José Juan me deposito suavemente en la cama, me quise asegurar de que estaríamos completamente solos.
—¿Estas seguro que nadie viene hasta acá?
—Completamente seguro, nadie sabe de esta casita, aquí vengo cuando me quiero relajar, y poner en orden mis ideas y, sobre todo a recordarte e imaginar este momento que vamos a vivir juntos.
—Aquí has de traer a todas tus conquistas.
—Tu eres la primer persona después de mí que pasa el umbral de esta casa y así seguirá siendo.
—¿Por qué haces esto? por qué simplemente no me olvidas.
—No puedo olvidarte te tengo metida en mi pecho desde la primera vez que te cruzaste en mi camino y no he podido sacarte.
—No te cases.
—Sólo hay una manera de no casarme.
—¿Cuál?
—Que huyamos juntos, nos podemos ir a otro país al otro lado del mundo.
—Serias capaz de dejar todo, sólo por estar a mi lado.
—Sí, no lo pensaría dos veces.
Y ahí estaba yo, escuchando la declaración de un hombre enamorado de mi desde que yo tenía quince años, pero mi corazón sólo pensaba en Juan Manuel, el hombre que prácticamente me había arrojado a los brazos del hombre que estaba a punto de copular conmigo, él lo hacía por amor verdadero hacia mí, yo lo hacía porque mi cuerpo necesitaba el contacto sexual de un hombre. Quería terminar pronto con eso, ya no lo deje seguir hablando, le ofrecí mis labios, el los beso con pasión y deseo que me trasmitió a mí, él temblaba lleno de amor hacía mí, yo temblaba por el deseo contenido desde hacía tanto tiempo, sin dejar de besarme fue retirando prenda por prenda, al mismo tiempo que yo retiraba las de él, pronto quedaron al descubierto nuestros cuerpo, el de él fuerte , bien formado por el duro trabajo físico, no pude menos que comparar su cuerpo con el de algo flácido de Juan Manuel. Que a esas alturas ya empezaba a notarse el paso de los años.
José Juan trasmitía su amor hacia mí, delicadamente recorrió mi cuerpo con sus labios hasta llegar al lugar prohibido, yo sentía desfallecer de pasión por tanta vigilia, al fin hacia el amor, aunque no fuera con la persona amada, Juan Manuel nunca me había besado, mi mente transformo a José Juan, en Juan Manuel, me tuve que contener para no gritar el nombre de mi marido. Cuando salió por mi boca una exhalación de satisfacción, era el aviso que había llegado al máximo clímax, fue entonces que José Juan entraba y salía buscando su clímax, yo volví a corresponder y moviendo mi pelvis, de nuevo llegue a la culminación al mismo tiempo que él.
Nos quedamos quietos unos momentos quizás minutos, sin hablar, el me empezó a besar y el deseo volvió, y nos volvimos a disfrutar. En ese momento supe que no iba a ser la única vez que lo iba a usar, para satisfacer mis necesidades sexuales. Él susurro con voz entrecortada.
—Si en este momento Dios me llamara a su lado, moriría con gusto— ¿Mujer qué me hiciste? acaso me hechizaste.
—No, no te hechice, antes que otra cosa pase, quiero que sepas una cosa importante.
—¿De qué se trata, acaso me vas a confesar que tu también me amas como yo a ti?
—Claro que no, pero es importante que sepas que estoy embarazada, te lo comunico para que no vayas a creer que es tuyo.
—¡¡Vas a tener otro hijo de ese hijo..?
—Ese es mi marido, ya me tengo que ir.
—¿Nos volveremos a ver?
—Claro que nos volveremos a ver, eres el prometido de mi prima, quizás nos encontremos muy seguido.
—Pero, yo digo, así íntimamente.
—¡¡No, claro que no, lo prometiste—le conteste fingiendo indignación, aunque yo sabía que si lo iba a volver a ver, me acompaño hasta el coche, me dio un largo beso, yo estaba deseosa de besos le correspondí, me aleje de ahí antes de que la pasión volviera aparecer.
Juan Manuel
Se llegó una fecha más de la reunión de aniversario de nuestra graduación, hace dos años acordamos que ya no íbamos a llevar a nuestras esposas. Mis amigos se sienten atados a sus ellas, yo no les he dicho que ya estoy separado conyugalmente de Baudelia, me entere por terceras personas que varios de mis colegas también viven así, la reunión coincidió con la cena del compromiso de Renata la prima de Baudelia, sentí no asistir disfruto mucho platicar con el señor cura, pero este compromiso no lo podía dejar de lado. Es un alivio salir sólo sin tener que llevar a Baudelia, su compañía la dejo para los compromisos sociales. No tenía ni la remota idea que Federico iba llevar a unas amigas, aunque creo que son acompañantes, cuando llegue me dijo
—Tengo una sorpresa para ti, creo que te va a alegrar mucho.
—¿Se trata de Judith?
—No amigo, no es eso—. Espero que te guste la sorpresa.
Se desapareció por unos momentos, poco después volvió con una mujer hermosa, si no hubiera sido porque era muy joven hubiera pensado que se trataba de Judith, tenía todas las características de mi mujer, pelo rubio, ojos azules, de su misma estatura, por un momento sentí un ligero mareo, le extendí la mano, solo atiné a murmurar.
—Mucho gusto—, le iba a decir mi nombre pero ella rápidamente me espeto.
—Sin nombres por favor, yo voy hacer la mujer que tú quieras que sea, y tú vas a hacer mi osito, ¿Te parece bien?
—No, no me gusta ese mote de osito, mejor llámame amor. Así me llamaba Judith.
—Bueno los dejo para que se conozcan—cuando Federico se marchó, ella pregunto.
—Por este fin de semana voy a ser tu pareja—¿Cómo es que me llamo?
—Vas a ser Judith
—Perfecto, desde ahora vamos hacer, amor y Judith
Fue una compañía perfecta, es una mujer culta, alegre, disfrutamos de la velada con los amigos, todos tenían pareja, no había ninguna esposa. Cuando se llegó la hora de retirarnos a descansar fue como la primera vez que estuve con Judith, ella inicio la intimidad, disfrute sus labios carnosos iguales a los de Judith, hicimos de todo, quede muy complacido. Cuando nos despedimos me dio su número telefónico, para cuando requiriera sus servicios, para mi ella no era una dama de compañía era Judith y pienso verla muy seguido, para el efecto voy a comprar un departamento para que sea nuestro nidito de amor.
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Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018
RomanceNunca me amaste Esta es la historia de Baudelia Paredes Diaz. Narrada por ella misma y un narrador omnisciente, que no forma parte de la historia. Baudelia es la historia de una mujer que sufrió las peores vejaciones, a la edad de siete años empezó...