Day 63.

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Estábamos en una de nuestras reuniones típicas, en las que quedábamos para grabar algo todos juntos y después pasar el rato contando las cosas nuevas que nos había pasado o que nos habían dicho. Todas las semanas celebrábamos una y eran sagradas.

Desde que llegaron a casa de Shawn, yo había estado con los Jacks, grabando algo para mi canal. Aunque más bien se habían dedicado a molestarme y dejarme en ridículo en mi propio vídeo. Después de eso fui directa a acurrucarme junto a Shawn en su sofá. Estábamos en ese momento de la relación en la que no nos agobiábamos pero si teníamos un rato para estar juntos, lo aprovechábamos.

Al rato de estar hablando con Aaron, Matt y Jacob, mi novio cogió mi mano con disimulo y empezó a hacer círculos con su pulgar. Y cuando hacía eso era porque le apetecía que nos quedáramos solos. Cuando me di cuenta de su señal por primera vez, me hizo mucha gracia pero debía admitir que también había comenzado a usarla y había sido lo mejor.

—¡Teddy, no! —gritó Nate desde el jardín.

Nos giramos hacia la puerta y vimos como Teddy entraba, todo mojado y corriendo hacia donde yo estaba. Cuando estuvo a una buena distancia saltó y se tiró sobre mí, obviamente jugando pero era enorme y yo solo me limité a tapar mi cara. Teddy comenzó a lamer mis manos y a darme con sus patas para jugar.

—Madre mía, gordo, qué desastre —dije riendo, poniendo ambas manos a cada lado de la cabeza de mi perro.

Nate se dirigió a nosotros, dando grandes zancadas y levantó a Teddy de encima mía.

—Ven con papá —dijo Nate, una vez que cogió —. Vamos a secarte antes de que hagas algo peor.

Tras esas palabras, los chicos se burlaron de él y Nate les dedicó un bonito corte de mangas antes de marcharse de nuevo al exterior junto a Sam. Apostaba cualquier cosa a que Teddy se les había escapado y se había tirado a la piscina, porque otra explicación no había. Ese enorme cachorro estaba muy juguetón y no paraba de hacer trastadas.

Aproveché la situación para devolverle las caricias a Shawn antes de levantarme del sofá.

—Iré a cambiarme, ese demonio ha mojado mi ropa —anuncié, rodeando el sofá y guiñándole un ojo a Shawn con disimulo.

—Oye, nosotros no tenemos problema porque te quedes así —murmuró Aaron, con burla —. Por cierto, bonito sujetador.

Miré hacia mi camiseta y rodeé los ojos al ver que se transparentaba. Matt le dio un golpe en la cabeza y cuando subí un par de escaleras, pude ver como mi novio le pegaba una patada en la espinilla y se quejaba por su comentario. Shawn no era nada celoso, pero no le gustaba que hablaran cosas inapropiadas sobre mí y solía enfadarse mucho cuando lo hacían.

Terminé de subir las escaleras y entré a la habitación de mi novio, dirigiéndome directa al armario mientras me quitaba la camiseta y los pantalones. Abrí la puerta e hice el amago de coger algo limpio, me había tomado la libertad de dejar un poco de ropa mía en su armario por si acaso, pero entonces lo pensé mejor. Cerré la puerta del armario, entré en el baño y me envolví con una toalla. Después me asomé por la escaleras.

—Shawn ¿puedes subir? Necesito algo tuyo, ya no tengo ropa aquí —grité para que me escuchase, obteniendo un "ya voy" por su parte.

—¡Sexo! —gritó Cam emocionado.

—Mejor nos largamos —escuché que Taylor decía y los demás le daban la razón.

—Pensé que os quedaríais a cenar —dijo Shawn, algo confundido.

—Sí claro, y os escuchamos a los dos follar como conejos, no te jode —escuché que decía Nate y no pude guardar la carcajada, que salió con libertad de mí.

—Mira, podemos ir a por la cena y eso mientras la ayudas con la ropa —sugirió Jack J.

Mis amigos me encantaban, ahí estaban, hablando de nuestra vida sexual con total libertad e incluso ofreciendo ir a por la cena mientras nosotros... Bueno, eso.

—Pero que solo voy a darle algo de ropa —se justificó mi chico, haciéndome rodar los ojos y haciendo reír a los demás.

—Pasadlo bien, y nada de niños ¿vale? —dijo Jack G, y entonces volví a la habitación corriendo.

Escuché como cerraban la puerta y los pasos de Shawn subiendo por la escalera. Tiré la toalla a un lado mientras a toda prisa conectaba su reproductor de música y mi móvil, poniendo una lista solo con sus canciones a un nivel bajo.

Cuando entró en la habitación su mirada fue directa a mí, estaba claro que no esperaba verme solo en ropa en interior en su habitación. Su cara aún seguía roja por los comentarios de los chicos pero su semblante no mostraba ninguna vergüenza, es más, creí que por un momento me iba a comer solo con la mirada. Puse mis manos tras mi espalda y me moví despacio a un lado y a otro, al ritmo de su música, arrancándole así una sonrisa.

Tras eso me acerqué a él con pasos apresurados y no tardé en pasar mis manos tras su cuello y enterrar mis dedos en su pelo. Iba a dejar caer mis labios sobre los suyos cuando él se apartó para quitarse la camiseta antes. Los músculos de sus brazos y abdominales se estiraron y yo solté un suspiro ante tal vista. La dejó caer a un lado, pasó su mano por su pelo rebelde que se había dejado caer sobre sus ojos y después rodeó mi cintura con delicadeza y seguridad. Sus dedos hicieron presión sobre mi piel, iniciando escalofríos que recorrieron toda mi espalda.

—Se me hace raro hacer esto con mi voz de fondo —murmuró y se separó para cambiar la lista de reproducción dándome un bonito plano de su espalda.

—Hace al menos tres semanas que no estamos juntos, supuse que la música sería lo menos influyente —comenté con burla, pero el mencionar el tiempo que no habíamos estado juntos me desesperaba.

Esas tres semanas no nos habían dejado un minuto siquiera a solas, todos parecían necesitar nuestra presencia y era frustrante.

Shawn se giró, sonriendo, y se dejó apoyar en el escritorio mientras se cruzaba de brazos. Rodeé los ojos, fingiendo fastidio y me acerqué a él, dejando mi mano sobre su estómago. Dejé que mis yemas recorriesen su pecho y su estómago con libertad hasta la cinturilla de su pantalón. Introduje dos dedos y tiré del pantalón para hacer que se moviera. Él soltó una carcajada y se dejó llevar por mí hasta la cama, donde me dejé caer. Ocupó su sitio sobre mí y sus labios fueron directos a mi cuello pero lo tomé de la barbilla para que subiera hasta los míos, cosa que hizo sin problema.

Dejé de tener el control racional sobre mi cuerpo y tan solo lo dejé a su libertad. Mis manos se perdieron en la piel de Shawn, no había zona que dejasen sin tocar mientras que mis labios estaban siendo bien tratados por los suyos. Dejé caer mis manos de nuevo sobre su pantalón del cual nos deshicimos no mucho tiempo después.

Lo que sucedió fue historia, pero una muy bonita, debía admitir.

Estábamos exhaustos, yo me había acurrucado a su lado mientras que Shawn acariciaba con lentitud y suavidad mi espalda. Por mi parte, yo tenía mi mano acariciando su estómago, disfrutando de la suavidad. Su piel era tan suave que me daba hasta envidia, al igual que su pelo, sus labios y sus caricias. Todo era tierno en él. Bostecé, haciendo reír a Shawn y que así me estrechase más contra él.

—¡La comida está ya, par de conejos! — escuchamos gritar a Nate junto al timbre, dado que la ventana de Shawn daba a la entrada.

Él se limitó a reír y yo bufé, al parecer nuestro momento había llegado a su fin.

Espero que te haya gustado y si es así no te olvides de la 🌟. María xx

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora