Baudelia
Cuando llegamos al monasterio de Paknam, me separaron de mi comadre Patricia, una mujer me condujo hasta un cuarto, donde había una tina con agua, una vasija, un banquito, una barra de jabón, un estropajo, una toalla y una túnica color blanco colgada de un clavo, la mujer me dijo.
—Te quitas las ropa y los zapatos y me los entregas, al mismo tiempo que me entregaba unas sandalias, te bañas y te pones la ropa que está colgada.
Cuando le entregué mi ropa y los zapatos a la mujer cerró la puerta, me empecé a bañar, el agua estaba muy fría, hacía varios años que no sentía el agua fría correr por mi cuerpo, termine de bañarme, sequé mi cuerpo con la toalla, cuando descolgué la túnica, cayeron otras dos prendas, un calzón largo hasta las rodillas y un top creo que eso me iba a servir como brasier, todo eso me hizo recordar los años que pasé en el internado, escuché unos toquidos en la puerta seguida por una voz.
—¿Ya estas lista?
Salí de la pequeña habitación, la mujer me condujo en silencio hasta un gran salón vació, la mujer me señaló un tapete en el suelo y me ordenó.
—Siéntate en el tapete, en ese momento entró otra mujer con un cuenco de algo que parecía una sopa, me lo entregó, empecé a comer tenía buen sabor, me dió un pan de trigo integral, el sabor era parecido al pan árabe, todo estaba muy sabroso, me trajo una bebida que no logré identificar su sabor, sabía bien, cuando terminé de comer la mujer me dijo.
—Sígueme por favor
Caminamos en silencio por un largo pasillo hasta llegar a una pequeña habitación
—Esta va ser tu habitación por el tiempo que permanezcas con nosotras, recorrí la vista por la habitación había un camastro por así llamarlo este carecía de colchón tampoco tenía almohada solo dos frazadas dobladas lo acompañaban, había una pequeña mesa con una jarra con agua y un pequeño cuenco, en un rincón estaba una vasija de barro con una tapadera, la mujer me dijo.
—Si te dan ganas de hacer tus necesidades puedes hacerlo en esa vasija, ahora duerme,
—¿Disculpe yo llegué con una maletita dónde traigo mi medicina, me la puede dar?
—Aquí no te va a ser falta eso.
Sin decir más salió del cuarto, me dije—aquí está peor que el internado, en la mesa donde estaba la jarra con agua vi mi cepillo de dientes, me los lavé y me dispuse a descansar, estaba tan cansada que no me molesto dormir en las tablas. No sé cuánto dormí, me despertó un escalofrío terrible acompañado de fuertes temblores de cuerpo estaba llena de sudor, tenía mucha sed bebí agua, pero yo seguía con sed, de pronto se me apareció el diablo que vi en el internado cuando me castigaron, grité de terror, lo vi que se acercaba hacia mí, unos golpes en la puerta, me hicieron reaccionar, de un salto bajé del camastro y abrí la puerta, vi a la misma mujer—. Ven conmigo.
La seguí tenía tanto miedo que la tomé del brazo, ella no hizo ningún intento por soltarse de mí, caminamos por el largo pasillo desierto lo que me hizo sentir más terror, en mi delirio sentía que el diablo me arrancaba de su lado, llegamos a un saloncito desnudo solo había tapetes en el suelo—. Siéntate—enseguida me dió algo de beber, me arrimó una vasija, enseguida tomó asiento en un tapete, sacó un rosario con muchas cuentas, diferente al que usamos los católicos, empezó a rezar mientras me observaba, no pasaron ni cinco minutos cuando vomité la mujer me señaló la vasija y allí vacié mi estómago, la mujer me detuvo la cabeza, me volvió a dar el bebedizo, sentí ganas de defecar, la monja me volvió a señalar la vasija, cada que ocupaba la vasija diligentemente se llevaba los desechos a tirar me la regresaba limpia, no sé cuánto tiempo pasó, cada cierto tiempo se iba esa mujer y tomaba su lugar otra, ellas se iban, pero yo seguía con el sufrimiento, por fin agotada me quedé dormida o desmayada.
Pasaron siete días con el mismo procedimiento, no había comido nada de alimento, ni bebido, sólo el cocimiento de hierbas, al paso de los días vomitaba y defecaba menos, los temblores y las alucinaciones desaparecieron completamente, al octavo día me trajeron el bebedizo junto con un recipiente de jugo de fruta, la mujer al ver que ya no devolví el estómago, me dijo.
—Sígueme por favor.
Salimos de la pequeña habitación, caminamos por unos jardines muy bonitos, me dijo.
—Pasaste la primera face, pero aún te falta un largo camino por recorrer—.Cada siete días cambiamos de procedimiento, durante siete días seguirás tomando el bebedizo y jugo de frutas, y ahora que ya tienes control de tus necesidades del cuerpo, vas a participar de las rutinas del monasterio, nosotras nos levantamos a las tres y media de la mañana para ir al templo a meditar, poco a poco iras aprendiendo todo, mañana vengo por ti para llevarte al centro de meditación.
AL siguiente día o más bien la madrugada fue la mujer por mí, llegamos hasta un salón grande, parecía un templo, nos quitamos las sandalias, la monja me dijo antes de entrar.
—La meditación es la vía que tenemos para desligarnos del sufrimiento del mundo y acercarnos al nirvana tal como hizo nuestro padre Buda hace más de 2.500 años—, enseguida volvió la mirada hacia el frente de la habitación al mismo tiempo que me mostraba—. Ahí tienes una gran figura dorada de Buda sentado sobre el suelo y con las piernas cruzadas es una reproducción del tamaño real del venerado Buda lo mandó construir el abad Sodh Candasaro, fallecido hace más de medio siglo. Aquí es la sala de meditación del monasterio Paknam.
El recinto se empezó a llenar de mujeres, se sentaron en los tapetes en posición de loto empezaron a recitar varias oraciones en pali antes de que la monja responsable diera paso a la meditación, que duró unos 30 minutos— . yo hice todo lo que las mujeres hacían, aunque no entendía nada de lo que se recitaba en ese santo recinto—. Cuando salimos del lugar fuimos a otro salón.
—Desde ahora vas a participar en las tareas del monasterio debes mantener tu mente ocupada, vas a ir cambiando de tarea, a las tres de la tarde comemos y queda prohibido volver a tomar alimentos, hasta otro día, entre el desayuno y la hora de la comida tienes permitido comer fruta, no debes de violar las reglas ya que corres el peligro de ser expulsada del monasterio, a las cinco de la tarde vamos a meditar al templo y a las seis de la tarde nos retiramos a nuestros aposentos vas a recibir clases de nuestro idioma para que puedas comunicarte con las otras monjas—. Nosotras somos monjas tibetanas y nos guiamos por las enseñanzas de nuestro padre Buda—, tú vas a ser monja mae-chi, es lo mismo que novicia en la orden católica, tu pelo tiene que ser rapado, para que puedas renacer al mismo tiempo que el cabello te empiece a crecer, vas a recobrar tu autoestima perdida, si estas dispuesta a seguir las reglas, te puedes quedar y si no, tienes la libertad de abandonar el monasterio.
Era la segunda vez que iba a ser novicia, y que me cortaban el pelo, pero esta vez era muy diferente porque era bajo mi consentimiento, yo quería encontrar la paz espiritual y eso sólo la iba a encontrar si me quedaba, por lo tanto acepte las reglas.
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Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018
RomansaNunca me amaste Esta es la historia de Baudelia Paredes Diaz. Narrada por ella misma y un narrador omnisciente, que no forma parte de la historia. Baudelia es la historia de una mujer que sufrió las peores vejaciones, a la edad de siete años empezó...