El señor cura llegó a la casa, después de comer, fueron al salón de música, antes de que las mujeres empezaran a tocar sus instrumentos musicales les anunció.
—Hijas tengo que hablar con ustedes de algo muy importante para una de ustedes.
—Díganos tío—. Acaso una de nosotras cometimos alguna falta.
—No, no, nada de eso, escúchenme con atención─. Hay un joven interesado en una de ustedes, con fines matrimoniales
Las tres mujeres quedaron estupefactas solo atinaron a decir—¡Oh!
—No sé cuál de ustedes se trate ya que el joven no me lo dijo, ni yo le pregunté; antes que nada quiero que sepan que es un hombre de medios monetarios, pero es católico, honrado y trabajador. Si una de ustedes es la elegida va vivir según sus medios económicos, claro está que yo les voy a dar una pequeña dote la cual ayudará para poner un pequeño negocio.
—¿Y lo conocemos?
—Creo que ya tuvieron la oportunidad de conocerlo, su nombre es Ignacio, es el hijo de Demetrio el leñador.
Las mujeres quedaron gratamente complacidas, al menos no era viejo ni feo.
—¿Dime Celestina si tu fueras la elegida ¿aceptarías?
—Si tío aceptaría.
—¿ Y tu Justina?
—Si tío aceptaría con gusto.
—y tú Valentina—. ¿También aceptarías?
—También yo tío.
—Bueno pues no se diga más el próximo domingo le daré su respuesta mientras tanto niñas toquen, toquen esos instrumentos de Dios.
Las sobrinas empezaron a deleitar a su tío con su música mientras se preguntaban quien sería la elegida.
El domingo, Nacho llegó puntual a la misa de doce, ese día se celebraba una misa de boda, la iglesia se inundo con las voces angelicales de las tres mujeres acompañadas de sus instrumentos musicales.
Nacho busco con la mirada de donde provenían esas voces tan maravillosas y allí vio, a las tres mujeres cantando y tocando, quedó más maravillado.
Cuando termino la misa, se dirigió a la sacristía donde el señor cura ya esperaba por él.
—Buenas tardes, señor cura—, saludo Nacho al prelado de la iglesia mientras respetuosamente besaba la palma de su mano.
—Pasa hijo esperaba por ti.
—Y dígame señor cura—. ¿Cuál fue la respuesta de su sobrina?
—Bueno muchacho como no me dijiste cuál de mis sobrinas te gustó, yo les pregunte a las tres, y ellas estarían encantadas de iniciar una amistad contigo y si se avienen más adelante, porque no, contraer matrimonio.
—¡De veras señor cura!
—No tengo porque mentirte, para el próximo domingo te espero con tus padres para que pidas formalmente la mano de mi sobrina; conste que pedir la mano de mi sobrina no quiere decir que sea un compromiso formal, primero se tienen que conocer muy bien.
Nacho no cabía en sí de gusto beso la mano del sacerdote y se despidió.
—Bueno padre entonces nos vemos para el siguiente domingo
—Ve con Dios hijo, anda me saludas mucho a tus padres.
—Yo le doy sus saludos, con mucho gusto.
Nacho llegó muy emocionado a su vivienda buscando a sus padres para darles la gran noticia.
—¡Padre, Madre!
—¿Qué pasa a que se deben esos gritos?
—¡Me voy a casar! el señor cura me dio su permiso, el domingo que viene se alistan porque nos vamos a misa de doce y después vamos a pedir su mano.
—¡Pero cómo a pedir su mano!, ni siquiera se conocen.
—Ya tendremos tiempo de conocernos, lo importante es que ya tengo el consentimiento del señor cura y lo más importante de mi amada.
Los padres se quedaron muy desconcertados, pero no le dijeron nada, cuando se quedaron a solas comentaron entre ellos.
—¿Cómo ves a tu hijo? ¿No se te afigura que se esta precipitando?─Dijo su padre en un susurro.
—Pues yo no lo veo nada bien, ella es rica y nosotros pobres yo creo que no lo van a humillar─contesto la mujer.
—No te preocupes por eso mujer, Nacho no es nada dejado, yo lo decía porque si tratándose un tiempo los novios, no más se casan y empiezan las desavenencias, pero al mismo tiempo ya es tiempo de que haga su vida de casado ya no es un jovencito.
─Pos eso si, pero también las sobrinas del señor cura, ya no se cocen al primer hervor.
─Si, eso es cierto ya están pasaditas de tiempo, con que no se haya fijado en la más vieja, y no sirva pa traer chamacos.
─Tampoco están tan viejas, no exageres.
—Bueno Dios quiera que le vaya bien—. Habiendo tantas mujeres igual de pobres que nosotros, pero no, se fue a fijar en una más alta que él.
—Ya mujer, no te preocupes, vamos a ver qué dice Dios.
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Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018
RomanceNunca me amaste Esta es la historia de Baudelia Paredes Diaz. Narrada por ella misma y un narrador omnisciente, que no forma parte de la historia. Baudelia es la historia de una mujer que sufrió las peores vejaciones, a la edad de siete años empezó...