Parte/14

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Bertha escuchaba a Juan Manuel sin dar crédito a lo que estaba pasando, su amigo estaba sufriendo muchísimo, cuando este, estuvo más calmado le dijo.

—Perdóname Juan Manuel, pero te lo juro, no sé de qué diablos me estás hablando—Y la mujer era sincera, Judith en su afán de desaparecer de la vida de Juan Manuel, ni a ella que era su mejor amiga, le contó nada, sabia que su amado con la primera que iba a acudir era con ella. 

El vio la sinceridad en los ojos de la mujer.

—Perdóname por mi actitud,  pero estoy desesperado, se dispuso a contarle todo lo que había vivido desde que llegó a la ciudad.

Bertha lo escuchaba atentamente, cuando termino el relato le aconsejo— creo que con la que tienes que hablar es con tu madre, yo voy hacer lo posible para investigar a donde se fue Judith con las niñas y si se algo te lo comunico inmediatamente.

—Te lo voy agradecer muchísimo, tu sabes cuánto las amo no podría vivir sin ellas.

—Yo lo sé, no me tienes que jurar y ellas también te aman a ti.

—Fui un estúpido por no hacerle caso a Judith, ella me dijo que no le dijera nada a mi madre, que ella presentía que esto iba a pasar, no creí que mi madre fuera tan ruin siento que la odio.

—Cálmate Juan Manuel, es tu madre, ella cree que lo hizo por tu bien.

—¡Cuál bien, cuál bien, alejarme de la mujer que es mi vida, por favor, no me digas eso¡—Me tengo que ir, estamos en contacto

—Claro que si, en cuanto sepa algo yo te aviso, conduce con cautela. 

—Juan Manuel, empacó algo de ropa y salió  a Oaxaca a la casa de los padres de Judith, pero no encontró a nadie, solo a las personas que cuidaban la finca.

—¡Señor Juan Manuel, que milagro, pásele pásele, ¿Y la señora Judith y las niñas no vienen con usted?

Al escuchar la pregunta del hombre supo al momento que su mujer y sus hijas, no estaban ahí.  

—No ella no pudieron venir, vine solo por un día, por un asunto de trabajo, ¿Y no sabe cuando vienen los señores.

—No, señor, ellos no más se aparecen de repente, el señor Ordoñes es el que nos paga, quién quite y el si sepas cuando vienen, con decirle que ni siquiera sabemos en donde andan, ya ve como se la pasan de un lado a otro.

El señor Ordoñes, como no pensó en él antes, el era el administrador de sus suegros, ese hombre le iba a decir en que país se encontraban y en cuanto lo supiera viajaria a ese país no importaba que estuviera en el fin del mundo, en esos momentos se olvido del trabajo, de su madre, de todo y de todos,  solo quería encontrar a sus amores a Judith y a sus hijas,  esa noche la paso en la finca,  tenía la esperanza que el hombre le hubiese mentido y las mujeres aparecieran de un momento a otro,  quiso buscar algo que le dijera en que país se encontraban sus suegros, estaba seguro que Judith se había ido a refugiar con ellos, pero todo los cajones estaban cerrados con llave, pasó la noche dormitando, en medio de la noche oía que abrían la puerta y entraba las tres mujeres, pero solo era su deseo de tenerlas entre sus brazos.

Al día siguiente se levantó muy temprano, se baño y se vistió  con ropa limpia, la señora ya le tenia listo el desayuno.

—Ándele don Juan Manuel, ya esta listo el almuerzo, pa que coma antes de irse.

Juan Manuel iba a rechazar la invitación de la mujer, pero le dio pena y accedió, aunque la mujer tenían un sazón envidiable, a él no le supo a nada la comida, cuando termino, se despidió de los señores y se dirigió a la oficina del señor Ordoñez, pero recibió la misma contestación el hombre no sabia nada, los padres de Judith depositaban una cantidad de dinero en una cuenta de banco, cada mes, desalentado se regresó a Guadalajara, en cuanto llegó a la ciudad inmediatamente busco a su madre.

—Madre, madre ¿en dónde estás?

—¡Hijo por fin llegas!—¿Cómo te fue?

—¡Madre cómo pudiste hacerme esto! ¿Acaso me odias?

—¿Pero por qué me dices eso,  no entiendo de que me estás hablando!

—Y todavía me preguntas  ¿Qué por qué te digo esto?

—Tú no fuiste a Zacatecas con mi tía Gabriela, fuiste a México a destruirme la vida.

—Hijo no sé de qué me estas hablando.

—¿Estás segura, que no sabes de lo que estoy hablando?

Camilla mentía a sangre fría—. Pues no, no lo sé, no sé qué te habrán dicho, pero es falso, yo estuve con tu tía Gaby y se lo puedes preguntar.

—Ya deja de mentir, escúchame muy bien madre, esto que hiciste en todo lo que me queda de vida no te lo voy a perdonar  ¿Dónde está mi supuesta futura esposa una muchacha joven y decente? te voy a dar gusto, me voy a casar con la primera infeliz que pase por la calle una muchacha joven y decente, ya que más puede pasarme, mi vida ya está destruida, y tú te encargaste de eso.

Juan Manuel se dirigía a su madre con mucho resentimiento, en esos momentos olvido el respeto que le guardaba. Diciendo esto salió dejando a su madre con la palabra en la boca y azotando la puerta se alejo como un energúmeno. Camilla fue con Eva para contarle la escena con su hermano.

—¿Qué pasa madre? parece que viste al diablo.

—Eva, tu hermano volvió,  me reclamo, no se que tanto le habrá dicho esa mujer, me gritaba, como un loco fuera de si, por un momento temí que me tundiera a golpes,tuve mucho miedo, con decirte que por primera vez me habló de tu, el que siempre me había hablado de usted, me amenazo con casarse con la primera infeliz que pasara por la calle, hija tengo miedo de su reacción, lo creo capaz de cumplir su amenaza, nunca creí que fuera a reaccionar así, hasta parece que me odia.

—Por favor madre, claro que tiene que reaccionar así, pero él es noble y te respeta mucho pronto se le va a pasar no te preocupes por su reacción, y ponte a pensar una cosa, si Juan Manuel reaccionó de esa manera, solo quiere decir una cosa, su mujercita lo mando a freír espárragos, fue muy buena idea en ir hablar con esa trepadora, hemos triunfado madre.

—¿Tú crees que se le pase?

—Claro que si madre, yo me voy a encargar de eso, ahora que se instale en la ciudad, le voy a hacer una fiesta de bienvenida, voy a invitar a mis amigas que todavía están solteras, mi hermano se ha convertido en el soltero más codiciado, vas a ver como pronto se va a olvidar de esa mujer.

Juan Manuel

No sé qué voy hacer sin Judith y las niñas, ya no puedo vivir sin ellas, como han de estar sufriendo mis hijas por mi supuesta muerte. Oh Judith porque no me esperaste para que habláramos, ¿a donde te fuiste?

Tengo que buscar a una mujer para casarme, he trabajado bastante en el proyecto del banco, cómo para que por simple formulismo de no ser casado eche todo por la borda.

Voy a seguir buscando a Judith y, cuando la encuentre vamos a seguir como antes, tengo que buscar a una mujer que no sea de mi misma posición social, que no exija nada, que no pida cuentas, para que sea mi esposa, tengo que cumplir con este requisito, malditos, que clausula, tan estúpida, como si mi esposa  fuera a trabajar por mi. 

Voy  hacerle   una visitar a Octavio, tengo que contarle lo que está pasando, si no lo habló voy a explotar.


Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora