Cuando el niño quedo bañado y vestido me dijo la partera.
—A ver ahora sigues tu.
La mujer me ayudo a quitarme el camisón y la apretada faja.
—Déjame te ayudo a meterte en la tina.
—Yo puedo sola
—¡No, no déjame te ayudo no te me vayas a caer y que cuentas le doy a tu marido.
Deje que me ayudará, me senté cómodamente en la tina el agua estaba templada, ella saco un pomo de entre sus ropas y vertió en contenido en el agua. Era un aceite aromático de un olor agradable.
—Este aceite te va ayudar a relajarte y para que no te haga daño la bañada.
Sentí tan rica el agua, la mujer empezó a lavar mi cuerpo, cuando lavo mi cabeza, fue cuando en verdad me sentí limpia.
Cuando termino de bañarme me ayudo a salir de la tina, seque muy bien mi cuerpo; en seguida la mujer me dijo.
—Acuéstate a lo largo de la cama, para darte una buena sobada, con el embarazo, quedamos bien abiertas de todo el cuerpo y más la rabadilla.
Enseguida empezó a masajear mi cuerpo, se sentía muy bien, de vez en cuando se oía un pequeño crujido la mujer me decía.
—Oyes cómo se te está acomodando todo—ponte boca arriba
Cuando estuve acostada de frente, no pude evitar tocar mi vientre, este se sentía liso y firme, cómo si no hubiera guardado por nueve meses a mi hijo, después de todo, tantos cuidados si valían la pena—. Después de ese rico masaje, la mujer me puso la faja de nuevo yo proteste.
¿Me voy a seguir poniendo la faja?
—Claro mija, la faja te la vas a quitar hasta que cumplas la cuarentena y, recuerda ya te puedes bañar todos los días, ya no tienes que estar acostada todo el santo día, ya puedes andar por toda la casa, puedes ir a comer a la cocina, ir al escusado a hacer tus necesidades y bañarte en el baño, pero tienes que salir vestida y bien tapada. Pero fíjate muy bien, tienes que ponerte tu suéter, tus media y tu pañoleta en la cabeza, el suéter es para que no te de aire y se te seque la leche y no te de tortícolis, la pañoleta para que no te den neuralgias y las medias para que no te salgan varices—. Bueno mija ya me voy.
—Gracias, por todo, doña Benita, que le vaya bien.
Los siguientes días ya no fueron tan tediosos, al principio me negué a seguir usando la apretada faja pero no contaba con la vigilancia de mi madre el primer día que me bañe sali envuelta en la bata de baño y me dirigi a mi habitación a vestirme y ahí me encontré a mi madre acompañada de María.
—Mija venimos a ayudarte a ponerte la faja, primero te voy a dar una friega con aceite que me dejo doña Benita.
Ya no quise discutir deje mansamente que me pusieran la faja de tortura, Juan Manuel seguía viniendo a ver a su hijo, a mi me saludaba educadamente pero hasta ahí, no se quedaba a dormir. Poco a poco se acercaba la fecha de cumplir la cuarentena lo que significaba el primer evento social de mi niño, el día que terminaba la cuarentena tenía que llevar al niño a presentar al templo, para ese evento necesitaba, una madrina, estaba en medio de un conflicto, entre a quien escoger para no herir los sentimientos de nadie, la elección estaba entre mis tías o mi prima Renata, a cualquiera de las tres que escogiera las otras dos se iban a sentir rechazadas. En esas cavilaciones estaba cuando tocaron a la puerta, fui a ver quién ere y mi sorpresa fue mayúscula al encontrarme con mi querida amiga Micaela, en ese momento pensé. Ya no tengo que buscar, ella va a ser la madrina de mi hijo.
Narradora
Micaela había llegado a visitar a su amiga, pese a la oposición de Juan Manuel, quería conocer a su sobrino ya que consideraba a Baudelia como una hermana, tenía muchos deseos de ver a su amiga pero afortunadamente había tenido demasiado trabajo que le impedía viajar a Guadalajara, desde que recibió la carta de Baudelia, dándole a conocer la noticia de que estaba en espera de su hijo y otra más donde le comunicaba que ya había nacido su sobrino, le dio gusto saber que su amiga estaba viviendo con sus padres mientras cumplía la cuarentena, ella podia llegar sin preocupación alguna y, si en el dado caso que se encontrará con Juan Manuel y conociendo lo hipócrita que era, se iba a abstener decir nada.
Ese era el motivo principal motivo que la llevaba a ver a su amiga y había otro motivo igual o más importante, quería decirle a Baudelia que al fin había descubierto, porque Juan Manuel se había casado con ella. —¿Cómo fue que se enteró? todo se debió a una casualidad dónde el destino intervino. Fue una noche en que ella y su compañía de teatro fueron a celebrar el éxito de una radionovela por la cual recibieron un premio, como mejor novela del año, era un grupo de seis personas de amigos que siempre se juntaban para celebrar, toda clase de eventos, desde un cumpleaños, la entrega de un premio como en este caso, el fracaso de una obra, hasta la muerte de algún compañero, ellos siempre decían en las buenas y en las malas.
Después de que cerraron el lugar los seis amigos se fueron a la casa de Micaela, era el lugar más cercano, eran cuatro hombres y dos mujeres. Cuando llegaron a la casa, les dijo.
Clara y yo nos vamos a la recamara, se pueden acomodar en la otra y en la sala, acomódense cómo gusten, les dejo varias frazadas en el sofá y se dispusieron a descansar, A la mañana siguiente, Micaela se levantó y preparo café, poco a poco el olor del café recién preparado hizo que los visitantes fueran despertando.
—Que rico huele a cafecito caliente.
Todos rodearon la mesa, Clara preparo unos huevos con tocino y un chile muy picoso para la cruda que ya les estaba haciendo efecto. Desayunaron todos alegremente haciendo bromas de los desfiguros que habían hecho la noche anterior, en el cabaret; cuando terminaron el desayuno pasaron a la sala de la casa, uno de los amigos paseo la mirada por el lugar, posando la vista en una fotografía.
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Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018
RomanceNunca me amaste Esta es la historia de Baudelia Paredes Diaz. Narrada por ella misma y un narrador omnisciente, que no forma parte de la historia. Baudelia es la historia de una mujer que sufrió las peores vejaciones, a la edad de siete años empezó...