Day 51.

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—Por fin solos —murmuré, tirándome encima de Step que se había sentado en el sofá de casa.

Después de unos agotadores días de visitas, habíamos conseguido quedarnos a solas.

—¿Segura? —preguntó él, mirando hacia atrás en dirección a la cocina, teniendo que mi padre saliese de allí.

—Que sí —le garanticé, rodando los ojos —. Los chicos están visitando a sus familias, Anna supongo que estará con Shawn, mi hermana en su hotel y mi padre en sus cursos. Tenemos toda la tarde para los dos.

—¿Y si tu padre llega antes?

—Ugh Step, tranquilo. Sabe de sobra qué podría encontrarse y no vendrá —Step rió sonoramente ante mis palabras y fue entonces cuando me envolvió en sus brazos.

—Entonces aprovechemos nuestro día —murmuró, repartiendo besos por mi cuello.

La idea no era mala, solo que había un ligero problema porque yo estaba en esos días tan hermosos del mes. Era genial el karma.

—Ya... No creo... Ha venido a visitarme mi amiga —dije, de la forma más sutil pero su ceño fruncido me indicó que no lo había captado.

—¿Pero no decías que estábamos solos? —se quedó mirándome y yo decidí esperar por si se le iluminaba la bombilla —. Ah, entiendo... —murmuró, después de un largo silencio.

Él hizo una mueca de desagrado y yo me encogí de hombros, si por mí fuese no la tendría en ningún momento pero al parecer, la vida no nos quería juntos. Pero si habíamos podido aguantar el tiempo que estuve en su casa, unos días más no iban a ser la gran cosa.

Como no teníamos nada mejor que hacer, puse una película que a la mitad ya me aburría demasiado. Intenté centrarme varias veces, pero estaba claro que la película no era la gran cosa para mí, aunque a Step se le viese muy entretenido. O es que actuaba muy bien y no quería decirme que era una basura. Estaba mirando a mi novio y entonces llevé mi vista a la ventana. Gracias a eso se me ocurrió una muy buena idea.

—Step ¿te está gustando la película? —pregunté, y aunque no apartó la mirada de la televisión, negó con la cabeza —. ¿Me enseñas a conducir?

—No, porque me gustaría vivir unos años más —contestó, recibiendo un golpe por mi parte.

—Anda, por favor, quiero aprender y sacarme el permiso —supliqué, tomando su barbilla entre mis dedos para tirar de ella y que así me mirase.

Hice un pequeño puchero y el rodeó los ojos con fastidio, lo había convencido. Me acerqué para besar sus labios unas cuantas veces mientras le daba las gracias una y otra vez.

—Tienes que hacer caso a todo lo que te diga —exigió y yo asentí, intentando no sonreír.

Me levanté del sofá y corrí a por las llaves del coche de mi padre mientras que Step apagaba la televisión y todas esas cosas. Una vez listos, salí disparada hacia el coche y me monté en el lugar del conductor, esperando a que Step se subiese en el de copiloto pero lo que hizo fue acercarse a mi lado y abrir la puerta.

—¿Qué haces? —pregunté algo confundida.

—Ni te creas que te dejaré empezar en un lugar con tráfico. Llevaré el coche hasta un lugar más tranquilo, tú me indicas el camino y más te vale que no juegues —lo último me lo dijo con una sonrisa que provocó la mía, en tan poco tiempo el me conocía muy bien.

—Me gustan los juegos en los que el chico lleva el control —susurré de forma provocativa en su oído cuando me bajé, sacándole un suspiro pesado.

Tras eso golpeé su trasero y corrí hacia el otro lado para subirme en el coche. Mi chico me miraba con el ceño fruncido, haciéndome reír sonoramente. Provocar a Step era uno de mis pasatiempos favoritos y pensaba aprovecharme de él.

Durante el trayecto le di las indicaciones correctas hasta las afueras de la ciudad, a mí tampoco me apetecía estrellarme contra nadie y entendía que él quisiese empezar fuera. Siendo sincera, yo no me imaginaba conduciendo porque era muy torpe para cosas así y temía que al llegar a casa, llevase una farola a casa de regalo.

