Parte /23

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Cuando sali de la cantina me dirigi directamente a la clínica entré directamente al consultorio de Octavio, llegué en el preciso momento que estaba despidiendo a una paciente cuando me vio rápidamente se dirigió hacia mí.

—¿Qué pasa? Viene contigo Baudelia?

—No, ella no viene pero ese el  motivo de mi visita, me aviso mi suegro que a Baudelia se le adelanto el parto, que todo pasó muy rápido,  la atendieron en casa de mis suegros, al parecer no hubo ningún contratiempo y están bien el niño y ella, cuando mencioné al niño se le alumbra la cara y me dijo lleno de alegría.

—¡¡Un niño, tienes un hijo Felicidades hermano!!  desde ahora te digo que yo voy a ser su padrino, bueno siempre y cuando Baudelia esté de acuerdo.

—Claro que va a estar de acuerdo ella los estima mucho a ti y a Paty.

—Bueno pues, cojo mi maletín y nos vamos para allá, no está por demás que les dé una revisadita a los dos.

—Gracias Octavio no esperaba menos de ti.

—¡¡Vamos ya quiero conocer a mi ahijado!!

Baudelia

Me preguntó una y otra vez ¿Qué pasa con Juan Manuel? cada vez me convencía más, que no quiere conocer al niño, él no lo quiere, todavía recuerdo la golpiza que me propino, cuando se enteró que estaba embarazada, tengo mucho sueño, tanta visita me dejo agotada, no contando con el esfuerzo que hice.

Narrador

Baudelia estaba muy cansada, por fin el sueño la venció, se quedó profundamente dormida, rodeando con su brazo, a su hijo, que también dormía plácidamente, ella, no escuchó cuando llegó Juan Manuel en la compañía de Octavio.

—Buenas noches don Nacho señora Valentina, ¿Cómo está mi mujer y mi hijo, por más intentos que hice no pude venir antes. 

—No se preocupe yerno,  mija y mi nieto están bien cuidados, pero pásenle Baudelia esta en su cuarto—. Octavio me susurra.

—Pasa tu primero yo espero aquí, después entro  yo.

 Juan Manuel no quería estar a solas con Baudelia y su hijo, pero no pudo decir nada, después de todo sus suegros creían que él esperaba la llegada de su hijo con impaciencia cómo todo padre normal, sobre todo si se trata del primogénito, pero él. Él no era un padre como los demás, él no quería a ese hijo que Baudelia le había impuesto, camino hasta la habitación, abrió lentamente la puerta y el cuadro que vio lo dejo sin aliento, despertando sentimientos que creía que no existían en su persona.

El cuarto estaba semi oscuro, sólo una pequeña lámpara alumbraba a los que reposaban en la misma, pero esa luz le basto a Juan Manuel para quedar extasiado con la aparición que sus ojos veían, vio a Baudelia durmiendo plácidamente rodeando con su brazo derecho un bultito, se acercó hasta la cama, y pudo ver a la criatura, las emociones reprimidas salieron a flote, sintió una ternura por la criatura y unas ganas incontrolables de abrazar al pequeño, este sintiéndose observado abrió sus pequeños ojos y clavo su mirada en su padre. En ese momento abrió los ojos Baudelia, cuando miro a Juan Manuel parado junto a su cama una gran alegría invadió su corazón y  tomando a su hijo, se lo ofreció a su padre, diciendo—. Te presento a nuestro Hijo.

Juan Manuel lo tomo en sus brazos, lo miro largamente de pronto una lagrima rodo por su mejilla la cuál mojo la carita de su hijo, él la limpio rápidamente con el torso de la mano, vio a Baudelia que le sonreía con mucha ternura, lentamente bajo su cara hasta la de ella y deposito un beso en su frente, era un momento mágico, el lentamente bajo la cara hasta los labios de ella y cuando los iba a besar, unos leves toquidos en la puerta rompieron el mágico momento.

—¿Se puede? era Octavio, eso basto para que Juan Manuel reaccionará, contestó rápidamente.

—Claro que sí, pasa hermano.

—Bienvenido pequeño, está hermoso, Felicidades Baudelia, yo quiero ser el padrino de tu hijo si tu no tienes objeción.

 —Me encantaría que tu y Paty sean los padrinos de mi hijo—. Octavio se dispuso a revisar a Baudelia y al niño. 

—Vamos a ver, cómo están la mamá y el recién llegado a este mundo.

Octavio, revisó minuciosamente a Baudelia, cuando terminó dijo sonriendo. 

—Parece que la matrona, sabe muy bien su trabajo, está a la altura del doctor más experimentado— ahora vamos a ver al pequeñín—. Después de revisarlo minuciosamente exclamó con un amplia sonrisa.

—Felicidades, son padres de un niño muy sano y hermoso, no es por nada, pero está muy apuesto, creo que es tu misma estampa hermano, no lo puedes dudar.

A Juan Manuel se le dibujo una gran sonrisa en el rostro, se sentía muy orgulloso de ser el padre de ese precioso bebe. 

Juan Manuel

Octavio, me dejo sólo para que pasara a conocer a mi hijo, el ingenuamente cree cómo todos los demás que moría por conocerlo, si supiera que solo vengo por compromiso, a mi ese niño no inspira nada, al igual que su madre, el cuarto esta semi penumbra sólo alumbrado por una tenue luz que despide una lámpara con un foco de muy bajo voltaje. Giré los ojos alrededor de la habitación, al fin vi  la cama. Allí estaba Baudelia, no pude negar que ella se veía muy bonita, el pelo le caía a los lados de la cara, junto a ella estaba un pequeño bultito ese debía ser el niño, me acerqué a él. De pronto me invadió una emoción muy grande, sentí el impulso de cargarlo entre mis brazos, esa emoción era muy similar a la que sentí cuando besé a Judith por primera vez. Baudelia abrió los ojos cuando me miró,  tomó al niño y me lo ofreció, sin pensarlo lo tomé entre mis brazos, de pronto abrió sus pequeños ojos, quedé maravillado. Baudelia me dice muy alegre.

—¡Mira a abierto los ojos y te está mirando, es la primera vez que los abre!—Era un reflejo de que el niño me miraba a mi, según me dijo Judith que los bebes empiezan a reconocer sombras hasta los tres meses, pero en ese momento yo sentía que me miraba a mí. 

Eso me llenó de satisfacción, sentía tanto gusto en mi pecho que me invadió un impulso de besar a Baudelia, la bese en la frente, pero una fuerza invisible, hacía que posará mis labios en los de Baudelia, afortunadamente en ese momento se escuchó la voz  Octavio y cortó el hechizo.

Baudelia

Después de esperar por horas la llegada de Juan Manuel, el cansancio me venció, me quedé dormida pensando en que mi marido no quería conocer a nuestro hijo, no se cuanto tiempo paso, pero en medio del sueño, sentí una mirada clavada en mi rostro, abrí los ojos y allí frente a mi estaba Juan Manuel, le sonreí, le ofrecí a nuestro hijo temerosa de que lo rechazara, pero eso pasó, al contrario lo tomó en sus brazos y quedó embelesado mirándolo con ternura, esa mirada no se la conocía, de pronto una lagrima rueda por su mejilla y se deposita en el rostro del bebe, él la limpia rápidamente, se acerca lentamente a mi y deposita un beso en mi frente, baja su cara hacia mi boca cuando esta a punto de besar mis labios siento una indescriptible emoción, pero en ese momento tocan la puerta, él se repone, ya no hubo beso, quien seria el indiscreto. Oh era Octavio, me felicitó, me pidió ser el padrino de mi hijo, yo acepté sin pensarlo dos veces que mejor padrino que él, enseguida me  empezó a revisar, también revisa al bebe, dijo que todo estaba muy bien.


Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora