Alex Turner

¿Amigos?

–¿Qué es lo que quieres?

–Iremos a un bar, ¿puedes...?

–Largo.

–Nelly, no seas así, ya te lo dije, fue una equivocación.

–Ve a decirle eso a tu abuela – reclamo – "Mira que fácil fue traerme a mi cama".

–Estaba ebrio – se excusa.

–No me interesa – ruedo los ojos – ¿además cómo conseguiste saber en qué numero vivo?

–Toqué puerta por puerta – contesta.

–Te creería si fueras Pedro Infante – lo miro de manera fría – Pero eres tú: el chico que se emborracha y juega conmigo. ¡Vuélvete!

–Nelly, por favor – toma mi mano – Sólo iremos a un bar, es un pequeño rato...

–No – me zafo.

–Como amigos – mira mis ojos como un pequeño implorando.

–Olvídalo.

–Ya compré los cigarrillos que te gustan – me muestra la cajetilla.

–¿Ya compraste también los condones? – frunzo mi ceño molesta.

–No me iré hasta que tu respuesta sea positiva – se cruza de brazos.

–Pues quédate a acampar entonces – cierro la puerta.

–¡Abre! – comienza a golpear con fuerza mi puerta – ¡NELLY, ABRE!

Pongo un poco de música y preparo una gran taza de café negro.

–¿Olvidaste que fue mi cumpleaños? – grita y sigue golpeando.

No lo había olvidado, pero qué podía hacer yo.

–¡Nelly! – vuelve a hablarme – ¡Yo no olvidé el tuyo!

¡Maldición si sigue gritando tendré que abrir y patearle el trasero hasta que cierra la boca!

–¡WELL NOW THEN, MARDY BUM! ¡I SEE YOUR FROWM AND IT'S LIKE LOOKING DOWN THE BARREL OF A GUN AND IT GOES OF! ¡AND OUT COME ALL THESE WORDS! ¡OH THERE'S A VERY PLEASANT SIDE TO YOU A SIDE I MUCH PREFER, IT'S ONE THAT... LAUGHS  AND JOKES AROUND...! Am... olvidé que sigue... ¡WELL NOW THEN, MARDY BUM!– grita desgarradoramente.

Abro la puerta y lo miro furiosa.

–Date la vuelta.

–Acepta...

–Dije que te des la vuelta –lo tomo de los hombros y lo giro.

–No me iré – me asegura.

–¡Ya, Alex! ¡Cierra la boca! – él se distrae y yo le pego una patada en el trasero voluptuoso que tiene.

–Nelly – susurra mi nombre asustado y sorprendido mientras toca sus nalgas.

–¿Ya vas a callarte?

–¿Qué... qué fue eso? – se gira y me mira avergonzado.

–Una lección – frunzo el ceño.

–Bueno..., pero vendrás conmigo, ¿cierto? – no digo nada. ¿Acaso no entiende? – Celebraremos ambos cumpleaños, Matt ya lo organizó, Miles estará ahí, Jamie quiere tú estés ahí, y además...

–¡Maldición! ¿Nunca te callas?

–Tienes razón – cierra la boca.

–Mira, Alex, realmente... ¿crees que iré contigo?