—Si lo haces medio bien, lo llevas tú a casa —me animó Step nada más intercambiarnos los asientos.

Él se puso el cinturón y suspiró con miedo.

—¡Oh vamos, ni que me fuese a estrellar contra lo primero que viese! —me quejé, haciéndolo reír.

Podría vivir para siempre solo con el sonido de su risa. Step me explicó brevemente que era cada cosa y me dio las indicaciones de que tenía que pisar para arrancar. Después metí la marcha e intenté hacer lo que él decía, levantar poco a poco el pie del embrague para que no se parase. El coche comenzó a andar y yo miré ilusionada a Step.

—¡Estoy conduciendo! —chillé de emoción.

—¡No apartes la vista de la carretera! —me gritó Step, cogiendo el volante y girándolo con brusquedad.

Cuando devolví la vista a la carretera pude apreciar que iba directa hacia una farola y que me había quedado a muy poco de chocarme con ella. Me empecé a reír puesto que había pasado lo que esperaba y tras eso me puse en serio.

Seguí cada instrucción que me dio y cada vez me veía mejor. Seguía teniendo algunos problemas con el freno y el cambio de marcha, pero por lo menos ya no se me paraba cada vez que quería salir. Step decidió que era un buen momento para probar a estar con algo de tráfico y me avisó de que si no podía aguantar y me ponía nerviosa que tan solo se lo dijese y él lo llevaría.

Me encantaba Step, me cuidaba muy bien, en los pocos días que había estado en Nebraska no había momento en el que no estuviese pendiente de si necesitaba algo. Estaba dispuesto a poner su vida en riesgo conmigo por enseñarme a conducir y siempre intentaba hacerme sonreír cuando me regañaba por algo. Él era muy maduro dentro su edad, puesto que aunque tenía 23, él amaba salir con los amigos y divertirse como cualquier otro. Pero también tenía claro que era lo que quería en su vida, por lo que estaba dispuesto a luchar, y por lo que no. Y me sentía afortunada de ser parte de algo que amaba.

—Mira los espejos de vez en cuando, algunos están locos y pueden pegarse mucho a ti —me aconsejó e inmediatamente hice lo que dijo.

Intenté mantener la velocidad, cambiar de marcha cada vez que me lo decía, controlar la calle por la que tenía que ir y mirar a los coches pero cuando el tráfico se hizo un poco más pesado no pude con los nervios. Temía no saber reaccionar y provocar un accidente por lo que paré en doble fila y volvimos a cambiarnos de puesto.

—No lo he hecho tan mal —afirmé con confianza.

—Bueno... Aquella farola no nos hacía falta pero por lo demás puedo decir que estoy orgulloso de como lo has hecho —me dijo y me dio una breve mirada.

Por una vez su comentario positivo no tuvo de mi parte alguna frase característica mía, ya que me había puesto nerviosa y me había dado un poco de vergüenza que me dijese que se sentía orgulloso.

—Le diré a mi padre que me busque un buen lugar para sacar mi permiso.

—Si bueno... Y que tengan paciencia también, que contigo... —dejó caer y después rió.

—¡Pero Step que soy tu novia! De verdad, que manía de meterte conmigo —le dije, haciéndome la enfadada aunque no pude disimular la sonrisa.

—Si es que eres tan niña, no puedo evitarlo.

—Con razón decía Michael que me llevaba al mejor —comenté, haciendo que él se callase e incluso aprecié como sus mejillas se ponían rojizas.

—Bien, te llevaré a comer. Así por lo menos no me harás pasar vergüenza —dijo, aclarándose la voz tras unos segundos.

Yo comencé a reír y negué con la cabeza. Sabía que tenía que protestar por su comentario pero me llevaba a comer, y eso era mucho más importante. No quería quedarme sin una comida gratis por un comentario.

N/a: espero que te haya gustado y si es así no te olvides de la 🌟 María xx

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora