Las primeras visitas eran cien por ciento familiares, un día que Juan Manuel llegó a la casa, le extraño no ver a las niñas ni a Rita la sirvienta, pensó que habían salido y pronto iban a volver—. Pero no fue así, Judith en lugar de servir el esperado café le sirvió una copa de licor, diciéndole.
—¿No te parece que ya es tiempo que pacemos a segundo plano?
—No te entiendo a que te refieres.
—Quiero decir esto—, enseguida se le colgó del cuello y le dio un beso en la boca.
—El respondió el beso mientras pensaba.
—Cuantas veces he imaginado este momento.
Él no tenía experiencia en el amor, mucho menos en el sexo, aunque ya no era virgen, ya que perdió su virginidad con una prostituta que rifaron en un cumpleaños de unos de sus amigos adinerados y él había sido el afortunado.
Pero, desde ese día no había tenido experiencias con más mujeres, siempre que tenía sueños eróticos despertaba sudoroso y con su instrumento muy erguido y no le quedaba más remedio más que usar la mano para aquietar sus urgencias sexuales. En cambio Judith estaba muy experimentada su marido, que era más grande que ella quince años le enseño todo lo referente al sexo, ella estaba ansiosa por practicar todo lo aprendido al respecto y, que mejor alumno que con Juan Manuel. Sin embargo el joven argumentó.
—Disculpa, pero creo que esto no está bien, si llega tu empleada con las niñas ¿Qué va a pasar?
—Olvídate de eso, Rita y las niñas no van a regresar, relájate por favor.
Ella lo tomó de la mano y lo condujo hasta la habitación, él ni en sus más recóndita imaginación vivió lo que estaba viviendo en esos momentos, cerró los ojos y se dejó llevar, por unos instantes creyó estar soñando, pero cuando los volvió a abrir, vio que todo lo que estaba viviendo era muy real.
Judith poco a poco le desabotono la camisa, sin dejar de besarle, el a su vez hizo lo mismo con la ropa de la mujer, cuando terminaron su tarea, quedaron extasiados con lo que sus ojos veían, el admiraba el cuerpo de la magnífica mujer, que a pesar de ser madre de dos criaturas su cuerpo lucia hermoso,sus pechos erguidos y sus pezones como dos botones que a gritos pedían que los acariciaran, el posó su mano temblorosa y empezó a acariciarlos suavemente.
Judith por su parte también admiraba el cuerpo firme del hombre, el cuerpo de su ex -esposo estaba flácido, el del joven que estaba frente a ella era perfecto, musculoso, pero sin exagerar, sus manos lucían libres de callosidades, lizas parecidas a las de un bebe, acariciaban con delicadeza sus pechos, el poco a poco posó sus labios en sus pezones tal como un bebe lo hiciera con su madre, empezó a succionarlos. Ella gozaba con deleite, beso el cuerpo del hombre posando su mano en la parte más abultada e igual que él hizo con sus pezones ella empezó a acariciar su sexo, él sentía que iba a explotar, también él exploro el cuerpo de ella y llego a su monte de venus, hizo el mismo procedimiento que con sus pezones, nada delataba que fuera un novato en las artes del amor.
Fue una entrega salvaje, los jóvenes se entregaron a sus más bajas pasiones una y otra vez , esa noche no durmieron . Un día a la semana ella mandaba a su empleada junto con sus niñas a casa de su mejor amiga para recibir a Juan Manuel, paso el tiempo y cada vez les daba más trabajo separarse, un buen día Judith le propuso a su joven amante.
—Vivamos juntos.
—Me parece buena idea, pero no aquí, vamos a buscar una casa en otra colonia, no quiero que los vecinos te falten al respeto y, mucho menos a las niñas.
—Está bien mi amor, yo me encargo de eso.
Ella encontró una casa muy amplia en la colonia Condesa, no quedaba muy lejos del lugar de su trabajo.
Juan Manuel aún seguía viviendo en el departamento que compartía con Octavio, por lo tanto le hizo saber su decisión a su amigo.
—Octavio me voy a vivir con Judith.
—Ay viejo te atraparon, pero con una mujer como Judith vale la pena hacer el intento, con todo el respeto que me merece, pero quédate con la llave uno, nunca sabe y si algo no sale bien ya sabes que puedes regresar cuando lo desees, ¿En realidad están enamorados o es nada más pasión?
—Como sabes ya tenemos un año saliendo, cada vez es más difícil separarnos, las niñas me aceptaron yo las quiero como si fueran mis hijas, la bebe su primera palabra que dijo fue papá y me extendió sus bracitos.
—Pero ¿A donde va esa relación? ¿Piensas casarte con ella?
—Ya se lo propuse, pero ella me dice que hay que esperar, que primero vivamos juntos y según como nos llevemos damos el siguiente paso.
—Me parece bien, pero con las que vas a tener problemas es con la nana y Eva, ellas son muy conservadoras, y no creo que acepten a Judith con los brazos abiertos además es judía.
—En realidad, sus antepasados son judíos, sus padres y ella, son ateos, solo creen en lo que oyen y en lo que ven.
—Mucho peor, imagínate la nana es muy religiosa.
—No me importa lo que ella piense al respeto, respeto mucho a mi madre, pero no me va a escoger quien va a ser mi compañera, por el momento no le voy a decir nada hasta que pase algún tiempo, espero que me guardes el secreto, cuando vengan a la ciudad las voy a recibir en el departamento siempre y cuando no te moleste.
—Claro que no, Te felicito por la decisión que has tomado, Les deseo toda la felicidad del mundo.
Los dos amigos se despidieron con un fraternal abrazo de hermanos.
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Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018
RomanceNunca me amaste Esta es la historia de Baudelia Paredes Diaz. Narrada por ella misma y un narrador omnisciente, que no forma parte de la historia. Baudelia es la historia de una mujer que sufrió las peores vejaciones, a la edad de siete años empezó...