Day 37.

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El tour había acabado en España, los chicos ya habían cogido un vuelo hacia Francia, su nuevo destino, y yo me había atrincherado en la habitación de Destiny y Rubén, rodeada de comida y sin intención de salir.

Por suerte ella me había invitado a quedarme en su piso, ya que sabía que no podría estar en el mismo lugar que mi madre más de un día. No era ningún secreto que no nos soportábamos, ella era todo lo contrario a mí y era por eso que discutíamos tanto.

Lo único que había hecho durante los dos últimos días, había sido estar tirada en la cama, comiendo y revisando mi móvil, además de llorar. No lloré durante la despedida con los chicos, ni siquiera sabía cómo conseguí aguantar las lágrimas cuando me despedí de Shawn. Lo que sí sabía era que estaba echando todo lo que me había aguantado.

Abrí un bolsa de patatas, me cubrí con una manta y cogí mi móvil para responder a los mensajes. A la misma vez Dest abrió la puerta, encendió la luz y puso sus brazos en jarra mientras me miraba ceñuda.

¡Por el amor de Dios, Iv! Deja nuestra cama libre
—protestó y yo hice un gesto con mi mano, haciéndole entender que se callase.

Apaga la luz —mandé, cogiendo una patata que después me comí.

¡Ivie! Rubén y yo estamos durmiendo como podemos en una cama individual —se quejó, a lo que rodeé los ojos —. ¡Puedes seguir siendo antisocial allí! Deja nuestra cama libre —pidió lloriqueando y por unos segundos me apiadé de ella.

Me envolví mejor en la manta, cogí la bolsa y mi móvil y salí de la habitación para rápidamente correr hacia la de invitados, pasando por la habitación que tenía Rubén para grabar dónde él se encontraba. Tenía la luz apagada y hablaba sólo, o más bien chillaba, por lo que deduje que grababa un vídeo de miedo por lo que entré con sumo cuidado después de cubrir mi cabeza con la manta y me puse tras de él en silencio. Cuando más tensión tenía, hablé.

Vas a morir —murmuré imitando una voz siniestra.

Rubén chilló, cogió la lata de cerveza que tenía en su escritorio, se giró y me la lanzó con tanta puntería que me dio en la frente. Y encima estaba llena por lo que me hizo bastante daño. Destiny llegó corriendo tras escuchar el grito y rió como una loca al verme en el suelo sentada, sobando mi frente mientras que Rubén intentaba no morir.

¡Eso dolió, rubio! —mascullé, mirándolo mal, sabiendo lo mucho que le molestaba que lo llamasen "rubio".

Siempre acababa diciendo "es rubius, no rubio, no es tan difícil".

Casi me da un infarto —se quejó, llevando una mano a su corazón, tratando de estabilizar su respiración.

Míralo por el lado bueno, tienes un vídeo buenísimo —le dijo mi hermana una vez que estuvo a su altura para después besarlo.

Yo hice una mueca, abrí la bolsa y metí cuatro o cinco patatas en mi boca.

Bien, me iré a engordar a otro lugar —añadí, dejándolos solos en su sesión de besos.

Iba a entrar en la habitación cuando escuché la puerta principal cerrarse. Por curiosidad, me asomé y vi a mi madre mirando hacia todos lados, en busca de alguien y yo, como buena hija, intenté escabullirme sin que me viese aunque fue en vano.

¡Ivie! —chilló con emoción y yo mascullé unas cuantas maldiciones antes de girarme con una falsa sonrisa —. Tu padre ha cedido a firmar los papeles para quedarte conmigo.

Mi cara debió ser un total cuadro porque la sonrisa de mi madre se borró.

¿Qué? —susurré y negué con la cabeza, no quería creer lo que escuchaba.

Él no tiene ni un trabajo fijo, no puede cubrir tus necesidades —explicó con cuidado, pensando cada una de las palabras que pronunció por mi reacción.

No puedes... Tú no puedes... —comencé a decir, soltando todo en el suelo y quitando la manta de mis hombros.

De repente me había dado calor.

¿Qué ocurre? —preguntó Dest, entrando en escena también.

Tengo dieciocho años, no puedes... —seguí diciendo, más bien, intentaba convencerme de que era imposible.

Mira, hija, sabes que en Nebraska la mayoría de edad son 21, no 18. Puedo tener tu custodia hasta esa edad.

Yo miré a mi hermana y a Rubén, pidiéndoles con la mirada algo de ayuda pero tan sólo bajaron sus miradas al suelo.

Entonces recordé la oferta de Brandon y los demás, y si era necesario la usaría hasta poder viajar a Nebraska.

Si haces que mi padre firme, me marcharé. Unos amigos me ofrecieron pasar un tiempo con ellos en Reino Unido, en los demás lugares soy mayor de edad y no puedes retenerme —amenacé a lo que mi madre contuvo la respiración con una mueca de horror.

Ella no estaba acostumbrada a que le hablasen así. Mi hermana era muy obediente y demasiado dócil y yo era todo lo contrario. Si algo no me gustaba o no estaba de acuerdo, no podía tan sólo aceptarlo. Y mi madre, después de años de tranquilidad con Dest, se había topado conmigo.

Ivie... —murmuró, y supe que no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer.

Bien, el problema estaba en que yo tampoco.

Está todo dicho —finalicé, recogí mis cosas y me encerré en la habitación de invitados.

Marqué el número de Brandon y metí tres patatas en mi boca. Para mi mala suerte, él contestó cuando aún no había terminado y tuve que hacer ruidos para que pensase que no le había colgado.

—¿Te has convertido de repente en gorila? —preguntó y yo rodeé los ojos, como si él pudiese verme.

—¿Cuándo dices que volvéis a Reino Unido? —le pregunté de vuelta, ignorando lo que me había dicho y más que dispuesta a viajar a la otra punta del mundo si así conseguía volver a mi hogar.

N/a: espero que te haya gustado y si es así no te olvides de la 🌟 María xx

I'm not the Magcon girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora