Capítulo 16.- Vestidores.

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—¿Y... este cómo se ve? — preguntó mi amigo ahora rapado viéndome a través del espejo enorme frente a él, yo a su espalda, sentado en una silla demasiado cómoda y elegante.

Le indiqué que le era favorable aquel traje color rosa, él había insistido en que, si íbamos a visitar la romántica ciudad de Paris comprara algo de ropa con clase, que tenía que desacostumbrarme a usar los pantalones de mezclilla y chamarras de cuero todo el tiempo, estuve de acuerdo con él aunque por un momento me pareció estar hablando con Taylor y no con mi mejor amigo.

Lo mirada pagar la cuenta mientras pensaba qué rápido se me estaba yendo el tiempo de las manos, no acostumbraba a planear cosas, pero ahora, bajo estas circunstancias todo es distinto.

El recuerdo de una chica linda me llega a la mente, sobresaltándome por prestarle demasiada atención a su imagen tatuada en mi mente. Nelly no ha querido hablarme más de lo debido, pero eso no me importa, el simple hecho de oler su perfume todas las mañanas me basta.

—Vamos — dijo Miles llamando mi atención para luego salir ambos de la tienda y subir al vehículo, de vuelta a casa.

Mientras él manejaba yo miraba por la ventana, pensando en que quizás estuve equivocándome durante mucho tiempo, sin entender muy bien lo que pasaba con mi vida, sin encontrar respuesta, sin querer mantener una charla, incluso sin querer llegar a casa.

—Y... — murmuró Miles con la vista en la carretera, yo no le di mucha importancia —, me tomó por sorpresa ver a Nelly de nuevo.

—Lo sé — respondí sin mucho ánimo.

—¿Cómo han ido las cosas entre ustedes?

—Miles, no la traje para conquistarla, sólo... sólo Rep me pidió cuidarla un tiempo.

—¿Como niña chiquita?

—Sí, como niña chiquita.

—Bien... — contestó aparentemente discreto.

Las luces que reflejaba la noche no eran muy atractivas este día. No había buen humor en mi cabeza, todo se me estaba saliendo de control, ya no podía fingir tener más paciencia.

—¿Te apetece una cerveza? — asenté sin mirarlo.

Se deslizó sobre la oscura ciudad de Inglaterra. Quizá si no hubiera aceptado cuidar a Nelly me sentiría mucho más relajado, más accesible a cualquier cosa, pero, desde ese día, tuve que renunciar a vivir con mamá, hace tiempo no convivía con ella, y aunque en cierta parte deseaba tener mi propia casa, a veces me llegaba un vacío al pecho, vivir con Nelly era como vivir solo: ella se encerró en su habitación desde el primer día que nos quedamos ahí, Miles salió a un bar desde la primera noche, y así era todo el tiempo todos los días. Creí que estando tan sólo se me ocurriría alguna cosa que cantar, incluso llegué a imaginar que pasaríamos el desayuno los tres juntos diciendo bromas y riendo, pero no, me equivoqué otra vez.

Aparcamos el auto cerca de un bar no muy transitado, pero bastante lleno por esa noche. Al entrar lo primero que traté de divisar fue la barra, me urgía un licor que quemara mi garganta, me urgía poder respirar...[.] Miles se sentó a mi lado, él pedía un vodka, mientras yo pedía tequila barato, acaricié mi cabellera larga y sentí con las yemas de mis dedos mi reciente barba.

—Ella es complicada, ¿no? — asenté sin dejar de beber —, ¿han hablado? — negué rotundamente —, ¿lo has intentado al menos? — volví a negar sin energía y sin darle importancia a la charla —. ¿Sabes, Alex? Siempre creí que tu relación con Nelly empezó con el paso equivocado, y siempre creí que fuiste un cobarde, pero si ahora te comparo con el Alex del pasado podría decirte que tú eres aún más cobarde que el antiguo — lo miré frunciendo el ceño —, sólo mírate: diario bebes whisky a escondidas, ¿qué pasó con los versos buenísimos que escribías? ¿qué pasó con tu apariencia y tu forma de conquistar al mundo con tu presencia? ¿qué pasó con tu caballerosidad? Desde el primer día que pisamos esa casa no he oído más que sus gritos y es desesperante, créeme.

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora