Parte /10

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Baudelia

Al día siguiente salimos muy temprano hacia nuestra ciudad natal  Guadalajara, pasamos por una gasolinera a cargar combustible,  yo estaba muy contenta, la experiencia que había vivido la noche anterior, no me dejaba pensar en lo que había pasado antes, los golpes que Juan Manuel, me había propinado quedaron en el olvido, yo sentía desfallecer de amor.

Pasamos por algunas ciudades principales, Guanajuato, Morelia, Zamora, a grandes rasgos Juan Manuel me las mostró, en algunas paramos a tomar nuestros alimentos, él me dijo que después íbamos a visitar esos estados, para mostrarme todas las bellezas que hay allí.

Llegamos a Guadalajara por la madrugada, muy cansados, como ya dije las carreteras no eran muy buenas en ese tiempo, pasamos a la recamara nos pusimos nuestra ropa de dormir y nos fuimos directamente a la cama.

Al día siguiente me despertó el aroma de café recién preparado, busque a Juan Manuel pero ya no estaba en la cama ya se había levantado, me puse mi bata me acomode el cabello y salí de la recamara, siguiendo el aroma del café me condujo al comedor, donde vi a Juan Manuel vistiendo una elegante bata de casa, sus pies calzaban unas elegantes pantuflas en sus manos tenía un periódico el cual leía mientras tomaba su café.

Me quede admirando a ese hombre espectacular, ese adonis era mi marido, no podía dar crédito a eso, me saco de mis cavilaciones una voz de mujer que me preguntó amablemente.

—¿Señora gusta un café?

-Dirigí mi mirada hacia dónde provenía la voz, mis ojos tropezaron con una mujer como de unos cuarenta años, o más, vestida con un uniforme negro y un delantal blanco con una cordial sonrisa.

—Perdón ¿Quién es usted?

Inmediatamente Juan Manuel levanto la vista del periódico diciendo:

-Oh, perdón, permíteme que las presente.

—Le puede hablar a las otras jóvenes por favor—,  le ordenó Juan Manuel  a la mujer, esta desapareció al interior de la casa regresando a los pocos minutos acompañada de otras dos jovencitas como de veinte y tantos años, más o menos. Juan Manuel se puso atrás de mí, y tomándome de la cintura les dijo.

—Esta linda señora, Baudelia es su nombre,  es mi esposa.

—Mucho gusto señora— dijeron las tres mujeres al unísono.

—Ellas se van a encargar del servicio de la casa, prosiguió Juan Manuel. 

—Mi nombre es Raquel Duarte me voy a encargar de la dirección de la casa y también de la cocina, ella es Clara, se va a encargar del aseo de las recamaras y Delia se va a encargar de los exteriores y el cuidado de la ropa.

—Mucho gusto—, les conteste muy sorprendida, no esperaba ese recibimiento y más de la forma en que me había presentado mi marido. "Esta linda señora" esas palabras borraron todo lo anterior. 

Las palabras de una de las chicas me saco de mi arrobamiento.

—Con permiso señores,  vamos a seguir con el quehacer—diciendo eso desaparecieron en el interior de la casa, solo quedo la señora Raquel que me volvió a preguntar. 

—Entonces señora ¿Desea desayunar? 

—Si claro que sí, lo mismo que al señor por favor, la mujer se fue a la cocina a preparar el desayuno, mientras yo no salía de mi asombro, yo que parte de mi niñez y adolescencia me la había pasado sirviéndoles a las monjas ahora tenía tres personas a mi servicio. Terminamos de desayunar, Juan Manuel me dijo.

—Ponte presentable, vamos a salir—, diciendo eso se puso de pie y se fue.

Cuando entré a la recamara, las maletas y la ropa ya estaban guardadas en su lugar, la cama estaba perfectamente tendida, después de todo las servidumbre era muy eficiente, escogí la ropa que me iba a poner, en eso salió Juan Manuel del baño bañado envuelto en su elegante bata de baño, yo me metí hacer lo mismo. Nos vestimos y fuimos a casa de mis padres para avisarles que ya habíamos llegado del viaje y a darles el presente que les habíamos traído, mi madre nos recibió eufórica.

—Pasen, pasen ¿Cómo les fue de viaje?

—Muy bien señora, ya estamos de vuelta—contesto  Juan Manuel, saludando a mi madre cariñosamente, dándole un beso en la mano. Mi mamá fue hasta la tienda para avisarle a mi papá que ya estábamos de regreso.

—¡Pero que gusto  que ya estén de vuelta—¡Ay mija vienes más prieta de lo que estás, te quemo el sol de Acapulco!— exclamo mi  mi padre riendo.

—Juan Manuel lo saludo y se pusieron a platicar, mientras yo hacía lo mismo con mi madre, les dimos el recuerdito de la Villa de Guadalupe y otro de la playa.

—Bueno pues nosotros nos pasamos a retirar— dijo Juan Manuel.

—Pero porqué tan pronto, si apenas llegaron— dijo mi padre.

—Si ve su reloj, ya tenemos dos horas aquí, vamos a pasar a la casa del señor cura a saludarlo a él y a las tías, otro día venimos con más tiempo se lo prometo, dijo Juan Manuel

—Bueno pues si no hay más lucha, que les vaya bien.

Salimos de la casa de mis padres y nos dirigimos a la casa de mis tías las cuales nos recibieron igual de contentas que mis padres. Mi tío el señor cura acaparo a Juan Manuel, disfrutaba mucho platicar con un hombre igual de culto que él, mientras tanto Renata me arrastró a su recamara, me invadió a preguntas  quería  que le contara todo lo que había pasado en la luna de miel.

—Y ¿Entonces que paso? cuéntamelo todo, todito no omitas nada

—qué quieres que te cuente, no pasó nada de lo normal— Ni modo de contarle lo traumática que había sido la noche de bodas y los golpes que había recibido, ella que creía que me había casado con el príncipe azul con el que todas las jovencitas sueñan. 


Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora