sin importarme cual era, y la abrí para darle el primer trago. Mientras tanto Nate se encendió un cigarro que me ofreció para probar, pero por ahí sí que no pasaría por lo que me negué en rotundo.

—¿Por qué intentas emborracharme? —pregunté antes de darle un trago a la botella.

—Porque soy el único con dos huevos de decirte lo que pienso sin temer a las consecuencias, pero el alcohol siempre calma un poco.

—Ni que fuese una asesina —mascullé con enfado a lo que él rió.

—Tienes que reconocer que no te falta mucho —se burló y yo me balanceé para golpear mi hombro con el suyo.

—Sí... Soy un poco desastre —murmuré y entonces supe que el alcohol estaba haciendo su efecto y eso que había bebido muy poco.

Me eché sobre el hombro de Nate y seguí bebiendo de la botella, y cuando noté que la habitación daba vueltas, dejé la botella a un lado. Me había emborrachado en un hotel mientras estaba de tour, si salía viva de allí me tendrían que dar un premio.

—A veces siento que los tíos sólo me miran o se me acercan para acostarse conmigo.

—Somos hombres, cariño. Si yo supiese que tengo una oportunidad ya estaría muy dentro de tus pantalones —admitió y sentí como mis mejillas se ponían rojas.

—¿Crees que Kian me quiere o sólo quiere meterse en mis pantalones? —logré preguntar antes de comenzar con el molesto hipo.

—Ese capullo tiene una gran facilidad para decir te quiero sin sentirlo.

—Lo supuse —respondí, sonando indiferente aunque en el fondo sí que me afectaba.

Debía decir que Kian se había ganado un espacio en mi corazón y tras tantas cosas lo estaba haciendo pedazos. Yo solo quería dejarlo con él y no pensar en más chicos, no en una larga temporada.

Ni siquiera podía pensar en algo con Shawn.

—Oye... Shawn te quiere —confesó y yo rodeé los ojos.

—Necesito tiempo, no quiero más chicos —respondí, obteniendo una mueca de su parte.

—Iv, te va a esperar, pero no siempre. Y quizás para cuando tú te des cuenta, él está ya demasiado lejos —me aconsejó pero aún así yo seguía en mis trece.

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora