El padre de Octavio siguió con su relato.
Volvimos a tener nuestras citas clandestinas, no queríamos que ni su padre ni tus abuelos se enteraran para que no nos volvieran a separar, pero ya no éramos unos adolescentes ya éramos unos adultos yo le pedí que se casara conmigo, le dije que nos fuéramos lejos, en Londres yo tenía buenos amigos que me podrían ayudar. Ella aceptó, quedamos en una fecha, esa noche cuando llegue a la casa había una visita, era tu abuelo Eduardo el padre de tu madre, tomamos la cena, pedí permiso para retirarme.
—Con permiso, voy a retirarme, estoy algo cansado.
—No hijo, espera un momento, tenemos algo muy importante que decirte—pasamos a su despacho los tres, mi padre fue el primero en hablar.
—Hijo estamos en la ruina.
—¡Pero! ¿que estás diciendo padre?
—Lo que estás escuchando, no tenemos dinero, no somos dueños ni de esta casa lo hemos perdido todo.
—¡Pero! ¿Qué fue lo que pasó?
—Hijo, es algo difícil de explicar.
—¡Pero padre! Alguna solución debe de haber.
—Si, hijo, si ay una solución y esta en tus manos, sólo tu nos puedes salvar de la ruina.
—¡Yo! pero yo que puedo hacer?
—Aquí don Eduardo nos presta el dinero que se necesita para sacar adelante nuestro patrimonio y algo más.
—Gracias señor Eduardo, es usted un gran amigo, exclame llenó de jubilo, pero mi padre ratificó inmediatamente.
—Espera hijo no he terminado.
—Perdón padre, me emocione tanto, por el gesto tan desinteresado de don Eduardo.
—Hijo, don Eduardo pide una condición—hable usted con mi hijo por favor.
—Bien hijo, como tu sabes desde que murió mi esposa sólo quedamos mi hija Silvia y yo, ella es mi vida, daría toda mi fortuna por su felicidad, lo que quiero a cambió de que yo les preste el dinero que necesitan para salvar sus empresas es, que te cases con mi hija.
—¡¡¡Qué¡¡ No, no, don Eduardo ella y yo somos amigos desde pequeños, pero nada más
—Déjame terminar por favor.
—Prosiga por favor—Yo no podía creer lo que estaba escuchando, ese hombre le quería comprar un esposo a su hija, pero ese no iba a hacer yo, lo sentía por mi padre, pero yo ya había elegido a la mujer que iba a se mi esposa y la madre de mis hijos.
—Mira hijo, quizás tú veas a mi hija solo como amiga, pero ella esta locamente enamorada de ti, si yo no estuviera seguro de eso, no te estuviera pidiendo que te cases con ella, pero hay otro motivo más doloroso que ni ella misma sabe.
—Le juro don Eduardo, que yo nunca le di motivos para que eso pasara, siempre la trate con el respeto de una amiga o hermana.
—Lo sé hijo, pero solo te pido que me dejes continuar.
—Desde hace un tiempo mi hija se empezó a sentir mal, al principio ella se negaba a ir al doctor, pero como su mal empeoraba, la llevé al doctor casi en contra de su voluntad, le practicaron varios estudios, poco tiempo después me habló el doctor por teléfono, le urgía hablar conmigo.
—Señor ya tengo los análisis de su hija y desafortunadamente no son buenas noticias.
—¡¡Hable por favor!! ¿Qué es lo que le pasa a mi hija.
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Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018
RomanceNunca me amaste Esta es la historia de Baudelia Paredes Diaz. Narrada por ella misma y un narrador omnisciente, que no forma parte de la historia. Baudelia es la historia de una mujer que sufrió las peores vejaciones, a la edad de siete años empezó...