Capítulo 18.- Demasiado bueno para ser verdad.

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   Alex le dio la última mirada antes de salir de la limosina y tomarla de la cintura para guiarla, estaba desesperado por encontrar a Miles, no sabía nada de él, ni con quién vendría, y lo necesitaba más que ahora, un segundo más a lado de Nelly y podría perder la cordura.

Las luces que alumbraran la noche le daban un aire romántico a la entrada del salón, era demasiado formal, rústico, y elegante para el gusto de ambos, que siempre habían preferido lo austero. Paparazis los rodeaban haciendo una nueve de flashes por doquier, cientos de artistas desfilaban en la alfombra roja que conducía el camino, Alex sonreía y trataba de pasar desapercibido, mirando el suelo de vez en cuando, Nelly se limitaba a seguir el camino y evitar miradas.

Cuando por fin entraron respiraron con un poco más de facilidad. Alex quitó su palma de la cintura de la joven mientras deseaba encender un cigarrillo. Había música de fondo muy relajada y meseros vagando con una bandeja de copas de licor. Uno de ellos se acercó a la pareja, ambos tomaron una, y, fue esta vez Nelly quien la tomó de golpe, sin siquiera mirar los ojos cafés del cantante británico que tenía a su lado, estaba totalmente roja de los nervios, porque jamás en su vida pensó en asistir en algo tan... ostentoso como eso, lo suyo eran jeans, tenis y una playera de cualquier color, sin tanto que demostrar a la sociedad, pero, trabajo era trabajo, y ahí estaba.

Estaban demasiadas personas ahí, personas que no conocía, quizá una que otra cara, pero nada más. Si James no le hubiese obligado a asistir estuviera en casa viendo una de sus series favoritas y no aquí.

Ni siquiera tomó en cuenta la presencia de Nelly, quería humillarla, quería hacerla sentir mal, quería verla sufrir, aunque fuese un poco para calmar el rencor que aún le tenía por haberse marchado así aquel día. Una señorita se le acercó, era guapa, modelo, lindas piernas y senos, sus labios pintados de rojo le daban a entender a lo que iba, y claro que no iba a desperdiciar la oportunidad: comenzó a platicar con ella mientras Nelly estaba a sus espaldas tratando de pasar desapercibida como un mueble o algo más, no quería que nadie del mundo la notara, se sentía casi desnuda, con ese vestido ajustado, sus pechos expuestos, esos tacones altos, gracias a Dios aún sabía utilizarlos, pero era mejor quedarse ahí, paradita como estatua.

—Maldito, Alex. Me obliga a venir y me deja sólo aquí — decía en su mente la chica, mirando el suelo. Quería evitar toparse con la escena de su exnovio coqueteando con otra chica, los celos podían sacar la peor parte de ella, por eso prefirió la antipatía.

Un suspiro al aire y alguien la tomó por el hombro.

—¡Chica! — dio un respingo al oír la voz del hombre y cómo la tomaba del brazo con confianza — ¡Tranquila! Eres... amiga de Turner, ¿no es así? Ya nos habían presentado — continuó aquel tipo.

—Disculpe, yo... no lo recuerdo.

—James, ¿James Ford? — dijo en tono interrogativo para ver la chica podía quitar esa cara de espanto.

—¡Ah...! Claro que sí — llevó su palma a su frente, como si fuera los más lógico del mundo, y luego asentó dándole un apretón de manos —. Nelly — se presentó.

—¿Vienes con Alex? — se apresuró a decir este.

—Sí. ¡Pero como asistente! — dijo deprisa.

—¿Sabes en dónde se encuentra, querida?

—Oh... yo... — lo buscó con la mirada, pero ya no lo vio. Sí, seguramente se había ido a algún sitio privado con esa chica —, no sé en dónde se metió, hace un momento estaba por...

—¡James! ¡Alex te busca! — interrumpió un chico, se escuchaba entrecortada su oración, pues había tenido que hacer una carrera rápida para hallar a su amigo, quien sólo lo vio con una sonrisa.

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora