Day 60.

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Bajé la pantalla del portátil, estaba exhausta pero por fin lo había terminado y estaba orgullosa con el resultado. Estiré mis brazos, para desperezarme y suspiré, cerrando los ojos. Escuché unos pasos entrar en la habitación, pero hice como si no lo hubiese escuchado, puesto que aún llevaba los auriculares en mis oídos y lo confundiría.

Sus manos cubrieron mis ojos y no pude evitar sonreír como una tonta enamorada. Quité los auriculares de mi oído para así escuchar su hermosa voz sin problema.

-¿Quién soy? -preguntó, intentando cambiar la voz.

Yo reí por su pésimo intento.

-El monstruo de las galletas -respondí, intentando imitar la voz grave que había usado.

Dirigí mis manos a las suyas y la retiré de mis ojos, roté en mi silla giratoria para estar frente a él y miré como se agachaba para quedar a mi altura, aunque se había quedado más bajo. Sus manos se apoyaron en mis piernas y las apretó levemente.

-Qué graciosa, rubia -murmuró intentando mantenerse serio -. ¿Ya has terminado eso que es tan secreto?

Yo me limité a asentir mientras sonreía.

-Entonces... ¿se lo contarás por fin al amor de tu vida? -dijo, aludiéndose a sí mismo, lo que me hizo rodear los ojos y bufar.

Iba a quejarme cuando la voz de mi padre nos interrumpió. Ese hombre tenía tanta puntería para interrumpir.

-¡Shawn, Iv, ni penséis que os recalentaré la comida! -gritó, haciéndonos reír a los dos.

-He estado escribiendo y compartiendo una historia que hablaba sobre mi vida en Magcon -le conté, sus ojos se iluminaron y sonrió.

-¿Has hablado de nosotros? -preguntó mientras se levantaba y alargaba su mano.

La tomé, entrelazando nuestros dedos para bajar a la cocina y acompañar a mi padre.

-No, porque no podían sospechar que era yo. Sería obvio si daba detalles concretos, por eso en mi historia elijo a otro.

-¿Cómo? -preguntó ofendido, haciéndome reír.

-Pero tranquilo -le dije, parándome al final de la escalera. Tomé su cara entre mis manos y aplasté sus mejillas -. Que al único que quiero es a ti -pronuncié antes de besarlo.

Había decidido describir mi experiencia en Magcon en una historia para las fans y sobretodo quería hacerlo desde el anonimato. La mayor parte de la historia era cierta, solo había cambiado a partir de dejar Magcon. Yo no me fui a Reino Unido, sino que volví a Nebraska puesto que Shawn también dejó el tour. Después de lo que ocurrió durante el tour, ambos sabíamos que debíamos estar juntos.

Sí, conocía a Step y a sus amigos, Michael y Adam también existían solo que conocía su historia y había hablado poco con él. Step no tuvo ningún problema en que lo utilizase en mi historia y por eso lo elegí a él. Anna también era real, solo que la había conocido en Nebraska y ella no iba tras Shawn, ni de coña. La pelea de Jack con Kian también fue real, Jack le dio dos buenos puñetazos. También tuve una pequeña peles con Nate y Sam, pero comprendieron que debían bajar el ritmo y todo estaba genial.

Y finalmente, el tema Taylor y Cameron también era real solo que Cameron no fue tan cabrón. Al contrario, nos sorprendimos cuando él dijo que comprendía a Taylor y que no sabía cómo ni por qué, él también sentía algo así. Dicen que como nunca habían probado estar con alguien del mismo sexo, no sabían que podría gustarles y lo están intentando, pero muy lentamente.

-¿Se puede saber qué hacíais? -inquirió mi padre una vez que nos sentamos en las sillas.

-Su genial hija me contaba como ha escrito una historia en la que no me elegía -contó Shawn, intentando sonar resentido.

-Ya sabía que era genial, cariño -murmuré con tranquilidad -. Por cierto, papá, vaya puntería para interrumpirnos.

-Es bueno tener puntería en la vida -se justificó, pero después miró a Shawn y frunció el ceño -. Aunque tú, hijo, más te vale que no la tengas por mucho tiempo.

Yo me atraganté con la comida y Shawn rió a carcajadas limpias.

-No se preocupe señor Mayer, por mucha puntería que tenga no ocurrirá nada, tenemos cuidado -habló mi chico y yo quise esconder la cabeza en el plato.

-¿Eres consciente de que estás hablando de nuestra vida sexual con mi padre?

Mi padre se encogió de hombros y mi chico se puso rojo como un tomate. Aunque juraba que yo estaría igual o mucho peor. No sé cómo no se había dado cuenta, pero podía ser que se sintiese tan bien que no se diese cuenta de los temas incómodos.

La comida fue tranquila y yo me sentía super feliz. Magcon no estaba roto y aunque mi historia había sido genial, no cambiaría la realidad por nada del mundo.

Espero que te haya gustado y si es así no te olvides de la 🌟. María xx

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora