Parte / 9

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Do, Re. Do, Mi, Fa, So, La _ conforme pasaba el tiempo yo sentía más hambre, en los descansos pedía permiso y corría tomar agua y a vaciar la que ya había tomado, al menos el agua no estaba racionada.

Por fin a las seis de la tarde nos dieron un descanso salimos al patio, unas niñas jugaban, otras platicaba, Mica y yo platicamos.

- Debes de tener mucha hambre

-Ni te imaginas me crujen las tripas.

-Debes hacer todo lo que te digan, las madres son muy crueles cuando no obedeces.

- Si ya me di cuenta

- Y a ti te gusta estar aquí _ le pregunté

-Qué si me gusta, para nada, pero mis papas no me pueden cuidar mi mamá está enferma y mi papá trabaja todo el día.

-¿Y a ti  por qué te trajeron?

- Mi papá quiere que sea monja

-¿Y tú quieres ser monja?

-No, yo no, pero que puedo hacer.

-Pues sí, no podemos hacer nada

Mientras platicabamos pasee la vista alrededor del lugar, pasando el gran patio había otros pasillos y cuartos, muy apartados de dónde estábamos.

- ¿Y allí que hay?__ Parece otro internado

-allí es dónde viven las monjas, pero nosotros tenemos prohibido ir para allá.

- En eso escuchamos la campana, todas corrimos a formarnos

- ¿A dónde vamos?

- A lavarnos las manos para cenar

- Por fin, me muero de hambre

- Hicimos el mismo procedimiento que a la hora de la comida, nos dieron lo mismo que comimos, nada más que en lugar de agua fresca nos dieron un pocillo de arroz endulzado con piloncillo.

Esta vez, no desprecie la comida, con el hambre que tenía me supo a comida cocinada por los mismos ángeles.

Después que recogimos la mesa, nos formamos y subimos a la habitación, nos quitamos los zapatos y les dimos lustre, nos lavamos las manos para no ensuciar la ropa de cama.

Enseguida llegó sor Amelia y todas nos pusimos de rodillas para rezar la oración de la noche. Después de todo nos estaban entrenando para ser monjas.

Padre mío, ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron, aquí al pie de la cama
mi alma se eleva hasta Ti, para decirte:
Creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas
mis fuerzas, Gloria a Ti Señor.

Santo ángel de la Guarda,

Dulce compañía

No me desampares

Ni de noche ni de día.

Enseguida se apagaron las luces y nos dispusimos a dormir,  apenas empezaba a soñar cuando de pronto la famosa campana nos despertó, eran las cinco de la mañana,  abrí los ojos y me reacomode otra vez en la cama pero Mica movió mi hombro y me dijo.

-Despierta y, levántate si no Sor Amelia te va a dar de varazos

Me puse de pie inmediatamente, nos hincamos y rezamos la oración de la mañana.

Amado Señor Jesús

Gracias, Señor Jesús, por este nuevo empezar.
Gracias, Señor Jesús, por tu presencia,
Gracias señor Jesús por tu amor y compañía en este caminar
de mi existencia.
Quiero sembrar paz, solidaridad y amor
entre mis hermanos, Amén

Santo ángel de mi guarda dulce compañía

No me desampares ni de noche ni de día.

Enseguida tendimos la cama, la monja pasaba cama por cama revisando que hiciéramos muy bien _ Pasé la prueba estaba visto que aprendía pronto, enseguida, tomamos nuestra ropa y pasamos a las regaderas a bañarnos.

Cuando me toco mi turno, el agua de la regadera estaba muy fría, y con la ropa pegada al cuerpo sentía más frío, me bañe lo más rápido que pude, no quería que se me pasara el tiempo  diez minutos, en ese momento agradecí tener el pelo corto, recordé que cuando lo tenía largo, mi mamá duraba mucho tiempo lavándomelo, rápidamente me sequé y me vestí, teníamos que salir de la regadera completamente vestidas.

Recordé que mi mamá cuando me bañaba me ponía en todo el cuerpo crema mi piel estaba muy suave, pero allí no había crema, eso era vanidad y la vanidad era pecado dijo Sor Amelia cuando le pregunte, que si había crema para el cuerpo.

Rápidamente salí de la regadera y corrí al lavadero a lavar mi camisón, mis calzones y mis tobilleras, como me había dicho Sor Amelia, las colgué con unas pinzas para ropa, como vi a otras niñas hacerlo y rápidamente regrese a la habitación.

Salimos formadas y nos dirigimos a la capilla, donde escuchamos misa, cuando termino, salimos formadas y nos dirigimos al comedor, desayunamos lentejas, tres tortillas y un pocillo de avena, nos dieron una fruta pequeña, nada de eso me gustaba, pero aprendí la lección, haciendo tripas corazón me comí todo.

Después de recoger la charola y lavar los trastes, fuimos a lavarnos los dientes, nos formamos y pasamos al salón de clases. La primera clase empezaba a las ocho en punto, antes de sentarnos en nuestro mesabanco, rezamos, después de todo pretendían que fuéramos monjas.

Querido Dios en estos momentos que van a empezar las clases, te imploro que ayudes para así tener un buen día de clases, hoy vamos a ver  un tema que me es difícil, pero confió en que tú estarás conmigo hoy, gracias por tus bondades en el nombre de Jesús.


Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora